Por Javier Pineda – @javierpineda
En la III Conferencia Nacional de Juventudes del Brasil, realizada en la ciudad de Brasilia, conversamos con el intelectual brasileño y latinoamericano, Emir Sader, militante del Partido de los Trabajadores de Brasil, impulsor del Foro Social de Porto Alegre y ex militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile sobre su visión del supuesto “fin de ciclo de la hegemonía de los gobiernos progresistas” en América Latina, la situación política en Brasil y en los mecanismos de integración regional como el Mercosur, UNASUR, ALBA y CELAC.
– Desde hace unos meses se ha dado una discusión, de la cual Ud. ha sido parte, sobre el “fin de ciclo de la hegemonía progresista en la Región”. Hace unas semanas lo que era especulación se ha materializado en las derrotas electorales de Argentina donde ganó Macri y las elecciones de la Asamblea Nacional en Venezuela, donde ganó la oposición con mayoría calificada. ¿Cómo cree que se configurará el escenario para el 2016?
Cuando se habla de fin de ciclo se debe tener en el horizonte un ciclo nuevo. Por ejemplo, la derecha con el neoliberalismo impuso un ciclo nuevo porque rompía con los esquemas y disyuntivas anteriores y se renovaba, modernizaba y todo. Eso fue un fin de ciclo. La izquierda no tenía que contestar y la derecha se renovó. Ahora no. Las alternativas parecieran estar a la derecha y en ningún lugar la ultraizquierda es alternativa. En Argentina hacen una crítica al kichnerismo, etcétera, etcétera, pero toda la ultraizquierda y esos sectores propusieron el voto en blanco y tuvieron el 1% de votos. Entonces, es un sector irrelevante. Y los candidatos de la derecha, de la oposición en América Latina no son más de nueve, y todos moderados o no, tienen modelos económicos neoliberales. Es el gran dilema de nuestro tiempo, neoliberalismo o antineoliberalismo. La derecha significa restauración de lo que han tenido. Todos dicen que van a mantener políticas sociales pero tienen una política económica que inviabiliza eso. Macri que fue el primero que ganó, va a tener que enfrentarse y ver si mantendrá las políticas sociales, pero es tan duramente neoliberal que es difícil que las mantenga. Entonces creo que se cierra una etapa de un ciclo, pero el fin de un ciclo significaría que la ultraizquierda o la derecha tuvieran una propuesta superadora, pero no hay. Esos son los gobiernos [progresistas, los] que tienen mejores posibilidades de hacer balances, reformular y continuar el modelo.
– Y en el caso de Venezuela, ¿qué es lo que ve por lo pronto? ¿Una arremetida de la derecha convocando a un referendo revocatorio o una rearticulación del poder popular comunal?
No hay mucho que rearticular. Los problemas económicos son de fondo, muy difícil de resolver. Es difícil explicar como un país que tiene las mayores reservas del mundo de petróleo se queda sin reservas, sin recursos, sin caja.
– Pero, ¿los problemas económicos en Venezuela los ve más por el lado del boicot realizado por el imperialismo que lo han asediado o por la falta de superación de un modelo rentista?
Aún en el auge de Chávez con el petróleo, a un precio muy alto, no lograron aumentar el precio interno del consumo del petróleo. La empresa de petróleo es deficitaria, porque subvenciona el consumo interno de gasolina. No han logrado reciclar el modelo para no tener tanta dependencia del petróleo. Hay una falla en la estrategia de fondo que viene de antes. Luego, hay otra cuestión. Muchas empresas estatizadas funcionan muy mal y hay corrupción. Entonces se han juntado muchos problemas y es difícil remontar esto en tan poco tiempo. Lo que puede pasar es que en realidad la derecha tuvo 400.000 votos más que antes, no hubo un traslado de votos. Mucha gente no fue a votar. El chavismo perdió dos millones de votos y la derecha ganó 400 mil votos. Además, que planteando la disyuntiva de seguir con el chavismo o cambiar por otra cosa puede que la gente piense un poquito más. Incluso ahora el voto sanción por tanto sufrimiento cotidiano, por la inflación y todo. Márgenes hay. Pero el Gobierno no puede cambiar el sistema económico en este tiempo, posibilidades de alianza no hay y los sectores de la derecha están enardecidos para sacarlos, entonces no es fácil el marco del referéndum.
– Otra discusión importante en la región es el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos. ¿Cómo ve en el horizonte esta situación?
Fue un elemento que venía de antes y que es el aislamiento de Estados Unidos respecto a América Latina. Fue un fracaso total. Comenzó con el aislamiento de Cuba y terminó con el aislamiento de Estados Unidos y fue la confesión pública de este fracaso. Entonces creo que ese es el marco. Uno tiene que ver que los gobiernos progresistas aislaron más a Estados Unidos.
– Y respecto a la situación en Brasil, lo que está sucediendo con el impeachment a Dilma. ¿Cómo ve una posible salida del Gobierno del PT?
Aquí hay que hacer un análisis un poco más grande. En las elecciones el Gobierno ganó, donde los avances en términos sociales fue determinante. En el nordeste más del 70% siempre. Las grandes metrópolis más desarrolladas hubo una victoria fuerte de la derecha, donde los medios de comunicación tienen un peso más importante. Entonces muchísima gente beneficiada por políticas sociales votó por la derecha. Faltó trabajo político porque el Gobierno no hizo nada respecto a la democratización de los medios de comunicación. Ahora, hay una situación de aislamiento del Gobierno por haber aplicado una política de ajuste muy equivocada, perdió apoyo popular, no retoma el crecimiento económico porque aún estamos en recesión y políticamente lo aíslan. El tema es que la derecha se jugó solo la carta del impeachment que no tiene viabilidad y ninguna razón. Y probablemente no tienen una mayoría [en el Congreso] para llevarla adelante. Pero está intentando de hacer sangrar al Estado, lo cual lo hará por un tiempo más. Pero en un tiempo se agotará eso y el Gobierno tendrá chances de recuperarse.
– ¿Qué ejes programáticos y políticos cree que pueden permitir una recuperación del Gobierno de Dilma?
Antes la situación de América Latina en general era muy favorable, ante lo cual todos los sectores ganaron y los pobres mucho más, avanzaron y mejoraron su situación. Ahora hay que penalizar al capital especulativo, al capital financiero. Ya no se puede seguir: es un capital parasitario, improductivo, que no genera empleos ni nada. Entonces, hay que restablecer alianzas con sectores empresariales. Dilma Roussef fue elegida con toda la oposición de todo el empresariado, entonces es una situación del capitalismo es necesario restablecer relaciones con algunos sectores del empresariado, pero para ello hay que cambiar la política económica, incluso bajando la tasa de interés y todo. Y a partir de eso se puede retomar, pero aislando y derrotando al capital financiero.
– ¿Cómo ve ud. la posibilidad de que los gobiernos progresistas de la región superen el rentismo, cuestión que ya era diagnosticada por la Teoría de la Dependencia en los años ’60, que nos clasificaba en América Latina entre países exportadores de frutas y minerales? ¿Cuáles creen que son los pasos que se podrían dar para superar la monoexportación característica de nuestros países?
La situación está un poco más difícil porque había mucho mayor homogeneidad en el Mercosur para poder llevar un proyecto regional, un modelo alternativo regional que superara el rentismo, que superara el extractivismo, etc. Con la derrota de Argentina se pone más difícil porque tendrá un modelo neoliberal, de apertura al libre comercio, etc. Lo veo con dificultades ahora, porque la manera de superar tiene que ser en el marco regional. Hay recursos, hay tecnologías, hay mercado. Se perdió el tiempo cuando era más homogéneo el Mercosur. La UNASUR es una coordinación más política, pero no tiene la homogeneidad que tenía el Mercosur.
– Y en ese sentido, ¿ve una posibilidad entre los países que integran el ALBA transformarse en una alternativa?
No. El ALBA, el comercio entre Cuba y Venezuela fue un comercio justo, cada uno da lo que puede, lo que necesita, pero la ampliación del ALBA dependía mucho del petróleo de Venezuela, pero me temo que ahora Venezuela no podrá seguir con eso.
– ¿Y cómo ve el rol que pueda jugar la CELAC en ese escenario?
La CELAC es un mecanismo de aislamiento y debilitamiento de la OEA, pero por una propuesta de sabotaje de México, no tiene una propuesta de trabajo permanente, tiene una rotatividad de cada año. Es bueno que exista, es un paso para construir una alternativa a la OEA pero no hoy día no es una alternativa. Delimita un espacio propio, combate la doctrina Monroe pero no tiene eficacia todavía.