A partir de la entrevista a docenas de líderes y lideresas guatemaltecas, intentamos entender su contexto de lucha y cómo afrontan el proceso electoral 2023. Detrás de la continuidad del pacto de corruptos, las luchas inclaudicables por representar a los pueblos y las comunidades.
Por Mynor Alonzo* / Foto: RUDA
De lejos, las elecciones en Guatemala se ven sombrías e inútiles. Un proceso electoral en donde se impide la participación a 3 candidatos de diferentes corrientes ideológicas por no pertenecer al pacto político hegemónico está lejos de ser democrático. Bajo este contexto, ¿qué sentido tiene votar? Si las elecciones presidenciales parecen un baile en donde sólo candidatos “permitidos” están invitados.
De cerca, los matices y las resistencias se hacen notar. El pacto político que controla Guatemala no es tan sólido como se ve desde afuera, mientras más atención ponemos a lo local, más palpables son las luchas que se niegan a claudicar.
Las reglas y el contexto del baile electoral
En 2023 se está realizando el décimo evento electoral nacional desde que entró en vigencia la actual constitución en Guatemala. En las elecciones participan 30 partidos políticos, la papeleta presidencial tendrá 22 candidatos para elegir y, según las encuestas, ningún candidato o candidata obtendrá más del 25% de votos emitidos, por lo que es segura una segunda vuelta electoral.
El pacto de poder hegemónico en el país tiene el control de los tres poderes del Estado, además tiene intimidada a la prensa y ha criminalizado a un gran número de activistas y fiscales que han hecho oposición al régimen durante los últimos años; aun así, el pacto de gobierno no es tan sólido como aparenta. Más bien es una alianza pragmática, flexible y con muchas contradicciones internas.
La corrupción y la impunidad es lo que mantiene unida la maquinaria de poder del pacto de gobierno, pero cada cierto tiempo, las partes se separan y miden sus fuerzas entre sí para reconfigurar su funcionamiento. Eso es lo que representan las actuales elecciones en Guatemala.
Para evitar sorpresas mientras los partidos que integran el pacto se disputan el poder, le cierran la opción a candidaturas presidenciales que tienen posibilidad real de ganarle las elecciones a las opciones “permitidas”. En el baile electoral solo participan los candidatos de los partidos hegemónicos y los candidatos de oposición que no tienen una opción real de ganar.
En medio de este control casi absoluto que se percibe en las elecciones nacionales, surgen destellos de luz cuando se analizan las elecciones locales.
Las luchas inclaudicables
Además de la presidencia, en las elecciones de Guatemala se disputan las 160 diputaciones al congreso y los gobiernos de 340 municipalidades, es allí en donde se nota la importante lucha que mantienen las organizaciones comunitarias y movimientos sociales.
Uno de los rasgos a notar en las actuales elecciones es el aumento en la participación electoral de organizaciones sociales que mantienen luchas comunitarias, indígenas, campesinas, de mujeres, de diversidad sexual, estudiantiles y en la defensa del territorio contra industrias extractivas.
Éstas candidaturas afrontan un contexto en extremo difícil ya que disputan el poder con recursos económicos mínimos, enfrentan campañas millonarias financiadas con dinero de la corrupción y el narcotráfico, y son fiscalizadas por autoridades electorales que aplican la normativa a detalle a los candidatos anti sistema, pero son sumamente permisibles con los candidatos del pacto de gobierno.
Sandra Morán, lideresa histórica del movimiento de mujeres, ex diputada al congreso de Guatemala y actual candidata a diputada por el partido Winaq, reflexionaba en una entrevista que percibe un cambio entre la primera vez que se postuló como legisladora en 2015 y su actual candidatura. En 2015, la organización a la que pertenecía le expulsó cuando decidió postularse; sin embargo, ahora puede notar que más organizaciones están buscando espacio a través de las elecciones para mejorar sus condiciones de lucha.
En cuanto a los gobiernos municipales, existen candidaturas de distintas formas, experiencias y tamaños. La mayoría de organizaciones sociales que he entrevistado indican participar en alguno de los cuatro partidos políticos que se definen como izquierda o progresistas.
Sumando la participación de estos cuatro partidos, se contabilizan 338 candidaturas municipales; lamentablemente, de estas únicamente 14 son candidaturas de alianza entre dos o más partidos. En muchos casos, incluso los 4 partidos tienen candidatos en el mismo municipio, lo cual divide el voto y diluye la posibilidad de las organizaciones de acceder al poder local.
Las candidaturas a las que se les percibe más probabilidad de ganar gobiernos municipales son las que han construido alianzas entre partidos o entre liderazgos locales. El municipio de Ixcán, ubicado al norte del departamento de Quiche es muestra de ello.
En la municipalidad de Ixcán, históricamente la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG- ha tenido una importante cuota de poder; sin embargo, durante las últimas dos elecciones ha sido derrotada por uno de los partidos del pacto de gobierno que basa su campaña en el clientelismo político. Para éstas elecciones, URNG Ixcán formó una coalición con el Movimiento Semilla, lo cual ha aumentado la esperanza de lograr recuperar la alcaldía de su municipio.
URNG Ixcán aglutina a líderes y lideresas de comunidades retornadas y/o ex combatientes del conflicto armado interno, mientras que Semilla es un partido relativamente nuevo que apenas participa en su segunda elección y aglutina personas de las zonas urbanas, en muchos casos con estudios universitarios.
Las diferencias entre las identidades de los partidos es lo que más dificulta la articulación, pero son estas mismas diferencias las que brindan grandes fortalezas electorales cuando las alianzas se concretan.
En medio de este escenario electoral tan oscuro, las organizaciones de izquierda y progresistas en Guatemala parecen tener claro que la lucha democrática se debe dar con fuerza, pero para tener posibilidades verdaderas de romper el “baile de los permitidos” se debe trabajar con esmero en articular a los reprimidos.
*Integrante del grupo FOCO, un colectivo de investigadores sociales con el que hemos entrevistado a docenas de líderes y lideresas guatemaltecas para entender su contexto de lucha y cómo afrontan el actual proceso electoral 2023. El artículo está basado en las entrevistas realizadas durante las investigaciones.