Por Noelia Leiva. La investigación la inició un policía acusado de recibir coimas de proxenetas. El fiscal se niega a encuadrar la búsqueda en la trata de personas. Amigas y familiares reclaman conocer la verdad.
Las piezas faltan, la sinécdoque es imposible de realizar. No hay “partes” que representen un todo, cuando el todo es la ausencia causada por la complicidad y la desidia. Hace diez años que faltan “partes” en la búsqueda de quien más falta: Florencia Pennacchi. Militantes y familiares obtuvieron datos que vinculan su “desaparición” con la trata de personas, pero la investigación oficial no lo tuvo en cuenta ni rescataron, con el tiempo, el expediente del olvido. Hace una década que Flopi, como la conocían, no está, pero lo que nunca se fue es el grito conjunto que reclama el esclarecimiento.
El relato del último instante se parece al que se conoce de muchas mujeres cuyo paradero se desconoce: salió con lo puesto, con la promesa de volver, pero nunca más lo hizo. Florencia, una neuquina de 24 años que había emigrado a Buenos Aires para estudiar Ciencias Económicas en la UBA, había salido del departamento que compartía con su hermano para acompañar a amigos a la parada del colectivo. Fue un día como hoy pero de 2005. Desde entonces, se la espera.
“A nivel judicial no se avanzó nada porque el fiscal Marcelo Retes, de la Fiscalía 23, investiga una desaparición, pero no en contexto de trata, a lo que se suma la mala investigación policial que se hizo al principio, donde se revictimizó a Florencia y su familia en muchos medios”, denunció Silvina Bergmann, amiga de la joven desaparecida. El secuestro de personas con fines de explotación sexual es un flagelo creciente que, lógicamente, se da sólo merced a la complicidad policial, judicial y política. Porque no puede alguien simplemente esfumarse sin dejar rastros ni testigos.
Hace diez años, un 18 de marzo, Pedro Pennacchi denunció que faltaba su hermana hacía 48 horas. Había encontrado un bolso con documentos y dinero, lo que ayudaba a la hipótesis de que no había tomado la decisión de irse. Comenzó un camino de abandono: no hubo una investigación adecuada de parte de la División Antisecuestros de la Policía Federal, entonces a cargo de Jorge Cipolla; que fue desplazado a cuatro años de iniciar el proceso luego de ser acusado de recibir coimas de tratantes. El funcionario, además, había intentado tejer el fantasma de la “huida”: se encargó de declarar a los medios que se había escapado con un novio, pero ni había tenido pareja en los últimos tres meses ni ese supuesto material fue encontrado.
Hace ocho años, dos mujeres que habían sido rescatadas de redes de trata aseguraron haber visto a Florencia en prostíbulos de Buenos Aires y Córdoba. Una de ellas volvió a ser secuestrada luego de su denuncia, cuando tenía que prestar declaración en sede judicial. Hace cinco, el colectivo “Sin Cautivas”, formado por allegadas a Pennacchi, hizo lo que el fiscal no: cruzó material periodístico y concluyó que “al menos uno de los policías que intervino en la causa de Florencia estaba involucrado en redes de trata de Buenos Aires”, señalaron en un documento difundido entonces. Sospechaban que Cipolla no fuera el único amigo de proxenetas.
Hasta ahora, una pista posible es la vinculación con el mercado ilegal de las drogas. La familia tiene datos de que el mediodía anterior a su desaparición ella se encontró con un hombre que vendía en Confusión Bailable, un boliche palermitano. Sospechan que ese entorno pudo haber brindado datos, ya que los tratantes buscan víctimas con aparentes vulnerabilidades para que sea más fácil captarlas, y el consumo podría ser una. Sin embargo, lo que también falta es un avance concreto de la investigación tras esa versión.
¿Dónde está? ¿Por qué alguien puede encontrarse en una esquina en plena Capital Federal y al minuto siguiente “desaparecer”? ¿Por qué diez años no alcanzan para llegar a datos certeros? Las preguntas son muchas. Y las respuestas, pocas pero contundentes: además de la connivencia denunciada por amigas y familiares de Pennacchi, la contestación a la angustia fue la lucha. “Soy feminista. Me costó seguir con mi vida luego de la desaparición de Florencia, pero no me puedo desligar, por eso mi militancia”, le aseguró Bergman a la agencia Télam.
“Estamos hablando de poderes de un Estado que ignora a una familia y a una sociedad que hace nueve años está reclamando un gesto de respeto, un gesto que pruebe que aquí hay derechos humanos básicos que garantizar: ¡que Florencia es una humana con derechos a garantizar!”, enfatizaron desde Contra La Trata, el espacio de difusión creado por el entorno de Flopi.
Seis de cada diez mujeres
La trata de personas es un peligro latente. Según un reciente informe de la ONG Acciones Coordinadas Contra la Trata (ACCT) y la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), dependiente del Ministerio Público Fiscal, de todas las personas desaparecidas el 54 por ciento son mujeres, casi seis de cada diez. De ellas, la mayoría son chicas de entre 12 y 18 años. En la última década, hay 6040 casos denunciados de personas desaparecidas, a los que deben sumarse aquellas de las que no se tenga registro oficial.
“Pudimos identificar alrededor de unos 15 casos de mujeres en situación de prostitución forzada que aparecen enterradas en cementerios como NN o aparece su cuerpo en la vía pública, asesinadas. Queremos ver cuál es la dimensión de ese fenómeno y para eso tenemos que recopilar la información de los cuerpos NN que se encuentran en el país”, explicó Celeste Perosino de ACCT en una entrevista al diario Página 12, como anuncio del paso que sigue.
Argentina adaptó en abril de 2008 el Protocolo de Palermo a la Ley nacional 26.364 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas, que fue reformada en diciembre de 2012, en concordancia con las demandas de la sociedad civil y organismos internacionales. Se pidió, entre otras observaciones, que se quitara como variable para identificar ese delito la obligatoriedad de comprobar que la persona afectada no hubiese actuado en plena “voluntad”, tal como indicaba la norma para personas de más de 18 años.
Según la ONG La Casa del Encuentro, “se estima que en la actualidad hay más de 600 mujeres desaparecidas víctimas de las redes de trata de personas con fines de explotación sexual-comercial, si bien no existen estadísticas oficiales”.
Para denunciar casos de trata o pedir ayuda:
Línea gratuita oficial: 145
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación: 5300-4014/4042 – oficinarescate@jus.gov.ar
La Casa del Encuentro: 4982-2550 – lacasadelencuentro@yahoo.com.ar