Por Silvina Perugino* / Foto por Gala Abramovich
Entrevista a Florencia Guimaraes García, activista travesti e integrante del colectivo Furia Trava. “El reconocimiento de nuestros derechos tiene que ver con las conquistas futuras”, afirmó.
Militante travesti, abolicionista y feminista. Desde su profesión de fotógrafa, Florencia Guimaraes García, ha retratado la vida de la comunidad travesti como pocas veces se ha visto. Además lleva adelante una lucha incansable por la reglamentación de la Ley “Diana Sacayan”, de cupo laboral travestis/ trans y por la Ley de Reparación Histórica. Es una de las impulsoras del término “travesticidio social” para nombrar los maltratos que sufre el colectivo travesti/ trans.
-¿Qué es la identidad travesti?
En mi caso, y por ejemplo el caso de Diana Sacayán y de Lohana Berkins, nos definimos como travestis, no como mujeres ni como trans sino como travestis, y creemos que es muy importante que se respete nuestra identidad. Esta es una discusión que debemos dar dentro de nuestra comunidad, todas las compañeras y no solamente un sector que es hegemónico, que se denominan “mujeres-trans”, creo que autodenominarse con la palabra “mujer” perpetúa el binarismo.
También es una cuestión de clase, porque muchas de las compañeras que se definen como mujer trans forman parte de la neo clase media, que tienen trabajo formal, por otro lado muchas de nosotras las que nos consideramos travas, travestis somos las que estamos atravesadas por la pobreza, que tenemos que ejercer la prostitución, que vinimos de las provincias y entonces hay una cuestión de clase en tanto querer separarse de esa palabra.
Esto igualmente es entendible ya que hemos sido muy estigmatizadas, la palabra travesti está muy asociada a la prostitución, a la droga, a la noche y a las cosas sombrías, pero nosotras reivindicamos la palabra travesti ya que es salirse del sistema cultural binario donde estamos prácticamente obligadas a definirnos como varón o como mujer. Caer en esto es caer en el sistema patriarcal y capitalista, decir soy mujer trans es acomodarse más fácil. Nosotras no queremos encasillarnos, no queremos definirnos bajo estos términos, nosotras tenemos otra identidad que es la travesti, pero es cierto que muchas compañeras quieren separarse del estigma de esta palabra.
De esta manera hay compañeras que no son travestis, ellas quieren ser consideradas mujeres o mujeres trans, de esta forma quieren que sus muertes se consideren trans femicidios, entiendo además que si vos buscas en el diccionario la persona travesti es un hombre que se viste de mujer, nosotras consideramos que el término es otra cosa, el término remite a una identidad. Si nos guiamos por la academia, seriamos trans-género, pero también queremos romper con la academia, nosotras nos debemos dar nuestra propia definición, nuestra identidad y no tomar la que nos da la academia.
-¿La denominación cambia la mirada social sobre el colectivo?
Para nada, de todas formas, la sociedad igualmente no nos acepta por más que nos llamemos mujeres trans, y tenemos que seguir viviendo del sistema prostituyente. Tenemos problemas para el acceso a la salud, a la educación y absolutamente a todo. Hay un doble discurso, por un lado se dice que está bien la ley de identidad de género y que la ley de matrimonio igualitario son derechos adquiridos, pero en la calle nos siguen mirando de reojo o riéndose, o nos escupen y hasta nos matan. Esta es la realidad, seguimos siendo excluidas y burladas, de ésta forma la amplitud de derechos no es completa.
-¿Cómo es la relación del colectivo travesti con el feminismo?
Parte del feminismo nos ha apoyado pero también hay grupos que se resisten, nos ha costado bastante por ejemplo poder formar parte de los Encuentros Nacionales de Mujeres, desde esos espacios también se nos ha planteado que estos encuentros eran de mujeres, y la imposibilidad de participar se daba también porque nos veían desde la perspectiva de nuestro sexo biológico, esa discusión ya fue saldada. Algunos ámbitos del feminismo tampoco comprenden la dimensión de la identidad travesti, los espacios que tienen, esa forma de ver las cosas son los llamados post-modernos, las teorías queer, que en algunos casos hasta defienden la reglamentación de la prostitución.
Nosotras creemos en las definiciones, si bien lo mejor es abolir los géneros, definirnos nos plantea un lugar desde donde luchar, nos ayuda a definir la lucha, cuando no te definís, ¿De qué lado estas?
-Ustedes impulsan los términos travesticidio y travesticidio social, ¿a que se refieren cada uno de ellos?
Nosotras estamos dando la lucha de cómo queremos que se nos denomine, siempre son otros los que nos nombran, que deciden por nosotras, por ello esto tiene que estar definido por nuestro propio colectivo, no pueden venir otros a definir nuestra propia muerte, nuestros asesinatos. Entonces es muy importante, trabajar para instalar nuestras propias definiciones, el termino travesticidio se refiere a la muerte violenta de las personas travestis, son crímenes de odio, son por nuestra identidad de género, la definición está atravesado por una cuestión de clase, al igual que la identidad travesti.
La idea de travesticidio social, se refiere a que las muertes de travestis no sólo se dan en contextos de violencia directa, sino también en otros contextos como en el caso de Lohana Berkins que fue víctima de un travesticidio social, ya que fue víctima del sistema. Ella a los 13 años tuvo que salir de su casa y ser víctima del sistema prostituyente, pasó por un montón de aberraciones, como violaciones, abusos, se enfermó con las enfermedades de la pobreza, totalmente evitables, víctima de un sistema que no nos acepta y nos expulsa a una vida en la calle, ella es una más de la estadística, sólo el 1% llega a los 60 años, nuestra expectativa de vida es de 35 años, ¿Dónde se ha visto una comunidad que tenga una expectativa de vida tan corta? Esto va más allá de los crímenes de odio.
-¿Algunas organizaciones de Derechos Humanos van tomando nota de esta situación?
Sí, específicamente el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) está haciendo un trabajo muy importante y muy valorable, cada 4 años hace un informe , y esta es la primera vez que toman la situación de la comunidad travesti transexual en Argentina.
Este es un informe que no sólo se entrega al gobierno sino que se entrega a la ONU, ellos convocaron a las organizaciones para que seamos nosotras mismas quienes hagamos el informe desde nuestra experiencia, recopilando datos, desde nuestra propias historias, y también sugiriendo los cambios que se necesitan en políticas públicas; este trabajo va a ser trascendental para nuestra comunidad.
Una de las cuestiones que se abordó en las primeras reuniones donde participé fue la problemática del travesticidio y el tema de la violencia institucional, específicamente con la situación que están viviendo las compañeras travestis y trans en la plata; otros temas que salieron para el abordaje fueron: la infancia trans, la vejez trans, el acceso a la salud, a la justicia, el tema de los medios de comunicación como nos ven y como nos tratan. Fue muy enriquecedor poder participar de esta experiencia.
-Sabemos que muchas travestis se encuentran en situación de prostitución, y que hay sectores que plantean la necesidad de la reglamentación hasta tanto se implementen políticas publicas, ¿qué opinás?
La prostitución es sufrir desde el primer momento que te paras en la esquina violaciones, que te golpeen, frío, coimas, sexo con la policía para que no te metan presa y te maten a palos, enfermedades de transmisión sexual, depresión, humillación, anulación total de la autoestima, drogas, todo esto mientras tanto… creo que es urgente que se generen políticas públicas para que ninguna tenga que estar ni un segundo parada en una esquina.
A las personas que justifican la reglamentación les diría que hagan ellas la experiencia de ir a pararse en una esquina, en una ruta, una, dos, cinco noches, y vas a ver cómo te queda el alma y cómo te queda el cuerpo, me parece que es un tema muy delicado… yo soy abolicionista, creo que la reglamentación es impracticable. Tendríamos que estar todas luchando por lo mismo, que el estado implemente políticas públicas para que ninguna compañera más se tenga que prostituir.
Por otro lado hablan de elección, y elección va a ser el día que yo pueda decidir como trava si quiero ser médica, abogada, carnicera, o lo que se me ocurra y tener la opción de ser todo eso y de ser prostituta, mientras tanto ¿De qué elección hablan? No hay elección, porque estamos condenadas, desde que decido travestirme sé que voy a ser expulsada de mi casa, de las instituciones, de todos lados y que voy a caer en el proxenetismo de los fiolos y también de las propias compañeras, porque este es un tema que no se habla pero también entre nosotras hay proxenetismo, porque cuando tenemos trece o catorce años caes en manos de una trava más grande que te hace que le pagues todos los días para pararte en una esquina.
-Entonces, ¿cuál es la salida?
Sin dudas, la Ley Diana Sacayan, de cupo laboral travesti y trans se plantea para sacar a las personas trans y travestis de la calle, por eso Diana Sacayan luchaba tanto por esa ley, porque ella también era abolicionista y creía que estas eran las cosas que hay que hacer para sacar a las compañeras de la calle.
Nosotras en La Matanza somos muchísimas y casi todas hemos estado en situación de prostitución, entonces ella, antes incluso de la Ley de Identidad de Género, ya estaba con la idea del cupo laboral trans.
El trabajo es muy importante, poder acceder a un puesto de trabajo, eso te cambia realmente la vida, te dignifica la vida, por eso es muy importante la Ley de cupo laboral que esperemos que se replique y que llegue a nivel nacional, que no quede ninguna compañera sin la posibilidad de conseguir su trabajo.
También sería bueno que los privados estuvieran obligados a contratar compañeras, no sólo el estado, esta es la única manera de poder cambiar la situación de las compañeras, sacándolas de la calle, dándole posibilidad de tener una obra social, de tener un sueldo mensual, de no tener que pensar que si no salís a la calle no vas a poder pagar el alquiler, sobre todo en estos tiempos que corren, de ajuste, donde nuestra comunidad y las mujeres en situación de prostitución son las más afectadas, ya sabemos en qué terminamos, haciendo cualquier cosa por cinco pesos o por cinco patacones.
Porque ya lo hemos pasado y lo estamos viviendo, ya lo estamos viviendo por ejemplo con las fuerzas represivas del Estado, ya estamos volviendo a tener que sacar compañeras de las comisarias, coimeadas, golpeadas por la policía.
-¿También en este sentido va encaminada la ley de reparación histórica?
La Ley de Reparación viene a resarcir la situación que pasaron las compañeras cuando estaban vigentes los edictos policiales donde se aplicaba ese código que era una locura, la idea es reparar el daño causado por el Estado represor en las décadas del ochenta y el noventa, épocas donde se tomaba como falta vestirse con ropa inadecuada al sexo, y donde también se aplicaba la inmoralidad, bajo estas figuras que criminalizaban la elección de género, las compañeras eran puestas en prisión por meses, o debían pagar multas, vivan así un calvario, las llevaban detenidas incluso en ocasión hasta de estar haciendo las compras y las tenían encerradas por dos o tres días.
La idea es que el Estado se haga responsable de esto, y que las resarza económicamente, hubo casos de compañeras como el caso de “La muñeca”, que la llevaron a Devoto y estuvo 6 meses de corrido presa por las contravenciones que tenía, una cuestión totalmente vejatoria. Creemos que el reconocimiento de nuestros derechos tiene que ver con las conquistas futuras pero también con resarcir un pasado cargado de sufrimiento.
*abogada. Entrevista originalmente publicada en infoblancosobrenegro.com