El martes 21 de noviembre pasado el Tribunal Oral Nº15 de la Ciudad de Buenos Aires desestimó las pruebas y en un fallo sorpresivo resolvió absolver en todos los cargos a Hernán González Rizzi, acusado de abusar sexualmente de su hija. Las abogadas de la querella adelantaron que en cuanto se den a conocer los argumentos apelarán el fallo a Casación. Desde la Mesa de Justicia por Luna advirtieron que la lucha seguirá.
Por Maru Waldhüter | Fotos: Ximena Astudillo Delgado
Durante el mediodía del martes las organizaciones feministas comenzaron a llegar a las puertas del Tribunal Oral N°15 en Lavalle 1171. Entre música, abrazos y sonrisas se reunía lo mejor que supimos construir, la capacidad de acompañarnos en momentos difíciles que nos dan ese sentir de saber que “nos tenemos”. Yamila Corín, la mamá protectora de Luna, agradeció la presencia de cada organización, cada periodista, cada partido, sindicato, cada compañera y compañere que se hizo presente. Llegaron también nuestros enormes escudos de luchas históricas; una de las abogadas imprescindibles para la lucha por el derecho al aborto, Nelly Minyersky, y la Madre de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas. Junto a ellas y con la lucha acumulada durante 12 años Yama y Luna ingresaron a la última audiencia con la esperanza de obtener justicia.
Pasado el cuarto intermedio de más de dos horas, por la tarde el Tribunal Oral N° 15 compuesto por las juezas, María Virginia Sansone y María Elisa Gaeta, y el juez Adrián Martín, dio a conocer el veredicto de absolución de Hernán González Rizzi, acusado por el delito de abuso sexual de su hija. La justicia desestimó todos los cargos, incluso los presentados por el fiscal Guillermo Morosi, que había pedido 15 años de prisión por haber evaluado que las pruebas presentadas eran contundentes. Al desestimar la acusación de la fiscalía y la querella, las juezas y el juez, se desentendieron de la historia de Luna y tanto a ella como a su mamá les dijeron, “no les creemos”, aunque un perito haya demostrado la veracidad del relato de Luna. Por eso, la abogada de la defensa, Patricia Anzoátegui, directora del Observatorio contra las falsas denuncias, salió bailando de las puertas del Tribunal para celebrar la absolución ante la perplejidad de la multitud que rápidamente abrazó una vez más a Yama y Luna.
“No esperábamos este veredicto”, dijo Marina González, una de las abogadas, “lo absolvieron de todos los cargos, los presentados por la querella y por la Fiscalía. El Ministerio Público Fiscal entendió que había pruebas suficientes para acusarlo. No conocemos los fundamentos, pero vamos a apelar a Casación. Vamos a seguir acompañando a Luna y Yama”.
Un cambio de época reaccionario y negacionista
La sentencia ocurrió dos días después del resultado electoral que, balotaje mediante, consagró a la extrema derecha en el gobierno. La reivindicación del Terrorismo de Estado, los discursos de odio, la violencia política, el desprecio por las políticas públicas en favor de la ampliación de derechos y el plan de sálvese quien pueda y cómo pueda forman parte de esta nueva etapa. Esa indolencia es la que se vio plasmada en el veredicto. Así lo transmitieron el viernes en la conferencia de prensa en el Salón Blanco de la Cámara de Diputados convocada por la Mesa de Justicia por Luna. “No habíamos pensado en un escenario de estas características”, dijo la diputada Mónica Macha, y “por supuesto, lo ponemos en sintonía con este cambio de época. No casualmente, el fallo se transmite dos días después del balotaje. Situaciones que para nosotras son para leerlas políticamente, para poder pensar este nuevo contexto, para confirmar que este cambio de época viene por nosotras y nosotres especialmente, por todo aquello que fuimos logrando en estos años”. Quienes integran la Mesa sostienen que la defensa apuntó desde el comienzo a un cambio de gobierno que les resulte más favorable debido a las maniobras dilatorias que Anzoátegui desplegó durante los tres meses de audiencias y que el Tribunal dejó correr. “Debemos decir, aún atravesadas por el dolor más profundo, que la maniobra funcionó que no existe ninguna otra explicación que justifique el aberrante fallo absolutorio de Hernán González Rizzi que no sea este cambio de época, este presente oscurantista y reaccionario que se cierne sobre nosotras y nosotres”, sostuvo en la lectura del documento Giselle Santana. “En este caso en particular contábamos con un elemento que no se da habitualmente”, añadió, se trata de “la acusación del fiscal Guillermo Morosi, que pidió una condena de 15 años para el abusador. El Tribunal desoyó a la querella y al fiscal que tuvo perspectiva de género, de niñez y calidad humana, que fue el único en aportar algo de reparación desde el aparato judicial al considerar a Luna por primera vez como un ser humano, con derecho a que su voz sea oída. El mensaje de este fallo es claro, es contra Luna, contra las niñeces y adolescencias, contra les sobrevivientes que se atrevan a hablar de la violencia que padecen o padecieron, es contra Yama y contra las madres protectoras”. El mensaje del aparato judicial, una vez más es “no denuncien porque la búsqueda de justicia será un calvario”.
“No les vamos a regalar la impunidad”
Esas fueron las palabras de Yama Corín en la conferencia de prensa, porque aún en medio de un profundo dolor, porque “otra vez la justicia nos dio la espalda como lo viene haciendo y nos viene diciendo hace tanto tiempo que la justicia no es para nosotras, no vamos a renunciar. Vamos a seguir reclamando porque exigimos justicia”. Como lo señala en cada oportunidad, la mamá de Luna recordó que “el abuso sexual en las infancias se inscribe en la tortura, por lo tanto forma parte de la agenda de los feminismos, de los organismos de Derechos Humanos y también de las organizaciones sociales y políticas porque no todo el mundo tiene la capacidad de acceder a instancias de patrocinio jurídico o acompañamiento terapeútico”. Este mensaje adquiere hoy más relevancia en este contexto político porque tal como lo expresó, a lo largo de estos doce años, “el Estado no estuvo y mucho menos va a estar en adelante para dar respuesta a todas las mujeres, niños y niñas y niñes”, entonces las redes de acompañamiento serán cruciales al momento de luchar por justicia para lograr algo de reparación a tantos años de sufrimiento. “Nos quedamos de este lado, de las madres, de las abuelas, de las niñas y de los niños que fueron víctimas de abuso sexual, de lxs sobrevivientes, de las madres protectoras. Estamos de este lado y vamos a seguir abrazadas y vamos a seguir luchando”, afirmó Yama.
“El corte de la impunidad, la definición de que eso que se hizo está mal y tiene un responsable, un culpable para que nos permita relanzar otras instancias de nuestra vida”, reflexionó la diputada Mónica Macha y recordó que “las Madres y las Abuelas nos enseñaron con su propia experiencia la necesidad de la tenacidad, de la organización, de esa maternidad colectiva y política que hoy tiene otras formas, pero que yo creo que se nutre y tiene raíz en esa enseñanza de las Madres y las Abuelas”. Por último, sostuvo que “la tarea que tenemos por delante es inmensa, pero es fundamental poner en valor la articulación que podamos hacer entre nuestras organizaciones, sindicales, partidarias, activismos, todos los espacios que nos permitan fortalecernos, cuidarnos y construir una humanidad distinta que no signifique pagar estos precios por querer vivir dignamente y ser felices”.
“Yo sí te creo”
Mientras los abrazos y las sonrisas, a pesar del dolor, volvieron a rodear a Yama y Luna, en las puertas del Congreso se alzaban pañuelos rojos al grito de “yo sí te creo”. El 19 de noviembre pasado (el mismo día de las elecciones) fue el Día Internacional de lucha contra el abuso sexual en las infancias, por eso, diferentes organizaciones sociales y feministas realizaron un acto al finalizar la conferencia de prensa. Del mismo modo que en años anteriores se dejó en claro que no se trata de falsas denuncias por parte de las madres protectoras, sino de un sistema de encubrimiento judicial que respalda a los abusadores y que garantiza la impunidad en sentencias como las de Yama y Luna, pero también forzando revinculaciones. “Yo si te creo” acompaña la lucha de las madres protectoras por sus causas y para que nunca más una niña, niño o adolescente pase por el abuso sexual, la indolencia de la justicia o la ausencia del Estado.