Por Mariano Pacheco. Juan Tata Cedrón lleva casi cincuenta años subiéndose a los escenarios, en los que estremeció los corazones de varias generaciones de amantes del tango y la poesía. El viernes largó el primero de cuatro recitales en Buenos Aires.
El pasado viernes 9 de noviembre, Cedrón se subió nuevamente a los escenarios porteños. Durante los siguientes viernes, hasta el 21 de diciembre, estará presentando un nuevo ciclo en el Teatro Trilce, ubicado en la calle Maza 177. Siempre a las 21 horas.
Pionero como cantautor (desde sus magistrales primeras presentaciones en el Café Concert “Gotán”, en 1964), el Tata Cedrón supo transitar durante cinco décadas entre los clásicos y la vanguardia. Desde su primer disco, Madruga, hasta hoy, el cuarteto Cedrón –que en realidad nació siendo trío– no ha parado de musicalizar gran parte de la obra de Juan Gelman, ese gran escritor nacional a través del cual se puede abordar la poesía argentina de casi medio siglo.
Por supuesto, no es el único a quien Cedrón ha musicalizado. Francisco Urondo, Jorge Luis Borges, Bertolt Brecht, César Vallejo, Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal, Homero Manzi, Julio Cortázar, son los más destacados dentro de los más de 40 autores que han sido homenajeados por esta experiencia cultural. Porque qué duda cabe: Cedrón es mucho más que una banda de música. Será por eso que en torno al cuarteto se han agrupado, en distintos momentos y por diferentes circunstancias, músicos y escritores, pero también pintores, cineastas, actores y editores.
Si bien hace ya ocho años que el Tata se ha instalado nuevamente en el país, suele tener periodos bastante largos en los cuales no se presenta ante su público, siempre a la espera de un nuevo recital. Y aunque su vastísima obra contaba ya con más de 30 discos editados cuando regresó al país en 2004, desde entonces Cedrón no ha parado de crear nuevas canciones. Los discos Frizón Frizón, Orejitas perfumadas (basado en la obra de teatro que realizaron con textos de Roberto Arlt), y el doble Corazón de Piel Afuera/Godino, son una muestra de ello.
Cedrón, que ya se fue y volvió, nunca se dejará de ir, aun permaneciendo en un mismo lugar. Cedrón, nuevamente en los escenarios de Buenos Aires, nos alegra el corazón. Porque tal como escribió hace décadas Tuñón, en su famoso poema (musicalizado por Cedrón) “La cerveza del pescador Schiltigheim”: “es necesario no asustarse de partir y volver, camaradas. Estamos en una encrucijada de caminos que parten y caminos que vuelven”.
Menos mal que este mes Cedrón volvió a tocar. Que una vez más retorne a los escenarios porteños es una alegría. Porque tal como escribió Paco Urondo en la presentación del disco Madrugada, Cedrón canta como un campeón.