Un nuevo “paquete de medidas” de ajuste fue aprobado este miércoles por el parlamento griego. Mientras tanto en las calles la Policía reprimía cientos de miles de manifestantes que rechazaban el nuevo plan.
Al borde de la media noche del miércoles, un nuevo paquete de medidas de austeridad era aprobado por la mayoría de los legisladores griegos. El nuevo plan de austeridad, exigido por los acreedores internacionales, incluye recortes presupuestarios por valor de 13 mil 500 millones de euros. Algunas de las nuevas disposiciones preveen el despido de unos 25.000 empleados públicos durante 2013, la reducción de salarios y pensiones y el aumento de los costos en la atención médica.
El resultado de la votación fue bastante ajustado, ya que la propuesta superó por solo dos sufragios la mayoría necesaria para ser aprobada. En concreto, 153 diputados votaron a favor, 128 lo hicieron en contra, hubo 18 abstenciones y un ausente.
Hay que tener en cuenta que el gobierno de coalición que dirige Antonis Samarás controla, en teoría, 175 de los 300 escaños. Los diputados de uno de los socios del Gobierno, el partido de centroizquierda Dimar, se abstuvieron o votaron en contra, así como varios del socialdemócrata Pasok y uno del conservador Nueva Democracia, también en coalición gubernamental, lo que hace notoria la debilidad y división en el Ejecutivo. Tanto el Pasok como Nueva Democracia anunciaron que expulsarán a los diputados rebeldes. Un nuevo golpe para el gobierno de Samarás, que ya ha perdido más de una decena de diputados desde el inicio del ciclo legislativo el pasado junio.
Afuera, coronando el segundo día de huelga general, decenas de miles de griegos marchaban a la plaza Syntagma, dónde se encuentra el Parlamento, para mostrar su absoluto rechazo al drástico programa de recortes propuesto por el Gobierno.
Las unidades antidisturbios usaron abundantes gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes, que se refugiaron en las calles aledañas y mantuvieron durante horas duros enfrentamientos cortando algunas calles con barricadas y contenedores de basura ardiendo. Pese a que los gases formaron una nube sobre la plaza, los manifestantes se mantuvieron frente al Parlamento gritando consignas contra el Gobierno hasta que la lluvia arreció y la protesta terminó por disolverse. Unas 70 personas fueron detenidas y al menos 8 agentes de Policía resultaron heridos en los disturbios.
“Votamos entre permanecer en Europa o volver al dracma (antigua moneda griega antes del euro), el aislamiento internacional, la insurrección social y la guerra civil”, declaró Samarás en el Parlamento durante el debate sobre las medidas.
“Algunas de las medidas incluidas en la ley que votamos hoy deberían haber sido tomadas hace años. Otras, como las reducciones de salarios y pensiones, son injustas y eso no debemos ocultarlo”, reconoció.
Durante el debate, lleno de gritos e interrupciones, la oposición tachó de “inconstitucionales” tanto las medidas como el procedimiento para aprobarlas. Y es que para su discusión se utilizó el método de urgencia, que dejó muy poco tiempo para examinar las 279 páginas de una propuesta que no se presentó hasta bien avanzado el lunes.
El diputado Dimitris Papadimulis, del partido de la izquierda radical Syriza, el principal agrupamiento de la oposición, avisó tras la votación que las nuevas medidas “herirán gravemente a la sociedad y a la economía” e hizo un llamado a que la población “lo impida” luchando contra un Gobierno que “ha sufrido importantes pérdidas”.