Por Marcelo Yaquet. Es necesario elaborar un debate que supere la dicotomía kirchnerismo-antikirchnerismo. La lucha de clase en la Argentina. Los desafíos de la etapa.
A mediados de 1957, desde el exilio, el General Perón escribió “Los Vendepatria / Las pruebas de una traición” publicado por la Editorial Atlas. Era su contestación al informe “La argentina encara la peor crisis económica de su historia”, que la denominada “Revolución Libertadora” le había encargado al contador-economista Raul Prebisch, Secretario General de la CEPAL.
El desarrollo del informe buscaba demostrar la desastrosa situación económica-financiera que habría dejado el gobierno peronista en una década. El prestigioso economista internacional se puso a disposición del gobierno de facto encabezado por el General Eduardo Lonardi (1955-1955) infamando los 10 años del gobierno y edificando un plan económico-financiero para la dictadura militar. En 1935 había sido Gerente del Banco Central, en la Presidencia de Agustín P. Justo (1932-1938), a pedido del gobierno inglés, para contrarrestar la embestida del Senador Lisandro de la Torre en el Senado de la Nación por la investigación sobre el negocio de la carne entre Argentina e Inglaterra encuadrado en el pacto Roca-Runciman (firmado en Londres 1931).
Prebisch tenía como tarea asesorar al Ministerio de Economía (Federico Pinedo) y de Hacienda (Luis Duhau) para salvaguardar los frigoríficos extranjeros (mayoritariamente ingleses). Lisandro de la Torre lo caracterizaba de la siguiente manera: “Su capacidad de estudio y de trabajo es grande, y maneja los números con una habilidad tal que les hace decir lo que necesitan que digan a los efectos que busca, y a menudo se le va la mano. En este caso se propuso servir a los frigoríficos, y los ha servido”.
En la página 16 del libro mencionado, Perón remarca las tremendas falsedades de las cifras-números del informe. Pero rescata una cifra-número que casi coincide, agregando el dicho popular que `para muestra solo hace falta un botón`. En el informe, Prebisch planteaba que “Argentina debe 579.000.000 al Banco de Exportaciones e Importaciones de los EEUU”. Perón resalta que “a esta cifra se le ha agregado el nueve, haciéndola así diez veces superior a la que puede haber dado motivo a que se le cargara una deuda de la Nación. Se trata de una garantía que el Estado dio a la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina para que obtuviera un préstamo de 57.000.000 en el mencionado banco”. Una vez más, el prestigioso economista demostraba la habilidad que tenía con los números, necesitaba que ellos demuestren que el gobierno peronista había dejado a la argentina totalmente endeudada y sumergida en una “crisis inédita”.
La United Press -la agencia de noticias con sede en EE.UU- dio a conocer el 27 de octubre de 1955 el informe elaborado, como base de sustentación para la acusación de traición a la Patria. Los medios de comunicación jugaban conscientemente a elevar la temperatura, construyendo, sobre falsedades, la sensación de una gran crisis económica que habría dejado el peronismo. Y así, tener el plafón necesario para aplicar las recetas de la economía de las minorías en desmedro de las mayorías: devaluación, baja del consumo, aumento de los saldos exportables, bolsillos llenos de los exportadores oligárquicos. Y para rematar, la destrucción del IAPI y de las políticas de control de precios.
Ayer y hoy, el bloque social oligárquico siempre necesita una elenco de economistas con habilidades numéricas que estén constantemente anunciando crisis terminales, medios masivos de comunicación concentrados que bañen de prestigio a los gurúes de la economía para poder aumentar la sensación térmica de `la crisis’ para incidir en el humor de la sociedad, potencializar en el plano político las caras sonrientes deseosas de aprender y ejecutar el libreto de la clase dominante; y lograr utilizar a dirigentes y sectores sociales con fines antagónicos a sus propios intereses. Con el objetivo de deponer, condicionar o apropiarse de los gobiernos de turnos.
Esta greña es la que vemos a diario en el quehacer nacional. Desenredar tal maraña es uno de los deberes que tenemos los sectores populares para ubicarnos correctamente en la cancha de la disputa de los intereses de clase que se juega en la argentina de hoy.
En este sentido, cabe hacernos dos preguntas de coyuntura, como una forma de intentar encontrarle la punta al ovillo.
¿Cuál es el valor reivindicativo y político que le damos al paro del 10 de abril? Teniendo en cuenta, los actores sindicales convocantes, la terminal política de cada uno de ellos, los ejes centrales de la convocatoria (por una jubilación digna, contra la inseguridad, la inflación y el ajuste); el rol de las corporaciones mediáticas y el de la Sociedad Rural Argentina.
¿Qué valor le damos a los últimos lineamientos económicos del gobierno nacional, ejecutados por su equipo económico heterodoxo? Teniendo en cuenta, el acuerdo con Chevron en su participación en Vaca Muerta. Devaluación. Plan progresar. Aumento de precios. Precios Cuidados. El aumento de las Tasas de interés, Club de Paris. BID. Fondos Buitres. La aparición del Banco de Inversiones de Goldman Sachs. Las sugerencias del FMI.
Responder estas preguntas parado desde el kirchnerismo o desde el antikircherismo, implicaría responder solo una pregunta y obviar la otra. Responder ambas, teniendo en cuenta la lucha de intereses y los enemigos históricos de la clase trabajadora y del pueblo, implicaría resolver en qué lugar de la cancha debemos jugar sin subordinarnos a estrategias ajenas.
Transgresoramente hay que ocupar la mitad de la cancha con la firme intención de cortar la partición del juego entre kirchnerismo-antikercherismo. La disyuntiva es pueblo o corporaciones. Y desde esta contradicción principal se debe entender la estadía de la lucha de clase en la argentina.
Es el campo popular consciente de la necesidad de la liberación nacional y el cambio social, el que debe plantear una estrategia coherente que irradie la claridad política necesaria para el camino de la lucha revolucionaria desde, para y con el protagonismo de las masas.