Anoche se aprobó en diputados por 131 votos a favor la ley que habilita a los jóvenes de 16 años a votar. Hubo solamente dos votos en contra y una abstención, ya que a la hora de la votación la oposición se retiró del recinto.
El proyecto aprobado habilita, a partir del año que viene, a los jóvenes de 16 años a participar, de forma no obligatoria en los procesos electorales. Equipara de esta forma a la franja etárea de entre 16 y 18 con los mayores de 70, quienes no sufren penalidad alguna en caso de no concurrir a las urnas. El padrón electoral argentino es de aproximadamente 29 millones de personas y se estima que los jóvenes de entre 16 y 17 años suman alrededor de un millón
Julián Domínguez, presidente del bloque del Frente para la Victoria aseguró que “hay un cambio en la cultura de la información y una revolución en los procesos de comunicación, donde los jóvenes saben lo que está pasando y quieren participar en la construcción de su presente y su futuro”. Por su parte, el diputado Jorge Rivas fue aplaudido de pie por el conjunto de la Cámara, al intervenir por primera vez en el recinto. Lo hizo a través de una computadora que sintetiza su voz, ya que se encuentra tetraplégico tras un asalto en 2007.
Tras la intervención de Andrés “el Cuervo” Larroque, la oposición se retiró del recinto. En un encendido discurso, y en obvia alusión al actual escándalo relacionado con el narcotráfico y el Jefe de la Policía santafesina, Larroque había asegurado: “conozco un socialismo utópico, científico, real, pero nunca en la historia escuché, en ninguna parte del mundo hablar de `narcosocialismo`”. “Fue un nivel de agresión intolerable”, afirmaron luego, en una conferencia de prensa conjunta el FAP y la UCR. “Lo que hizo Larroque fue fascista”, agregó el diputado radical Ricardo Alfonsín. Desde el duhaldismo, Carlos Brown, al salir del recinto, calificó a Larroque como “un pendejo importante”. “Es un diputado que no tiene historia y su falta de experiencia le hace cometer estas torpezas”, indicó.
Tanto la UCR como el FAP estaban a favor de la iniciativa pero insistían en la necesidad de que sea obligatorio y habían presentado dictámentes de minoría al respecto. El PRO y la Coalición Cívica habían adelantado su rechazo a la propuesta. Elisa Carrió había dicho que consideraba al proyecto “demagogia con los jóvenes”.
En el Senado, la iniciativa se había aprobado con sólo tres votos en contra. El proyecto modifica siete leyes nacionales, entre ellas el Código Nacional Electoral (CNE), el Registro Nacional de Electores, la Ley de Ciudadanía y Naturalización y la ley que establece las primarias abiertas simultáneas y obligatorias.
A pesar de la ausencia de la oposición a la hora de la votación, el oficialismo logró alcanzar (y apenas sobrepasar) los 129 votos que implica la mayoría especial necesaria para modificar leyes electorales.
Diana Conti, presidenta de la comisión de Asuntos Constitucionales, argumentó que el proyecto propone “ampliar la base electoral de nuestra democracia, aquella que se inició con el doctor (Raúl) Alfonsín electo presidente, y que más adelante, recuperando el valor de la política, el poder presidencial y a los partidos políticos, ampliando derechos, dándole un sentido a la política para la transformación de la realidad, Néstor y Cristina Kirchner llevaron adelante”.