La marcha parte a las 18 horas de San Nicolás y Rivadavia. Desde allí se marchará hasta automotores Orletti y luego a Yerbal y Corro, donde se realizará un homenaje a los compañeros que allí cayeron y entre los que se encontraba Vicky Walsh. La movilización se dirigirá finalmente al ex Olimpo, donde se realizará el acto de cierre.
Hoy a las 18, desde la esquina de Rivadavia y San Nicolás, en pleno barrio de Floresta, parte la marcha “Orletti-Olimpo”. Su propósito es recordar y reivindicar a los compañeros/as detenidos, desaparecidos y asesinados durante la última dictadura cívico-militar, aunque sus implicancias van en realidad más allá de lo conmemorativo. Desde aquí, la historia de una resistencia.
La marcha “Orletti-Olimpo” que esta tarde se llevará a cabo en Floresta no es una marcha más. De acuerdo: ninguna movilización por la Memoria, la Verdad y la Justicia es una marcha más. Pero esta es de veras especial.
La movilización, que ya forma parte de la identidad histórica del barrio, empezó como un acto de resistencia y de denuncia de la existencia de estos centros clandestinos de detención llevada adelante por los vecinos y vecinas de la zona, familiares, organizaciones barriales y organismos de Derechos Humanos.
Para recordarlo de una forma breve: en Automotores Orletti (en Venancio Flores 3519, frente a las vías del tren) funcionó desde 1976 un centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CCDTyE). Este lugar funcionó como uno de los focos de operaciones del plan que, como es de público conocimiento, coordinó la práctica del terrorismo de Estado entre las cúpulas de las dictaduras del Cono Sur y la CÍA: el llamado “Plan Cóndor”.
El predio donde funcionó el Olimpo tuvo un derrotero a la vez curioso y siniestro: ubicado entre las calles Olivera, Ramón Falcón, Lacarra, Fernández y Rafaela, el edificio fue construido originalmente como estación de tranvía, luego pasó a albergar una terminal de colectivos y en 1978 comenzó a ser utilizado como centro de detención bajo las órdenes del Primer Cuerpo del Ejército. Ahí mismo fueron torturadas entre 600 y 800 personas, muchas de ellas hasta hoy desaparecidas.
Con la llegada de la democracia el edificio pasó de forma efectiva a la Policía Federal Argentina, y fue así como empezó a funcionar allí un centro de verificación automotor. “Ahí arrancó nuestra resistencia”, cuenta Ricardo ‘Turco’ Maggio, hoy integrante de la Mesa de Trabajo y Consenso del ex CCDTyE Olimpo. “Hemos hecho marchas, hemos hecho escraches y hasta abrazos simbólicos al predio con la policía todavía adentro”, recuerda.
El lugar fue recuperado hace apenas ocho años. En 2004, el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires firmaron un convenio para construir allí un espacio de promoción de los derechos humanos y recuperación de la memoria. Se comprometieron a desalojar a la policía en un plazo de 180 días y ese hecho, efectivamente, terminó concretándose el 17 de mayo de 2005. En relación a esto agrega Maggio-, “en definitiva lo que hizo el Ejecutivo fue tomar el reclamo de los vecinos y la presión de la gente, de los organismos, de los familiares y de los sobrevivientes. Por eso consideramos que se trata de un logro de la resistencia barrial”.
El Olimpo quedó así bajo la órbita del Instituto Espacio para la Memoria, aunque la gestión del predio es llevada adelante por una comisión conformada por distintas organizaciones barriales, sobrevivientes, familiares de detenidos-desaparecidos, múltiples organizaciones de derechos humanos, todos ellos reunidos en la Mesa de Trabajo y Consenso del ex CCDTyE Olimpo.
Allí funciona actualmente la biblioteca pública “Carlos Fuentealba”, un taller de serigrafía, otro de panadería y uno más de abuelos “cuentacuentos”. También una escuela primaria para jóvenes y adultos, una escuela de música y otra especializada en percusión. Se han realizado múltiples investigaciones. Se organizan eventos culturales y proyecciones de documentales. Y se llevan a cabo, finalmente, visitas guiadas al predio que alguna vez ofició como casa de tortura y muerte.
Además, desde hace aproximadamente un año arrancó a trabajar en este espacio, una Comisión de Territorio que, en articulación con la mesa, aglutina a gran parte de las organizaciones del campo popular que trabajan en el barrio, incluyendo entre ellas a las agrupaciones políticas. “La idea fue abrir el espacio a la participación, de entender esto como una construcción colectiva en la que todos hemos puesto parte de nuestra voluntad”, explica Maggio. Y agrega: “Esa es la forma que tenemos de transformar esto en un lugar que también sea para el encuentro de militancias, con pensar al ex Olimpo no sólo como un sitio de memoria, sino de defensa de los Derechos Humanos hoy”.
Este es el espíritu desde el que año a año se organiza y se lleva adelante la marcha “Orletti-Olimpo” en la que confluye un arco amplísimo de organizaciones de diversas tendencias políticas. “Nunca vamos a coincidir en todo. Pero en lo que sí estamos de acuerdo es en que queremos Memoria, Verdad y Justicia. Y a pesar de nuestras diferencias, marchamos juntos. Las grandes revoluciones se hicieron en base a lo que tenemos en común, no a lo que nos separa. Aprendamos de eso y demos un paso grande en la construcción colectiva”, señaló en una de las reuniones previas Gabriel Mateu, también integrante de la Mesa de Trabajo y Consenso.
Esta marcha no es una marcha más. Levantar en unidad las banderas de Memoria, Verdad y Justicia y lograr visibilizar y resignificar los espacios que fueron el centro de la política represiva durante la última dictadura militar son algunos de los motivos que hacen que distintos actores del barrio, a pesar de sus diferencias políticas, se movilicen en unidad y sigan construyendo, de esa manera, una memoria activa.
Este 22 de marzo el barrio de Floresta vuelve a encontrarse en la calle para marchar por aquello por lo que los compañeros y compañeras desaparecidos dieron la vida. En ese sentido, la marcha “Orletti- Olimpo” no es sólo el punto de llegada y la materialización y condensación de años de resistencia y luchas populares, sino también un lugar desde el que seguir peleando y potenciando nuestras luchas populares en el presente y hacia el futuro.