Por Diego Fina. Juan Román Riquelme volvió ante Unión en La Bombonera, tuvo un rendimiento aceptable y dejó destellos de su talento. Pero Boca profundizó su mal presente y cayó con justicia por 3 a 1 ante un club que ganó después de 26 partidos.
La mesa estaba servida. El destino quiso que el tan ansiado regreso de Riquelme a Boca fuera justo contra Unión, equipo contra el que debutara en Primera, que venía arrastrando 26 partidos sin victorias y último en los promedios del descenso: sin dudas llegaba de punto a La Bombonera. Pero por algo el fútbol es el deporte más hermoso, por lo impredecible y sorpresivo. Y así fue, contra todos los pronósticos, los santafesinos fueron superiores y le ganaron con eficacia a un tibio Boca con una actuación defensiva preocupante.
La ilusión de muchos hinchas estaba depositada en la vuelta de Román, el hombre ideal para encaminar el juego xeneize. Pero con sólo un jugador no alcanza: el fútbol es un juego colectivo y “no es tenis” como dijo el enganche terminado el partido. El entrenador Carlos Bianchi sigue probando variantes pero la mayoría de sus dirigidos no le responden, falta solidez y en especial un patrón de juego.
Sin embargo y pese al resultado final, Riquelme tuvo un buen partido. Se lo vio bien físicamente y pudo aguantar los noventa minutos, algo que se dudaba. Con la pelota estuvo bastante fino y dejó algunas de sus clásicas pinceladas, con cambios de frente, precisión en los centros y haciéndose cargo de las pelotas paradas. Le faltó puntería, pero tuvo mucha llegada al gol y remates al arco, de hecho la mayoría de las situaciones de peligro de Boca pasaron por él. No faltaron sus tradicionales enganches para dejar pagando algún defensor y aportó pausa e inteligencia en la distribución del juego.
Pero al Diez le faltaron cómplices y Boca hizo agua atrás. Cada llegada de Unión era una puñalada. Sólo se destacaron el nivel de Cristian Erbes, con un buen despliegue y asistiendo a Santiago Silva en el gol, y el joven Sebastián Palacios, quien fue de menor a mayor con actitud y velocidad. Los principales problemas defensivos estuvieron en el sector de Emiliano Albín, que se vio desbordado, mientras que la zaga central conformada por Matías Caruzzo y Guillermo Burdisso tuvo un flojo desempeño. Este último le regaló la pelota a Andrés Franzoia en la jugada que derivó en el tercer tanto tatengue, marcado por Pablo Magnín.
“Yo en 2007 estuve un tiempo sin jugar. Vine acá al club y terminamos de la mejor manera en junio. Nosotros queremos jugar bien y esta vez no lo conseguimos. Esperemos el día jueves hacer un buen partido”, manifestó Riquelme haciendo alusión al encuentro ante Nacional porla Copa Libertadores.Además sostuvo que “recibir tres goles en nuestra cancha es mucho”, pero se mostró conforme con su vuelta: “Tuve la suerte de terminar todo el partido y me sentí bien. Por momentos más cansado, pero pasaron unos minutos y me recuperé. No pudimos ganar que era lo que queríamos pero tenemos muchos partidos por delante”.
A fin de cuentas, a pesar de no tener el regreso que hubiese deseado, Román pudo comenzar a tener rodaje futbolístico haciendo lo que más le gusta y en el lugar donde debe estar. Tras ocho meses de inactividad el saldo es positivo, su rendimiento fue bueno y seguramente cuando sume partidos irá en crecimiento. Pero no basta solo con su presencia: Boca necesitará mejorar mucho si piensa ganar algún trofeo al finalizar el semestre y ese será el desafío de Bianchi. Hay que darle tiempo, pero volvió Riquelme y es una gran noticia para el fútbol argentino.