Fernando Lugo junto a su gabinete paralelo que desconoce el nuevo gobierno
Mientras Fernando Lugo y sus aliados comienzan la resistencia pacífica al nuevo gobierno, los países latinoamericanos discuten las medidas a llevar a cabo para rechazar el golpe. Unasur y Mercosur decidirán en las próximas horas. La OEA aún reflexiona.
Luego del Golpe de Estado parlamentario perpetrado la semana pasada en Paraguay, las fuerzas políticas ligadas al presidente Lugo se volvieron a organizar para ofrecer nuevas formas de resistencia al régimen. Desde el día mismo de la destitución, el viernes pasado, los empleados del canal público de televisión utilizan las instalaciones de la señal para amplificar las voces de oposición al golpe. En un primer momento, los funcionarios a cargo del presidente de facto, Federico Franco, intentaron oponerse a este intento de difusión de los sectores de oposición. Pero luego, optaron por una estrategia más blanda, ponderando las repercusiones políticas que un intento de desalojo del canal público podría acarrear. A esto se le suma la total adhesión al gobierno de Franco por parte de las principales cadenas televisivas privadas. Cabe aclarar que al cierre de esta edición de Marcha llegaba información, aun no confirmada, de la interrupción de la señal de la TV Pública de Paraguay.
Mientras tanto, el Frente Guasú, principal fuerza de centro-izquierta que apoya a Lugo, decidió conformar el Frente Nacional para la Defensa de la Democracia junto con organizaciones estudiantiles, movimientos sociales y campesinos y partidos políticos de izquierda. Desde allí invitaron a movilizar contra el golpe, un llamado al que respondieron miles de personas en todo el país. Los campesinos en particular, se organizan para concentrar la semana que viene en Asunción, donde amenazan con quedarse “hasta derrumbar a Franco”. El destiruido Fernando Lugo, por su lado, conformó un gabinete paralelo con diez de sus ministros de gobierno y desconoció el ejecutivo formado luego del golpe. En una entrevista a la cadena internacional Telesur el ex obispo aseguró que “los partidos políticos paraguayos quisieron cortar las alas a un proceso que tenía que continuar en 2013, basado en las políticas públicas y sociales que se habían emprendido para beneficiar a los ciudadanos. Solamente una democracia participativa y protagónica puede garantizar la continuidad de un proceso democrático en el país”.
Una puja de fuerzas
Mientras tanto salen a la luz una serie de pruebas que intentan demostrar la premeditación del golpe. La asociación internacional Wikileaks dio a conocer en los últimos días un cable que envió en 2009 la embajada estadounidense en Asunción hacia el Departamento de Estado en Washington. Allí, los diplomáticos estadounidenses aseguran que “persisten los rumores de que el general y líder de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), Lino Oviedo, y el expresidente Nicanor Duarte Frutos están trabajando juntos para destituir a Fernando Lugo mediante un juicio político en el Congreso”. Efectivamente, el del viernes fue el vigésimo cuarto intento de juicio político a Lugo, que esta vez resultó fructífero, la gran mayoría impulsados desde hace un año, cuando el oviedismo recuperó la presidencia del congreso. En este caso, la gota que rebalsó el vaso fue la represión del pasado 15 de junio en Curuguaty, donde fueron asesinados 6 policías y 11 campesinos. Acerca de lo ocurrido allí existen diferentes versiones. La que empieza a tomar forma en las últimas horas es la de una emboscada organizada por la oposición en el lugar a través de matones, que mezclados con los campesinos que reclamaban por tierra desataron la masacre. Todos los caídos ese día fueron asesinados con un balazo en la nuca, según un informe que la fiscalía debía presentar antes del golpe.
A la teoría que propone un diseño detrás de los hechos que llevaron al golpe, se le suman las dudas generadas en muchos sectores políticos a partir de la puja que sostenía el gobierno de Lugo con el agronegocio. En Paraguay, el 2% de la población detenta la propiedad del 85% de la tierra cultivable, y desde hace meses había comenzado una fuerte batalla por frenar el ingreso illimitado de semillas transgenicas en el sector. Según un artículo del periodista paraguayo Idilio Méndez Grimaldi reproducido por diferentes medios de comunicación internacionales, existió una fuerte puja entre el Servicio de Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE), encargado de legalizar la utilización de semillas geneticamente modificadas en Paraguay, y la Unión de Gremios de Producción, ligada al grupo Zuccolillo, dueño de multimedios ligado a Monsanto y Cargill. Según Grimaldi, lo sucedido en Curuguaty forma parte de una serie de encontronazos entre los sectores progresistas del estado vinculados al SENAVE, y la derecha liberal y colorada, ligados a los grupos empresarios del agro.
Queda claro de todas maneras, que se trata de una puja de sectores políticos en pugna, donde las fuerzas leales a Lugo corren con la desventaja de no tener representación parlamentaria, pero sí cuentan con un fuerte poder de movilización. El escenario ve entonces al ex sacerdote con un fuerte apoyo popular en su país y una opinión pública internacional volcada hacia su lado. En las últimas horas se conocieron las posiciones internacionales con respecto a la situación paraguaya, donde se destaca el cese de comercialización petrolera dispuesto por Venezuela -país que provee el 40% del petroleo que necesita Paraguay- y la virtual suspensión del país guaraní del Mercosur.
El bloque regional se reunirá a partir de hoy en Mendoza, y la situación de Paraguay será sin duda el tema principal del encuentro. De la cumbre no participará Fernando Lugo, como había trascendido en los últimos días. El documento final será entregado también a los presidentes del Unasur, organismo que también se juntará a partir del viernes para evaluar la aplicación de las clausulas incorporadas luego del intento de golpe de estado en Ecuador en 2010, y la desestabilización de Bolivia en 2008.
A nivel continental, la continuidad del gobierno liberal encabezado por Franco representaría un avance de las fuerzas conservadoras en los países sudamericanos. Además de Colombia, Chile y el reciente vuelco hacia la derecha del peruano Ollanta Humala, Paraguay se sumaría a la lista de los países gobernados por partidos liberales. Una situación que es evaluada de cerca por los Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo secretario general, José Miguel Insulza, adelantó que dicha institución “no tiene facultades de intervención, nadie tiene facultades de intervención. Lo que se puede hacer es buscar, a través de distintas medidas, que haya un acercamiento entre las partes en un país y pueda haber un acuerdo”.