Con la definición de las candidaturas presidenciales, aproximadamente ocho millones de guatemaltecos y guatemaltecas se preparan para votar en las elecciones generales que se celebrarán el próximo 16 de junio. La elección estará marcada por la apatía social generalizada y la desconfianza en una democracia y sistema representativo simulado, un Estado que se encuentra secuestrado por la injerencia estadounidense, la corrupción generalizada de las élites políticas/económicas y por el conservadurismo de los religiosos fundamentalistas.
Por César Saravia y Laura Salomé Canteros
Hace unas semanas el Tribunal Supremo Electoral (TSE) se reunió junto a las y los fiscales de los partidos políticos y quedó conformada la papeleta con las 20 candidaturas a la Presidencia de la Nación centroamericana. Fue noticia y comentario político, sin embargo, la exclusión de esa lista de dos mujeres fuertes de la política. Fueron negadas por diferentes motivos las postulaciones de Thelma Aldana, ex fiscal general de la república, y de Zury Ríos, hija del represor Ríos Montt sentenciado por crímenes de lesa humanidad.
Zury Ríos, a quien la mayoría de encuestas daban un segundo lugar y en algunos casos la victoria, quedó fuera de la elección por una prohibición del artículo 186 de la constitución guatemalteca que determina que los familiares en primer grado de violadores de derechos humanos no pueden optar a la presidencia de la república. Ríos agotó todas las instancias posibles y finalmente, su candidatura, que representaba al sector más conservador de Guatemala, terminó por caerse.
Otra de las candidatas fuerte, Thelma Aldana, a quien las encuestas daban en su momento como tercera, también quedó fuera de la contienda. Aldana logró generar simpatía entre amplios sectores ciudadanos al posicionarse como una figura“anticorrupción”, luego de su paso por la Fiscalía General de la República. No obstante, aunque en buena medida las comunidades apoyaron su investigación a corruptos, también se denunció que durante su gestión las instituciones no hicieron nada para investigar los asesinatos de líderes y lideresas sociales, ni tampoco hubo una reducción de la persecución judicial contra los defensores y defensoras del territorio, protegiendo siempre los intereses de los grandes capitales.
Fue, paradójicamente, una acusación de corrupción la que dejó fuera a Aldana, luego de que se le acusara de crear plazas fantasmas durante su gestión, así como la compra anómala de un edificio. Más allá de estar fuera de la contienda, la ex candidata por el Movimiento Semilla generó mucha cercanía con Nayib Bukele, actual presidente de El Salvador, y que ha instaurado una forma de gobernar desde las redes sociales, con fuerte carga de autoritarismo y linchamiento mediático. En el tiempo que duró Aldana su campaña fue bastante parecida a la que utilizó Bukele. ¿Se trata esto de un nuevo modelo de la derecha para la región?
La panacea de querer ganar a través de las redes
El triunfo del candidato de derecha en El Salvador, Bukele, inaugura, para el triángulo norte y, por qué no, para toda Nuestra América, una nueva era, con inéditas características para la disputa electoral. El éxito del político “millenial” que logró posicionarse en el Ejecutivo de ese país, sin propuestas programáticas claras y sin asistir a los debates con el resto de los candidatos, puede transformarse en regla más que en excepción.
Hoy, además de la publicidad política tradicional, las y los candidatos deben mostrarse capaces de generar la empatía “coucheada” a través de las redes sociales, donde se encuentra la mayoría del electorado, el público objetivo y las y los influencers, jóvenes entre 18 y 35 años de los grandes centros urbanos. Una nueva cara de las y los representantes de un modelo capitalista y neoliberal que se regenera para adaptarse alas nuevas prácticas de consumo.
De este modo, la agenda de las elecciones se aliviana para tratar de dar respuestas vía Facebook Live, encuestas de Twitter o narrativas visuales en Instagram a las polémicas coyunturales en países donde las problemáticas estructurales y el combate a la desigualdad y al crimen organizado son urgentes. Por otro lado, las dinámicas de esta nueva/vieja política hacen que se abandone la calle y otros espacios públicos, aun en actos proselitistas, en países donde la inseguridad mantiene encerrada a la ciudadanía.
En este nuevo modelo que lava la cara a la vieja política donde los formatos son la propuesta, las izquierdas y los movimientos políticos que representan a las comunidades y deciden competir por los votos ciudadanos con listas electorales deben decidir cómo jugar en estas elecciones en Guatemala, en la que parten con una amplia desventaja respecto a las maquinarias mediáticas con la que los políticos representantes del status quo cuentan. Esta batalla asimétrica por los sentidos que se ha generado, es quizás uno de las principales razones por las que seguir los procesos en Centroamérica se vuelve clave en el actual avance conservador en la región.
La cruzada de Thelma Cabrera y el MLP
– Y tú, ¿a quién vas a votar?
– Pues, luego de escuchar sus propuestas, a ella.
Una charla de café en Antigua Guatemala, a unos 25 kilómetros de la capital del país, una mañana que ya no parece ser tan típica. La joven que habla señala, tímida pero decidida, la cara de Thelma Cabrera (la candidata indígena a presidenta del país por el MLP), en la tapa del diario “Prensa Libre”, donde se publicaron ayer las últimas encuestas rumbo a las elecciones generales del próximo domingo y que la colocan disputando el tercer puesto, 7 puntos abajo del segundo en contienda.
En medio de múltiples denuncias por corrupción, candidaturas impugnadas, un panorama electoral fragmentado, el fin de un gobierno de títeres yankis, un fiscal exiliado por amenazas y una democracia secuestrada por la violencia y la exclusión de las elites y los grupos de ex militares, las generaciones de la posguerra en Guatemala se preparan para votar con el resultado de que seguramente haya una segunda vuelta.
Thelma Cabrera es una lideresa Maya Mam de 49 años, referente del Comité de Desarrollo Campesino (Codeca), organización que conforma el Movimiento de Liberación Popular (MLP) como herramienta electoral para esta elección. Thelma es clara al señalar que el MLP es ante todo un partido con ideología antineoliberal yankicolonial. Esto es visible en sus dos principales propuestas de campaña, la nacionalización de la energía eléctrica y la reforma del Estado, mediante consulta popular, para la construcción de un Estado Plurinacional. En entrevistas previas a su candidatura, Cabrera no ha tenido problemas en expresar que mira el proceso de la Bolivia de Evo como referente. La plurinacionalidad, una lucha invisibilizada incluso desde sectores de izquierda, hoy genera expectativas entre las comunidades. El MLP ha ido generando simpatías en campaña y ha logrado sumar el interés no solo de las comunidades, sino de algunos sectores urbanos, progresistas y de izquierda, sobretodo juventudes, que se han movilizado a favor de su candidatura bajo las consignas #YoElijoDignidad “Volcancito visto, volcancito marcado”, en referencia al escudo del MLP, un volcán azul, con un sol en su copa.
Sandra Torres, la eterna candidata o “la tercera es la vencida”
La figura de Sandra Torres es quizás una de las más polémicas y que genera posiciones encontradas en la política guatemalteca. En el lenguaje de los analistas, se ha llegado a hablar incluso de un voto anti Sandra. Durante el gobierno de Álvaro Colom (2008-2014), Sandra fue coordinadora del Consejo de Cohesión Social, espacio encargado de llevar a cabo política social de forma interinstitucional. Las políticas, de carácter asistencialista, implementadas por Sandra, le permitieron generar un importante apoyo en las zonas rurales. No obstante, los casos de corrupción asociados a la Unidad Nacional de la Esperanza, partido del cual Torres es candidata y Secretaria General, la ubican para buena parte de la población como parte del“pacto de corruptos”. Además, cabe decir que Sandra es empresaria en la industria textil, un sector con altos niveles de precarización laboral.
En 2011, Torres intentó buscar la presidencia en contienda contra Otto Pérez Molina, pero el mismo artículo 186, que hoy prohíbe a Zury Ríos participar de la elección, la inhabilitó para participar pues la constitución guatemalteca no permite a los y las cónyuges del presidente o presidenta participar en la elección (Sandra estuvo casada con Álvaro Colom). En 2014, ya divorciada, perdió en segunda vuelta contra Jimmy Morales, pese a que las encuestas la daban como favorita. A la fecha, Sandra es la gran favorita para ganar, pero todas las encuestas indican que de llegar a la segunda vuelta el escenario le es adverso, tal y como ocurrió en 2014. De haber segunda vuelta, eso sí, parece ser la candidata más afianzada para llegar a esta instancia. Cabe decir que su candidatura también peligró, pero a diferencia de Ríos y Aldana, logró sortear los obstáculos legales.
¿Habrá segunda vuelta?
En las últimas grandes actividades de campaña, realizadas el pasado fin de semana, se pudieron ver y escuchar las principales propuestas. En la encuesta realizada por”ProDatos”, con un muestreo de 1.200 personas en 138 puntos del país, (UNE) lidera con 20.2 puntos, le sigue Alejandro Giammattei (Vamos) con 14.4 puntos y luego la disputa entre Edmond Mulet (Humanista) con 8.5, Roberto Arzú (Alianza PAN- Podemos) con 8 y Thelma Cabrera (MLP) con 7.6 puntos, con margen de error de +- 2.8. Ganando, entre estos tres últimos, Thelma Cabrera entre las intenciones de votos de las poblaciones rurales, entre personas entre 25 y 34 años y de los llamados sectores sociales bajos.
Estas elecciones hablan por demás del sistema político y los poderes públicos en Guatemala. Dos ex ministros de la Nación, Víctor Corado, de Economía, y Víctor Manuel Asturias Cordón, de Comunicaciones, están siendo enjuiciados por hechos ilícitos durante el ejercicio de sus funciones. La ex fiscal general de la Nación, Thelma Aldana, a quién se le negó la candidatura por una denuncia por corrupción está exiliada en los Estados Unidos. Al igual que el fiscal de delitos electorales, Oscar Schaad, quién solicitó una licencia tras denunciar amenazas contra su integridad y la de su familia. Sin embargo, el caso más extremo es el de Mario Estrada (UCN), candidato presidencial que fue detenido, acusado de haber contactado al cartel de Sinaloa para financiar su campaña electoral y de conspirar para el asesinato de dos presidenciables cuyos nombres no han sido revelados.
Tanto Cabrera como Torres han acumulado un “antivoto” o al menos es así como grandes medios lo han querido representar. Más allá de las diferencias ideológicas entre ambas, se enfrentan a una estructura estatal fuertemente machista, racista y conservadora, en uno de los países con los mayores niveles de subrepresentación de mujeres, y a la posibilidad histórica de ser la primera presidenta en la historia de Guatemala. A nuestro entender, lo más relevante de esta elección pasa por lo que pueda hacer el MLP, única alternativa que representa los intereses de las grandes mayorías, ya que todo parece indicar que habrá segunda vuelta. Sea como sea, la sensación de los últimos días es que hay más entusiasmo de los pueblos por salir a elegir dignidad, y esto no solo refiere a un voto, sino a algo más grande, que descansa en cada lucha por la defensa del territorio y por los derechos, un volcán que en Guatemala hace tiempos comenzó a hacer erupción.