Por Viviam Palmbaum/Foto por Juan Noy
El viernes se realizó la movilización por la Emergencia Social y Laboral, convocada por las y los trabajadores de la economía popular nucleados en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) y movimientos populares. La convocatoria contó con el respaldo y presencia de las centrales obreras CGT y CTA, que fueron parte de la convocatoria junto a una gran participación espontanea de personas.
En la medida que la presencia de las organizaciones populares aumentaba, el tránsito porteño se convertía en un verdadero caos. De a pie, seguros de tomar la calle para expresar una medida de fuerza que le diera visibilidad a la realidad cotidiana que viven los sectores populares. Cientos y cientas, con sus banderas bien en alto, se movilizaron hasta conformar esos 200.000 que desbordaron ampliamente cualquier cálculo. Demandarle al Congreso Nacional la sanción de la ley de Emergencia Social y Laboral, que permita enfrentar la grave situación en la que se halla sumida toda la clase trabajadora. Con mayor o menor grado de informalidad, en su conjunto se movilizaron hasta la Plaza de los Dos Congresos para exigir una ley que ya tiene media sanción del Senado Nacional.
Una avanzada unitaria
Al rayo del sol, poco después del mediodía se iban reuniendo un numeroso contingente que conformaron las diversas expresiones del trabajo. Desde distintos puntos fueron llegando para hacer epicentro frente al parlamento nacional. Las columnas de trabajadores que se habían organizado, para confluir en orden: CGT por Av. Entre Rios, CTEP por Av. Callao y Av. de Mayo, tal el esquema conocido, además de movimientos y organizaciones que también marcharon pacíficamente para participar de esta necesaria expresión de protesta.
El acto central, en un escenario montado frente a la Plaza de los Dos Congresos, cuyos oradores fueron los referentes de las centrales obreras convocantes: Esteban “Gringo” Castro por la CTEP, Schmidt por la CGT y Yasky por la CTA junto a la presencia de referentes que mostraban esa diversidad que compone el campo de trabajo en su conjunto. A su turno, en las alocuciones, fueron interpretando la difícil situación que viven las y los trabajadores frente a las actuales políticas de ajuste con consecuencias para el conjunto de la clase, que afecta hasta la miseria a los sectores populares y que constituyen el sector más débil y en mayor situación de vulnerabilidad.
Cada vez con mayor frecuencia los trabajadores populares necesitan manifestar el estado de necesidad en el que se encuentran, por las actuales políticas de gobierno. El heterogéneo campo de la economía popular, conformados por las cooperativas que autogestionan sus ingresos, necesitan visibilizar una situación que los asfixia y los tiene al borde de la desesperación. Con ingresos que no llegan ni a la mitad de un sueldo mínimo como único ingreso, sin la protección y el reconocimiento del derecho laboral, perseguidos por las fuerzas de seguridad cuando protestan, con políticas ausentes para sectores como las agriculturas familiares y regionales, las cooperativas de reciclado, de cartoneros, de vivienda, de servicios urbanos y tantas otras. Con aumentos de los servicios que los dejan al borde del desastre y una cantidad de situaciones de los incontables oficios que constituyen la economía popular.
Trabajadores desocupados = trabajadores de la economía popular
Los trabajadores conforman un conjunto, más allá de cualquier clasificación. Intercambiar horas de trabajo por un salario o ingreso que permita una vida, que en algunos casos no alcanza a condiciones de dignidad, por lo miserable.
En el país se calculan unos 5 millones de personas que integran la economía popular, que diariamente gestionan su subsistencia a través de emprendimientos colectivos como única posibilidad de trabajo y protección. Una labor cotidiana atravesada por el desamparo del derecho, que no les reconoce la legitimidad del derecho laboral. El eslabón más débil que supo ser el sector más dinámico de la economía en tanto multiplicaba las fuentes de trabajo digno.
Herederos de los trabajadores desocupados, que necesitaron salir a las rutas en la década del 90 como medida de protesta, frente a la creciente desprotección que había decidido el estado gestionando las políticas neoliberales. Iniciados para reclamar trabajo, luego devinieron en herramienta de organización, que permitió visibilizar un genuino modo de protesta, a contramano de los derechos que se habían suprimido: el derecho al trabajo dio por tierra con los demás derechos que permiten una mínima dignidad para la vida.
La actual crisis del sistema global junto con las políticas implementadas por la gestión Cambiemos parecen mostrar que el mundo del trabajo formal ha alcanzado su límite. La tasa de ganancia no parece provenir del aumento de la producción sino de otro sistema que excluye a las personas, tal como empezó a suceder en la década del 70 con las políticas implementadas por la dictadura y luego perfeccionadas en los 90 por el menemismo. Políticas que en distinta medida estuvieron hasta el presente, con alguna mejora en la distribución, pero sin transformar un sistema injusto, donde los que más trabajan menos tienen. Una matriz productiva que se aplica en todos los planos: extracción y expoliación de recursos para los grandes grupos económicos a cambio de miseria y muerte para el pueblo. Una ecuación que se repite a lo largo y ancho del territorio regional y más allá también.
La concurrencia mostró la gran heterogeneidad que constituye el campo del trabajo en su conjunto, con la presencia de trabajadores que cobran dos o tres veces más que las y los trabajadores de la economía popular, que en la actualidad subsisten con mucha dificultad con ingresos que no alcanzan la mitad de un salario mínimo.
Respuestas frente a la movilización
A casi una semana de la masiva movilización, algunas de las organizaciones sociales lograron conquistar algunos de los derechos vetados por el gobierno que conduce Mauricio Macri. Es así que, luego de un encuentro entre la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y el ministro de Trabajo Jorge Triaca, además del presidente del bloque de diputados del Pro, Nicolás Massot por un lado, y algunos referentes de Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular por el otro, todo indica que habría respuestas concretas.
Del encuentro surge que el acta por la emergencia social se estima en tres años e incluye un 70 por ciento de aumento en programas de cooperativas hoy existentes. Esto implica un incremento en 30.000 millones de pesos para puestos de trabajo. Además, se llevó a 4.000 pesos los programas Argentina Trabaja, Ellas Hacen y Traajo autogestionado, un bono de 2030 pesos para los 300.000 beneficiarios de los programas de empleo del Ministerio de Desarrollo, un incremento que va del 40 al 60 por ciento en comedores y merenderos comunitarioas, entre otras conquistas.
Habrá que aguardar el paso de los días para ver como se lleva adelante esta cuestión así como también el conjunto de las demandas que hoy tienen los sectores populares, cada vez más precarizados.