Por Juan Manuel Destéfano.
Christian Leblebidjian es periodista y técnico recibido. De esta forma agregó jerarquía y conocimientos a sus notas. Táctica, estrategia y pluma depurada, un cóctel exquisito.
Una brisa de aire fresco. Una mirada distinta y argumentada desde todos los frentes posibles. El análisis táctico de un encuentro con enfoques originales, con la rigurosidad que se requiere y se busca en estos días de opiniones, sentencias y criticas con poco sustento. Así lleva a cabo su trabajo desde hace 20 años Christian Leblebidjian en el diario La Nación. Su columna “Pizarrón y pases cortos” es una lectura obligada e invita a la esperanza de que el fútbol –el bendito, apasionante y hermoso fútbol– tiene gente que lo quiere bien. Que piensa, busca las palabras correctas y ofrece el análisis sesudo que los lectores necesitan. De la misma forma en que se entrega en sus profesiones (periodista y entrenador en la UBA), lo hace para la entrevista: predispuesto, amable, tomándose su tiempo ante cada pregunta y ofreciendo los argumentos pertinentes para elaborar cada una de las respuestas. Pasen y vean.
-¿Qué cambio sustancial pudiste apreciar en estos 20 años de trabajo?
Siempre digo que me siento un privilegiado por poder trabajar de lo que me gusta. Fui cumpliendo etapas y objetivos que perseguí toda la vida. Tanto desde la tarea periodística como en cuanto a las inquietudes que tenía. En cuanto a los cambios, lo más sustancial se dio en las plataformas. Cuando ingresé al diario, una encuesta la hacíamos cara a cara, en la calle, en la cancha o donde fuera. Hoy hay otro tipo de herramientas para hacerlo mucho más rápido y detallado.
-¿Y en cuanto a la inserción en los medios? ¿Sentís que es igual de dificultoso que en aquellos años?
Siempre fue complicado conseguir trabajo de periodista. Hubo un auge en su momento con nuestra profesión, fundamentalmente en el año 1995. Aparecieron Olé, el Gráfico Diario (que duró un tiempo), los canales deportivos, los programas de radio, etc. Hoy creo que es más complicado. Si bien hay un mecanismo de pasantías y de contratos temporarios, cuesta más. No alcanza sólo con hacer las cosas bien para que te tengan en cuenta a futuro, porque hay empresas que ni siquiera están contratando gente. También depende mucho de las ganas que uno le ponga para insistir: se van a cerrar puertas hasta que se abre una y hay que aprovecharlo.
-Hoy se habla mucho de “la grieta” y de las distintas maneras de ver la realidad. Más allá de ideologías y otras yerbas, ¿es saludable lo que ocurre? Y en todo caso, ¿cómo te afecta en tu trabajo?
Veo, escucho y leo todo lo que puedo. Lo cierto es que no me siento tan capacitado para hablar en cuanto al periodismo que no es el Deportivo porque casi no me queda tiempo por mi actividad para analizar tan minuciosamente esto en particular. Obviamente sé que la gente presta mayor atención en cuanto a qué canal transmite, o qué escriben los diarios y la división que hay en lo periodístico. Conozco a muchos de los chicos de los que se habla y lo cierto es que, más allá de responder a ciertos intereses, al fin y el cabo es la opinión de cada uno. Estamos en democracia y lo bueno es que cada quien exprese su parecer. En lo particular, nunca tuve problemas en La Nación. En el periodismo deportivo, en general siento que creció en cuanto al debate y se habla más y mejor hoy. Y lo malo es que se analiza pensando demasiado en el resultado.
-¿Cómo nació la idea de ser entrenador?
De chico se me fue generando la inquietud casi al mismo tiempo que lo que me ocurrió con el Periodismo. Yo empecé la carrera en 2007 y lo que ocurría antes, por ejemplo en 1993 cuando me hubiese gustado hacerlo, era que había otras exigencias como haber sido jugador profesional, la edad (hasta los 29 años no podías empezar la carrera), había demasiadas trabas y por eso lo hice más adelante. Siempre me gustó por un tema personal y para prepararme, crecer y que me sume conocimientos. Ahora ejerzo en la Facultad de Ciencias Exactas en la UBA y es algo que me apasiona tanto o más que el periodismo. Es muy bueno en cuanto al estar con un grupo, ser la cabeza del mismo y llevarlo a la práctica.
-Aprovechando tu doble función sería bueno saber tu opinión del rendimiento de la selección en la Copa América….
Todos nos quedamos con la sensación de querer ver algo más. Más que nada porque el plan de la Final fue muy distinto a lo que se venía viendo en los partidos anteriores, e inclusive, a lo que Martino pregona. La verdad es que en líneas generales el equipo no me gustó. Puedo rescatar la inclusión de Pastore, pero hubo cuestiones que no terminaron de cerrarme y no hablo solo del final de la historia. En un momento fue el rendimiento físico, pero para mí la merma era por falencias tácticas en cuanto a cómo el equipo quería recuperar la pelota. Querían presionar arriba pero lo hacían en forma desordenada, y eso generaba que el equipo no retrocediera bien. Después la cuestión de que Martino aseguraba que no quería jugar con un doble 9, y contra Paraguay entraron Higuaín y Tevez juntos. Mismo el mensaje final asegurando que estos 23 jugadores iban a seguir siendo convocados… Creo que es un momento para cambios y que el conjunto necesita jugadores con otro carácter, ver cómo se lo rodea a Messi, pero juntarlo con otras características. Comprometerse a mantener esta lista para el futuro no me parece adecuado porque hay jugadores que cumplieron su ciclo.
-Por todo esto que decís, ¿creés que Martino está capacitado para sostener lo que aparentemente piensa?
Si tengo que nombrar equipos que me representen o que me agraden te puedo nombrar el Boca de Bianchi del 98 al 2003, el Estudiantes de Simeone y, para mí, el último gran equipo fue justamente el Newell´s de Martino en cuanto a lo que lució y no tanto a lo que ganó. Representa mucho de lo que pretendo desde el planteo táctico, la forma de defender, de atacar y lo que se intentaba. Pero hoy por hoy, tengo más diferencias que similitudes. Lo considero una persona muy capaz, pero lo noté con muchas fallas y errores que tienen que ver con la búsqueda que se aseguraba estaban encarando. Y esto va más allá del resultado, insisto. Recién empieza el camino, pero sentí que estaba construyendo algo y el volantazo que pegó fue para otro lado.
-¿Y Messi?
Estoy seguro de que Messi es incuestionable: debe seguir siendo el capitán y titular, no caben dudas. Lo que replantearía es el tema de los socios y las formas de rodearlo y no sólo en cuanto a lo futbolístico. Hace años que hay una búsqueda en cuanto a cómo se lo hace sentir bien en este equipo. Creo que hay que orientarlo a la conformación del grupo y tener en cuenta jugadores que tengan una personalidad determinada para, si hace falta, despertarlo a Messi. Él tuvo muchísimos meritos en las dos finales en un año pero pareció como atado y condicionado en ambas. Y el resto se quedó esperando la gran jugada. Entonces, yo buscaría tipos que intenten tocarle alguna fibra o aparezcan, para no depender de Messi.
-Para terminar, ¿qué significa el periodismo en tu vida?
Es una forma de vida, justamente. Una manera de sentir, de ser. Todo cambió mucho pero sigue habiendo una forma de hacerlo que, más allá de adaptarse a los cambios, hay una idea que se mantiene y es realizarlo con coherencia. Se impone tomarse el tiempo de chequear la información en cualquier plataforma que sea. Por ahí pasa el tema.