Ayer se cumplieron 10 años del secuestro y desaparición de Marita Verón. Mientras el juicio se desarrolla, distintas mujeres destacan la incansable lucha de su madre, Susana Trimarco. Diversas organizaciones concentraron en el Congreso para recordarla y reclamar el desmantelamiento de las redes de trata.
El 3 de abril del 2002 fue secuestrada Marita Verón de 23 años, en la Provincia de Tucumán. Diez años después, decenas de testimonios confirman que su desaparición está íntimamente ligada al negocio de la trata de mujeres y niñas secuestradas para forzarlas a la prostitución.
El caso de Marita se ha convertido en el caso testigo de una problemática extendida en nuestro país y en el mundo. La incansable lucha de su madre, Susana Trimarco, así como la constante exigencia de las organizaciones sociales, políticas y de mujeres, ha hecho que el caso tome relevancia pública y que finalmente, luego de una década, llegue a juicio oral. Durante esta década también se ha sancionado la Ley contra la Trata de Personas que convirtió esta práctica aberrante en delito federal.
Marcha se hizo presente en la concentración que se realizó en las puertas del Congreso de la Nación y habló con cuatro mujeres de distintos sectores sociales y políticos que analizaron la problemática de la trata de personas.
En diálogo con Marcha, Victoria Donda, diputada de Libres del Sur, analizó que “hoy las mujeres secuestradas por las redes de trata son las verdaderas desaparecidas en democracia. La trata de personas es un delito, que no se configura sin participación del estado y hay que tomar medidas en serio.”
El caso de Marita Verón no está siendo juzgado bajo la ley que condena la trata de personas como delito federal, pues su sanción es posterior al hecho. Fabiana Túñez, de La Casa del Encuentro, aseguró respecto de los avances de los últimos años en materia legal que “hoy tenemos una ley de trata y antes no la teníamos. Pero falta todavía desmantelar las complicidades y las redes de trata que operan en nuestro país con conexiones internacionales.” Sobre la aplicación de la ley, opinó que resulta “urgente que realmente se ponga en marcha un plan nacional de lucha, tal como lo dice la ley para poder prevenir, asistir y para definitivamente echar a la trata de personas de nuestro país.”
Dora Martínez, Secretaría Gremial de la CTA, habló del compromiso de la Central de Trabajadores “con la abolición de las redes de trata, tratando de resistir y apoyar, junto con las organizaciones sociales, en los diferentes lugares donde se denuncian situaciones donde se esclaviza a las mujeres y sacar a todas las que están en esa situación.” También agregó, que hay que avanzar desde esas acciones concretas “hasta conseguir cambiar las condiciones de vida de las mujeres en este país. Esta es una de las opresiones hacia las mujeres por las que hay responsables claros y que tienen que tener juicio y castigo en las cárceles comunes“.
Por otra parte, Julieta Minervini, dirigente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y estudiante de Historia, planteó que “no es que sólo venimos a apoyar la lucha por la aparición de Marita y el castigo a los responsables de su desaparición, sino que, como pasó el año pasado con los intentos de secuestro a estudiantes en las cercanías de la Facultad de Psicología y del IUNA, o con el caso de Florencia Penacchi, estudiante de económicas desaparecida hace 7 años, esta es una problemática que nos toca de cerca“. Luego profundizó sobre el rol que el movimiento estudiantil debe ocupar en la lucha contra las redes de trata y afirmó que se debe “dar una disputa a nivel cultural con este sistema patriarcal que lo que hace es concebir a las mujeres como mercancías, como objetos que pueden ser comprados y vendidos en un mercado sexual. La lucha cultural tiene que darse también en las universidades. Como estudiantes tenemos que encabezar esa batalla, desde la discusión sobre nuestra formación académica sin perspectiva de género hasta movilizadas en las calles.”
Susana Trimarco como ejemplo
Más allá del ámbito de militancia de cada una de las personas que se movilizó el día de ayer, hay una visión que es completamente unificada: el rol fundamental de Susana Trimarco, la madre de Marita Verón en la lucha por la aparición de su hija y en la visibilización de la trata de personas en nuestro país.
“Es un emblema de lucha, de coherencia. Una mujer a la que hay que apoyar y seguir acompañando hasta que encuentre justicia y halle a su hija”, afirmó Fabiana Túñez, quien desde la organización de la que forma parte ha encabezado durante años la lucha contra las redes de trata, entre otras cuestiones.
Dora Martínez comentó que a ella le impactó mucho “esa imagen de la lucha en soledad. La lucha en soledad de una mujer en una provincia determinada en donde el sistema le está diciendo “tu hija se fue, la vimos caminando por la ruta lo más bien” Y agregó que “no ha sido fácil imagino yo, para esa valiente mujer. Construyó consenso social, y hoy se habla de terminar con las redes de trata y de garantizarles una vida plena a las mujeres en donde dejar de ser oprimidas.” Por último remarcó que “Susana es un emblema de esta lucha, porque por ella hoy estamos hablando de la injusticia que significa el secuestro de las personas, de las mujeres, los niños y niñas, esclavizados en lugares en donde cuesta llegar y que si las organizaciones no nos movemos por ellas, el sistema todavía no se preocupa. Depende mucho de nosotros seguir a estas mujeres como Susana Trimarco, que son mujeres valientes y que creen en lo que hacen.”
Desde la FUBA, Minervini afirmó que “Susana Trimarco es un ejemplo a seguir de la lucha que damos cotidianamente las mujeres. Luchó contra todos los poderes, el judicial, el político, el policial que no hicieron nada para que aparezca su hija. Es un ejemplo de lucha y perseverancia y nos inspira a todas.”