Por Redacción Marcha. Carina López Monja, referente de Pueblo en Marcha, analiza la actualidad política, las proyecciones del espacio y el escenario electoral. El diseño de nuevos entramados políticos para el campo popular.
Pueblo en Marcha, partido político en construcción integrado por el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), Democracia Socialista, El Avispero y el Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio social, difundieron hace pocos días una declaración junto a intelectuales de izquierda, planteando la necesidad de que el FIT se amplíe para construir un amplio polo de izquierda en Argentina. Carina López Monja, militante de esa fuerza, le explicó a Marcha cuáles son los objetivos apuntan al próximo escenario político y económico.
Con el antecedente del anuncio del Perro Santillán, que planteó públicamente su adhesión al FIT, los integrantes de Pueblo en Marcha dialogan con las fuerzas integrantes del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, sobre las posibilidades y necesidades de conformar un espacio amplio. “Estamos ante la oportunidad de abrir un surco nuevo en el movimiento obrero y popular, construyendo un frente político anticapitalista amplio, independiente. La izquierda anticapitalista tiene el desafío de mostrar que es posible transformarse en una fuerza política real”, afirmaron en la declaración que fue acompañada con las firmas de Claudio Katz, Eduardo Lucita, Guillermo Almeyra y Maristella Svampa, entre otros.
–¿Cómo analizan el escenario, a nivel político y a nivel económico, que se presenta?
-Nosotros evaluamos que hay un nuevo consenso conservador que se está gestando, que involucra a los principales candidatos presidenciales y que se expresa también en la declinación del kichnerismo, tal cual la conocemos, ante la imposibilidad de relección de Cristina Fernández como presidenta.
Scioli, Massa, Macri, Cobos y Binner reflejan ese nuevo equilibrio de fuerzas que es profundamente conservador y que se ha puesto de manifiesto en los últimos dos años con el retorno a los mercados, la criminalización de la protesta, la represión en las luchas y que ha tenido en la inflación una muestra más de las dificultades económicas para el pueblo trabajador. El kirchnerismo buscó desactivar la movilización popular y generó las condiciones para que se avance en una derechización.
En este contexto, si bien la izquierda tiene una voz que ha sabido ganarse -no sólo con votos en las elecciones, sino en las luchas, en el reclamo docente por paritarias, en las peleas por la tierra y la vivienda- y puede plantear una alternativa, lo cierto es que un sector importante de la sociedad hoy discute las alternativas de la derecha, sean en su variante PRO, radical o kichnerista.
Ahí es donde nosotros decimos que estamos ante una oportunidad histórica. No sólo por un acuerdo electoral que amplíe y amplifique la voz de organizaciones y movimientos populares de izquierda y de las luchas concretas que está dando nuestro pueblo, sino porque, ante este nuevo orden conservador, las posibilidad de alzar una posición independiente, diferenciada de los partidos de derecha, pero también del oficialismo.
–¿Cómo surge Pueblo en Marcha?
-Somos parte de una izquierda que identificó fuertemente con el 2001 y que tenía entre sus prioridades la construcción social y política en los barrios, en los lugares de trabajo y que era muy crítica a la intervención electoral. En los últimos años todas las organizaciones de la izquierda independiente, popular o de la nueva izquierda estuvieron atravesadas por el debate sobre la intervención electoral. Y de ese debate surgió la necesidad de disputar en el plano institucional, así como se disputa en el ámbito de la comunicación, de la cultura, de la educación. No como una prioridad o un eje en sí mismo, sino como una más de las esferas en las que hay que dar batalla, construyendo (o intentando construir) con una lógica antagónica a la que propone el sistema.
En ese camino, se produjeron desencuentros que llevaron a una fragmentación importante dentro del espacio político de la nueva izquierda que llevó a apuestas distintas, algunas ligadas al kirchnerismo, otras a Proyecto Sur, otras al degenarismo. Si bien hay compañeros muy valiosos que avanzaron en estas decisiones, nosotros creemos que ese fue un camino equivocado.
Con esta misma idea decimos que la arena institucional, político electoral, no es la más cercana a los movimientos sociales y que siempre tuvimos una relación difícil. Queremos llevar, a ese lugar -que para nosotros es hostil, con distintas reglas y que se maneja de otra manera- otra forma de hacer política. Lo que se construye cotidianamente de poder popular en cada uno de los territorios, lugares de estudio, lugares de trabajo, llevarlo también a la política electoral.
En nuestro caso, los compañeros del FPDS de Rosario junto al Movimiento Giros, conformaron el Frente para la Ciudad Futura y se presentaron a las elecciones para el concejo deliberante en esa ciudad. Con la referencia de esta primera experiencia, comenzamos a construir Pueblo en Marcha en Capital Federal.
Particularmente este año empezamos a construir una herramienta política de los movimientos sociales en la Capital Federal que se llama Pueblo en Marcha. No lo estamos pensando únicamente desde el FPDS sino como expresión electoral conjunta con otras organizaciones y movimientos. Por eso, construimos esta herramienta junto a los compañeros del MULCS, el Avispero y Democracia Socialista.
Nosotros no vemos la disolución de las organizaciones y movimientos populares. De hecho, el partido que estamos conformando que es Pueblo en Marcha, ni subsume, ni dirige, a los movimientos y organizaciones que lo propulsan. Se trata de una herramienta electoral, comprendida como desprendimiento de los movimientos concebido para una disputa específica, a saber, la institucional-electoral.
–¿Cómo evalúan y caracterizan al FIT?
-Hay una crisis política en marcha. Y el conjunto de los movimientos populares, de las organizaciones de izquierda, de los luchadores y luchadoras tenemos que asumir la autocrítica de que nuestras respuestas, y nuestros pasos de unidad han sido insuficientes.
El FIT hizo una muy importante elección en el año 2013. Nosotros respetamos el desempeño de esta fuerza y vimos con simpatía la elección. Creemos que los logros acumulados ponen a los compañeros y compañeras del FIT en un lugar de responsabilidad histórica ante la situación actual. En un contexto donde el ciclo kirchnerista parece llegar a su fin, decantando en una salida claramente conservadora, el FIT tiene la posibilidad, al menos en el plano electoral, de actuar como un frente único político contra las fuerzas políticas del capital y de los explotadores”. Esto se debe a que es la única fuerza que, manteniendo una relación activa con las luchas sociales concretas del pueblo trabajador, pudo a la vez hacer un buen desempeño electoral, consiguiendo varias bancas parlamentarias, manteniendo una estricta independencia de clase con respecto a los partidos de la burguesía y las expresiones políticas del capital. En este contexto, obviamente, el FIT configura un polo de atracción para el activismo social y político independiente y combativo. Esto pone a las fuerzas que integran el FIT ante la responsabilidad de impulsar la unidad de la izquierda, convocando a un amplio polo que, bajo las banderas del anticapitalismo, aglutine a las diferentes expresiones.
–¿Creen que está hoy la izquierda argentina en condiciones de dar respuesta a las necesidades que la crisis impone?
-Eso, como siempre, está por verse. Todo depende de la lucha. No se trata sólo de que la izquierda haga una buena elección, lo cual es importante y alentador, sino de trascender el rol de la denuncia, o de luchas fragmentadas desde lo sectorial, para poder enfrentar a un amplio espectro político cada vez más a la derecha con una alternativa política de izquierda: independiente, anticapitalista y unitaria, que tenga un proyecto de poder para transformar genuinamente nuestro país.