Por Laura Salomé Canteros @laurasalome/Foto por Nadia Sur
Entrevista a Georgina Sticco, ingeniera informática y especialista en género y trabajo.
Georgina Sticco es fundadora y co-directora de GROW. Género y Trabajo, una asociación que se dedica a investigar, sensibilizar y asesorar a organizaciones para que el acceso equitativo a oportunidades y el crecimiento laboral para las mujeres sea una realidad.
Desde su trabajo genera un diagnóstico: las características del mercado laboral condensan la existencia de barreras visibles e invisibles instaladas en la sociedad, los hogares y los lugares de trabajo. Las prácticas y políticas dominantes obstaculizan el camino de las mujeres hacia exitosos desarrollos profesionales; en tanto que las creencias incorporadas sostienen que las mujeres no tengan oportunidades de ascender a puestos de liderazgo.
Desde GROW aseguran que “una participación equitativa de hombres y mujeres en el mercado laboral aumenta el Producto Bruto Interno (PBI), reduce la pobreza y contribuye de manera significativa a la salud y productividad de las familias y comunidades”, y que “la igualdad de género es en sí mismo un derecho humano”. E incentivan, “las empresas con mayor balance de género tienen mayor productividad”.
Reflexiones de realidad que visibilizan problemáticas tan urgentes como entender que la desigualdad estructural tiene consecuencias en la calidad de vida de las mujeres de a pie.
-¿Por qué aún los empleos de los rubros que representan derechos básicos, como por ejemplo en salud y educación), están feminizados?
Entendemos que la elección de carreras de estos rubros, sobre otros, es porque están asociados a lo “femenino” y al “cuidado”. Son las primeras carreras que se les permitió a las mujeres ejercer. Al salir de la casa la primera oportunidad laboral era el ser maestra. En paralelo también se produjo otro movimiento: son las profesiones que los varones abandonaron porque perdieron prestigio, porque los sueldos se precarizaron. La mujer ocupa los espacios que el hombre va dejando libres.
Pero para que eso pase, para que la mujer “quiera” o “desee” ocupar esos espacios, se construye social y culturalmente el “ser mujer” reforzando su función social que es la “reproducción”. Esto comienza en la niñez: se juega a que es la mamá, la maestra, la doctora, la que cocina, la que limpia. Se ve en los dibujitos animados, donde sus personajes, en general, están rodeados de amigas, son las mamás, las hermanas, las amigas de los personajes principales. Una investigación de la Universidad de Salamanca que analizó 18 dibujos animados encontró que en éstos, las mujeres ejercen al menos 12 profesiones diferentes, mientras que los hombres 60.
No está mal que se promuevan valores de cuidado ni de empatía, son de suma importancia para el desarrollo de los niños y las niñas. Lo que no es correcto es que se fomenten estos juegos sobre otros a las nenas (como puede ser la construcción, jugar con herramientas, con legos o hacer deportes), así como no es correcto que a los varones no se les fomente o se los prohiba.
Ahora, esto no solo termina en la niñez. Los mensajes continúan en la adolescencia y la adultez, donde los medios de comunicación invisibilizan de manera total otros roles femeninos. Por ejemplo, una investigación del Instituto de Geena Davis, realizada sobre los 11 mercados de cine más importantes del mundo, encontró que en las películas más taquilleras, aptas para todo público, son menos las mujeres que se ven trabajando que lo que es en la realidad. Refuerzan el estereotipo de la mujer ama de casa. Un dato curioso es que en la pantalla hay más mujeres ejerciendo la prostitución que siendo abogadas.
De esta manera se va construyendo como “natural” el “instinto materno”, sin percibir que en realidad se viene inculcando la existencia del mismo desde el momento en que nos visten de rosa.
-¿Por qué aún en esos rubros (si es que es así) los delegados sindicales siguen siendo en su mayoría varones?
Los espacios de decisión fueron exclusivamente espacios de hombres y lo siguen siendo. El problema es que cuando las mujeres comenzaron a participar más del mercado laboral, o tener posiciones de poder, estos fueron casos aislados. Debieron, y aún hoy deben, luchar contra prácticas hegemónicas que se siguen replicando, una y otra vez.
Hay un gran debate en la Argentina alrededor de la Ley de Cupos. Sin embargo las voces que se escucharon utilizaban argumentos que tienen más de 30 años, y que sólo ponen el foco en la mujer. ¿Somos idóneas?, ¿qué pasa si un día son más mujeres que hombres?, ¿qué pasa si las mujeres que llegan lo hacen sólo por contactos? Estos argumentos, antiquísimos, se caen por sí solos: si, las mujeres estamos más formadas (al menos el 60% de las y los graduados universitarios de Argentina son mujeres).
En la Argentina sólo el 3% de los sindicatos están representados por mujeres (servicio doméstico, peluquería y educación ) y el 4% de las cámaras empresariales.
-¿Qué les pareció la medida que efectuó el movimiento de mujeres y feminista de Argentina, el “paro de mujeres”?
Veníamos de un Encuentro Nacional de Mujeres del que participaron 70.000 personas, y no salió en los medios masivos. Los medios no entienden porqué nos juntamos. Sólo nos dieron espacio cuando se produjo la represión (claro que hicieron hincapié en las pintadas en las calles). No se escuchó de los talleres, de las conclusiones, del movimiento que se generó.
Inmediatamente después tuvimos 7 femicidios. Esto es lo que nos indignó a todas. No es casual que el “lunes negro” de Polonia haya estado tan cerca, creo que eso además nos inspiró. El paro de mujeres fue para enviar un mensaje a toda la sociedad… A las mujeres que no quieren escuchar y a los hombres que no saben qué hacer.
Si bien el llamamiento fue a todas, somos más de la mitad de la población, los varones también se vistieron de negro y fueron. Salimos a la calle y reconocimos en otras, en otros, esa angustia que sentimos. Queremos hablar sobre derechos laborales, pero si nos matan, ¿la historia de quién vamos a cambiar?
-¿Estamos dando pasos hacia el reconocimiento de reivindicaciones laborales y derechos históricos para las mujeres?
El paro de mujeres fue por la violencia, no por reivindicaciones laborales y no creemos que vaya a pasar mucho. En el caso de Polonia las mujeres salieron con un pedido concreto: no a restringir la ley del aborto. El objetivo del paro, así como el de “Ni una menos”, fue la visibilización del problema, ayudó a dejar de contar de un caso de femicidio por vez y entender que es un problema que concierne a toda la sociedad.
Ojalá que logremos tener un objetivo más concreto, incidir directamente en la agenda política, que salgamos en la tapa del diario no porque se produjo el caso número “18” de femicidio sino por el reclamo social.