Por Leandro Albani.
Un Hospital Oftalmológico fue inaugurado en la ciudad de Córdoba, con el apoyo de Cuba y Venezuela y el trabajo de médicos y militantes argentinos.
Todos recuerdan el terreno abandonado, el temor a que esa tierra enclavada en el barrio San Martín de la ciudad de Córdoba no pudiera transformarse y que el sueño quedara truncado. También recuerdan el esfuerzo para reunir el dinero para comprar el lugar. Pero el jueves pasado, muchos de esos temores se disiparon cuando cientos de personas se acercaron al edificio en donde ahora funciona el Hospital Oftalmológico Ernesto “Che” Guevara, un proyecto que nació de la permanente solidaridad emanada desde Cuba y retomada por un grupo de médicos y militantes argentinos.
Que el nombre del guerrillero cubano-argentino se lea en el frente del hospital deja en claro mucho de lo que se busca en ese lugar. Y esa búsqueda es una medicina al servicio del pueblo, totalmente gratuita, como lo manifestó en más de una oportunidad el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz. Porque la historia de este hospital comenzó con Fidel y en una iniciativa abrazada por el presidente venezolano Hugo Chávez: devolverle la vista a las personas que sufren cataratas y pterigium, aflicciones fácilmente curables pero desatendidas en muchos países. Con la puesta en marcha de la “Operación Milagro”, un batallón de médicos y médicas cubanas recorren el mundo desde hace años realizando controles e intervenciones quirúrgicas que, solamente en la Argentina, les devolvieron la visión a 40 mil personas.
Guevara dijo presente
De paredes blancas impecables, con una recepción flanqueada por las imágenes de Fidel, Chávez, Evo Morales, el Che y el histórico dirigente sindical Agustín Tosco, el hospital cuenta con profesionales egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), que funciona en Cuba y Venezuela. Sin apoyos de los gobiernos nacional y provincial, la encargada de abrir paso a este proyecto fue la fundación “Un mundo mejor es posible” (UMMEP), que desde el 2005 trabaja en la Argentina con la misión “Operación Milagro” y el reconocido plan de alfabetización “Yo sí puedo”.
Con dos consultorios sobre la recepción, un quirófano totalmente equipado, una farmacia y otros espacios de atención al público, el hospital finalizó su primera fase de construcción y en pocas semanas ya abrirá sus puertas para recibir a personas de todo el país. Falta todavía construir cuatro pisos más, en los cuales funcionarán una escuela de oftalmología y el espacio para dar la estadía a quienes vengas desde otras partes del territorio nacional.
La inauguración del centro de salud no se redujo a la formalidad de cortar una cinta, sino que se convirtió en un momento de profunda emotividad. La presencia y las palabras de Aleida Guevara March, médica e hija del guerrillero argentino-cubano, se transformaron en la confirmación de que otro mundo es posible. También participaron Marcelino Ríos Torres, director del Hospital Oftalmológico Ramón Pando Ferrer de La Habana; Orestes Pérez Pérez, embajador de Cuba en Argentina, y la directora del nuevo centro de salud, Lucía Coronel, egresada de la ELAM e hija de padres desaparecidos por la dictadura militar argentina.
Al dirigirse al público, Guevara March se manifestó “llena de emoción y ternura” al ver el trabajo que hacen los médicos egresados de la ELAM, quienes reflejan el pensamiento y la acción del Che, además “del amor hacia su pueblo”. “Hay muchos médicos cubanos en distintas partes del continente tratando de ayudar y hacer algo hermoso –recordó la hija del comandante revolucionario–. Una de las últimas acciones del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) en cuanto a salud fue el diagnóstico de personas con minusvalía, desde el punto de vista físico, motor y mental. Nos dimos la tarea de buscar a estos pacientes, de diagnosticarlos, pero además de ir a los lugares más intrincados. Fueron los mejores especialistas cubanos a ver a esos pacientes, diagnosticarlos y darles tratamientos adecuados, no sólo con ellos, sino con las familias y con la comunidad. Lo que encontramos en Ecuador o en Bolivia o en la misma Venezuela son nadie las puede creer. Son seres humanos que han sido más que lastimados, tratados peor que animalitos. Entonces se reactivó ese encuentro social y que la sociedad comenzara a entender el daño que estaba haciendo a sus propios hermanos y a su propia gente. Fue un trabajo hermosísimo, muy difícil, que todavía sigue. Ahora estamos haciendo la fase dos en los lugares donde hay más incidencia de estos pacientes, llevándolos a una sala de rehabilitación donde puedan ser atendidos e investigar lo que pudo haber provocado la incidencia de estos pacientes”.
“La salud como la felicidad del pueblo”
Por su parte, Coronel manifestó la importancia del Alba para concretar proyectos como el hospital oftalmológico y rescató la importancia de que los médicos “entienden la salud como una construcción colectiva”. Por eso mismo, criticó que “la medicina se quede entre cuatro paredes” y llamó a los profesionales a entender la salud “como la felicidad del pueblo y no como un interés personal”. La directora del centro de salud además definió que una problemática como las cataratas en los ojos tiene una fácil solución, por lo cual “luchar contra la ceguera es luchar contra la pobreza”.
Por su parte, Ríos Torres resaltó que se deben seguir reproduciendo experiencias como estas, porque “para nosotros son una bendición, aunque para otros sean un tumor”, en referencia a las asociaciones médicas que critican y rechazan la “Operación Milagro”.
“En 2004, un 9 de julio, el compañero Fidel se dirigió a nuestra institución solicitando la posibilidad de que nosotros atendiéramos a 50 pacientes de Venezuela, ya que ellos se habían dado cuenta en la misión para leer y escribir que muchos no avanzaban. Entonces se dieron cuenta que tenían dificultad con la visión”, recordó Ríos Torres sobre los inicios de la “Operación Milagro”. “Y Fidel es Fidel y quién le va a decir que no”, resumió el médico cubano.
Desde entonces, la Operación Milagro se extendió por el mundo: Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Argentina, Mali y Angola, por nombras algunos países. El servicio prestado por los médicos cubanos o egresados en la ELAM es gratuito y solamente tiene que ser solicitado por gobiernos u organizaciones que garanticen una mínima logística.
“Ahora vemos esta magnífica obra que han hecho los ciudadanos de este país –destacó Ríos Torres–, que lo están haciendo con sus propios oftalmólogos. Lo único que Cuba ayuda es a formarlos como médicos, pero son ellos los que están haciendo la obra. Y a pesar de intereses mezquinos económicos de gente que no quiere apoyar esta actividad, a los pacientes argentinos se les está devolviendo la visión de forma gratuita”, finalizó el profesional cubano.