Inaugurado el 15 de Julio de este año, el predio de Villa Martelli, sede del batallón 601 durante la última dictadura, fue convertido en 50 hectáreas de edificaciones futuristas y maquetas de 30 metros de altura . A cada hora 40 guías llevaban a los visitantes recorrer los 5 “continentes” temáticos de la exposición: Aire, Agua, Tierra, Fuego e Imaginación. En el recorrido se podían apreciar espectáculos artísticos, como shows de música e intervenciones teatrales, museos de desarrollos tecnológicos nacionales, incluyendo el famoso avión de propulsión a chorro “Pulqui I”, montajes interactivos, dinosaurios animatrónicos, reproducciones de satélites y detectores de partículas, simuladores por computadora, vehículos militares y hasta la mismísima zonda Fenix que rescató el año pasado a los 33 mineros chilenos atrapados bajo tierra.
El proyecto original de una muestra temporal fue mutando con el tiempo (ver abajo) hasta convertirse en una especie de parque de diversiones con eje temático en la ciencia y la tecnología. Según Lino Barañao, el objetivo final de todo este armado es la popularización de la ciencia. Sin embargo, en este tiempo se puso fuertemente en evidencia el rol electoral que inevitablemente jugó la megamuestra, lo que hizo que en muchos casos primara el show por sobre la educación y la divulgación.
La coyuntura electoral
La muestra fue pensada originalmente para coronar los festejos del Bicentenario a finales de 2010. Su ubicación iba a ser sobre la avenida Figueroa Alcorta, a la altura del Planetario e iba a durar 40 días. Pero el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, decidió no habilitar la obra para evitar un supuesto colapso del tránsito, siendo consiente de los efectos políticos que tendría una megamuestra de estas características emplazada en su propio terreno de disputa electoral.
La exposición fue finalmente montada en Vicentes Lopez, pero esta vez con intenciones de funcionar como una muestra permanente. Fue inaugurada a las apuradas 13 días antes del ballotage de la ciudad que le permitió a Macri renovar su mandato, con Cristina Fernandez encabezando el acto y declarando: “Lamentablemente no nos autorizaron a hacerlo en la Ciudad de Buenos Aires”.
Según dos de los guías de la exposición, Maximiliano Arqueros y Axel Iglesias, dos semanas antes de la inauguración, cuando se hicieron los primeros entrenamientos de guías, aún no se había terminado de armar ni siquiera la instalación eléctrica. La urgencia dejó una muestra inaugurada con calles de tierra y carpas improvisadas, algunas de las cuales no resistieron las fuertes tormentas del invierno, lo que obligó a cerrar Tecnópolis algunos días para reconstruir parte del predio.
El Show de la Ciencia
Según Axel se hizo un gran esfuerzo por acercar a las escuelas, pero en el fondo lo que se montó fue más un show que centro de actividades de divulgación y educación. Maxi no cree que la muestra haya fomentado que los chicos quieran hacer ciencia porque fue básicamente un “parque de diversiones”. “La gente salía diciendo ‘esta bien que se invierta plata en esto’ pero no se si sirvió para que la gente diga ‘ok, voy a estudiar física o biología’”, comentó. Para ambos lo que primó fue el espectáculo y el márketing.
Comentaron que había pocos stands con gente capacitada e involucrada con lo que se estaba mostrando. Las exposiciones eran en general montajes con pantallas táctiles, efectos visuales, algún video explicativo y promotoras repartiendo volantes. Había una gran capacidad para asombrar, pero no para incentivar curiosidad o contagiar entusiasmo por la ciencia. Axel lo sintetizó diciendo: “Todo era una gran maqueta. Estaba todo tercearizado a empresas de promotoras y stands con personas no involucradas con lo que se quería mostrar. Muchos efectos, realidad aumentada, pantallas de colores, mucha estética. Cuando tu divulgación se trata de pantallitas y videos que muestran cosas, no entusiasma a nadie. Necesitas una persona que te incentive a querer escuchar sobre ciencia.”