Por Francisco Basualdo. Con la ciudad en emergencia habitacional y con cada vez menos terrenos disponibles, la especulación inmobiliaria goza de excelente salud.
A los frecuentes derrumbes, se le suma el lobby macrista para que la Legislatura porteña apruebe dos proyectos que autorizan la construcción de un barrio privado y un megashoping en terrenos públicos rematados en los ’90.
Desde hace al menos dos décadas, la ciudad de Buenos Aires está sumergida en una profunda crisis habitacional que condujo a que uno de cada cuatro porteños tenga problemas de acceso a la vivienda. Familias hacinadas en hoteles, crecimiento de las villas, un vacío en la regulación de los precios de los alquileres y falta de créditos hipotecarios son algunas de las consecuencias que enfrentan los vecinos porteños. Como contrapartida de esta realidad, según el censo nacional de 2010, un 24% de las viviendas de Buenos Aires están deshabitadas.
A pesar de esto, la construcción de edificios creció a ritmo acelerado durante los últimos diez años, transformando no solo el paisaje urbano sino también generando un rosario de problemas en los servicios públicos de los barrios, que recién ahora se están comenzando a sentir con más fuerza. Como muestra de esta situación, durante los últimos años fue constante la suspensión de la construcción de torres en Villa Urquiza, Coghlan, Villa Pueyrredón, Palermo o Caballito, hasta tanto la empresa AySA no actualizara la infraestructura necesaria para el crecimiento de la demanda de agua y cloacas. Los pocos terrenos disponibles actualmente, por lo general ubicados en los márgenes de la ciudad o en predios ferroviarios, están sometidos a una disputa de intereses económicos para decidir su destino.
El proyecto Caballito Shoping
Uno de los predios en cuestión se ubica en las inmediaciones del Club Ferrocarril Oeste y de la ex Playa de Cargas de la Estación Caballito de la línea Sarmiento, en el barrio de Caballito. Las dos hectáreas y media que comprende el terreno son propiedad de la empresa constructora IRSA, una de las más grandes del país, que se las compró al gobierno nacional en 1998 de manera poco clara, ya que, según la Constitución Nacional, cualquier venta de tierras públicas debe pasar por el Congreso. Actualmente, la empresa se encuentra habilitada para construir allí torres de vivienda, pero a partir del lobby realizado ante el Ejecutivo porteño y los legisladores del PRO, se logró que este partido presentara un proyecto de ley para desafectar el terreno a la zonificación actual y dictar Normas Urbanísticas Especiales.
Esta modificación permitirá construir un centro comercial que, según el proyecto, tendrá no menos de 40 locales comerciales, sin contar bares y restoranes. Según el plan firmado por Daniel Chain, ministro de Desarrollo Urbano, Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri, la empresa podrá construir un shoping de hasta 40 metros de altura que incluiría cines, parques de diversiones y 50.000 metros cuadrados de estacionamientos. La superficie estimada es de 120.000 m2, el doble que el Shoping Abasto, también propiedad de IRSA.
Las voces de los vecinos
Para los vecinos de Caballito el proyecto no es nuevo, pero no deja de sorprenderles que se trate otra vez de una iniciativa oficial. Ya en 2009, el macrismo había presentado un proyecto de ley similar que no logró prosperar en la Legislatura por la negativa de la mayoría de los diputados porteños, que se hicieron eco de las protestas vecinales. S.O.S. Caballito es una de las organizaciones pioneras en la pelea por mantener el aspecto histórico de Caballito y para abrir el debate sobre la urbanización. Rodolfo Fernández, integrante de esa organización afirma: “La realidad es que cualquiera de los dos proyectos de IRSA, sean las torres o el shoping, va a afectar al barrio, pero obviamente el que más consecuencias va a traer es el shoping. Nosotros impulsamos que los terrenos de Avellaneda al 1500 se conviertan en un parque. Los edificios de los centros comerciales, además de afectar la fisonomía barrial y de agravar la cuestión del transporte, no modificarán la situación actual de los terrenos que están a la vera del tren y que separan al barrio. Sabemos lo que pasó en el DOT Baires, donde hoy lo que era un barrio residencial es un infierno de autos y de camiones proveedores”.
Otro de los frentes que debe encarar el proyecto, y que le va a resultar sencillo sortear, es el que se abrió con los comerciantes nucleados en la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En una de las protestas contra el shoping, Vicente Lorenzo, vicepresidente de Federación de Industria y Comercio de Buenos Aires, dijo: “Este proyecto que se presenta como modernización del barrio, esconde un gran negocio que va a beneficiar a pocos y afectará a más de 5.700 pequeños comercios barriales. Van a destruir los centros comerciales a cielo abierto barriales, que son los que, además de aportar al desarrollo y al empleo, le dan identidad cultural y forman parte de la urbanización armónica. Nosotros pedimos que se cumpla la ley y que no haya excepciones nadie.”
Otras personas que ven con preocupación el proyecto, son los integrantes de la Estación de los Deseos. Este proyecto cultural, próximo a cumplir diez años, funciona en el otro extremo de la Playa de Maniobras del Ferrocarril Oeste y, a pesar de funcionar con un acuerdo con el Estado nacional, se vería afectado por el proyecto. Fernando Dahini, ideólogo y coordinador del centro cultural sostiene que “la construcción de un shoping va a afectar toda la zona. Hoy a las seis de la tarde el congestionamiento ya es tremendo, así que no me quiero imaginar lo que va a ser con un shoping de esas dimensiones. Por eso decimos que cada barrio sabe las necesidades que tiene y en Caballito tenemos necesidad de espacios verdes. Hay que construir en función de las necesidades, no de los negociados inmobiliarios”.
Fuente: El Comunero