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    El medicamento que enferma a los chicos

    10 enero, 20135 Mins Read
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    El medicamento que enferma a los chicos

    Por Camila Solari. Primero de dos artículos acerca de una tendencia que desde los noventa crece en Argentina y el mundo: el uso del psicofármaco Metilfenidato (sus marcas más conocidas son Ritalina y Rubifen) para el tratamiento de problemas de atención en chicos en edad escolar.

    Pese a que tanto el método de  diagnóstico como las causas del Trastorno de Déficit de Atención con o sin hiperactividad son fuertemente debatidos dentro de  las comunidades médicas y psi, se calcula que el mercado del Metilfenidato va en aumento y que hoy alcanza los tres millones de dólares al año. Una vez más los negocios están por encima de la salud y la vida.

    Si bien a escala mundial el uso de psicofármacos para tratar problemas en la atención en niños y adolescentes se introdujo en1950, comenzó a utilizarse masivamente a partir de mediados de los noventa. Según un informe emitido por el Comité de Expertos del Instituto de Salud mental de Estados Unidos ya en 1998 el 10% de los chicos entre 10 y 14 años estaban medicados.

    En la Argentina, según un informe emitido por el Colegio de Farmacéuticos porteño, en 2008 220.000 chicos consumían Ritalina en la Ciudad de Buenos Aires. Ese número surge en el marco del aumento del consumo de este fármaco en el país. Pese a que el 30% de los niños no tolera los efectos secundarios de la droga su implementación alcanza cifras alarmantes: según la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos, y Tecnología Médica (ANMAT) se observa un significativo incremento en la importación de esta droga en la Argentina, de 47.91 kg. en el 2007 a 81.75 kg. en el 2008.

    En medio de una sociedad cada vez más competitiva surge esta idea de querer adecuarse incluso cuando el cuerpo y la mente dicen “Basta”. Estamos condenados a adaptarnos. Si no lo hacemos estamos enfermos. ¿Cómo se “cura” a un chico que no responde a las exigencias del día a día? Una sola palabra: Ritalina.

    Esta aparente solución para muchos chicos de edad escolar que no cumplen con los parámetros estándares de un alumno modelo del siglo XXI no es más que una droga muy similar a las anfetaminas que llega a las escuelas en medio de esta controversial idea de “una pastilla para cada cosa”. Esta medicalización de la vida emerge en una sociedad cuyos modelos son la universalidad y el consumo masivo.

    Los psicofármacos no son cosa de chicos

    Lejos está esta frase de reflejar la realidad. Nos enfrentamos a una tergiversación de la infancia. Los medicamentos impulsados desde la industria farmacéutica para corregir alguna supuesta disfunción en el comportamiento son cada vez más recurrentes entre los niños y jóvenes en edad escolar.

    En una entrevista con Angel Barraco, quien es asesor en problemática de salud mental de la Legislatura Porteña y co-redactor de la Ley 448 de salud mental de la Ciudad de Buenos Aires, nos explica esta preocupante tendencia a medicalizar la infancia.

    “La Ritalina está indicada a grandes rasgos en un síndrome llamado trastorno por déficit de atención que puede ir acompañado por hiperactividad o no. Esta nominación se debe justamente a uno de los manuales diagnostico que se utiliza en el mundo, que es el manual de diagnostico que emite la asociación de psiquiatría norteamericana, utilizada en muchos países como referencia”, explica Barraco.

    Este manual el DSM, y su nueva versión DSM V, genera una fuerte controversia ya que se encuentra intrínsecamente vinculado a los intereses de la industria. “Está comprobado inclusive por la justicia que en Estados Unidos muchos de los que intervinieron e intervienen en este manual tienen una fuerte ligazón con los laboratorios”, dilucida el psicólogo.

    “No está demostrado que este trastorno tenga, como en algunas revistas científicas andan queriendo establecer, una neta causa orgánica, biológica o genética”. Aún más: “Cuando un chico saca la atención en la enseñanza o cualquier otra situación es porque puede ocurrir que este atravesando por un problema personal. Más a un chico en determinada edad donde está en formación psíquica y con todo lo que implica la construcción de su subjetividad.”

    El principal peligro que representa esta droga son los daños que puede producir al ser implementada en el largo plazo. Según un informe emitido por La Organización Mundial de la Salud se registraron 28 muertes súbitas por consumo de medicamentos para el tratamiento del ADHD. Esto ha llevado al Comité Asesor de Manejo de Riesgos y Seguridad de Medicamentos de los Estados Unidos a colocar una fuerte advertencia, recuadrada en negro, en sus envases.

    “Dice: “Este fármaco tiene comprobaciones de generar daños irreversibles a nivel cardíacos, a nivel respiratorio, o a nivel neurológico. Puede ser partícipe de una futura adicción.” No olvidemos que aparte de lo que produce un medicamento en una persona, está no solo el efecto químico sino el efecto psicológico. Lo estas rotulando de por vida”, explica el psicólogo.

    “Lo que pasa es que desde la industria farmacéutica se inventa la droga y después se inventa la enfermedad. O sea se van adaptando los descubrimientos de las drogas para determinar después sirve para esto, para esto y para esto.”

    “Se empiezan a perder los límites éticos, en Estados Unidos ha habido casos en donde se ha empezado a implementar esta droga en chicos de 4 y 5 años. Porque también hay demanda de los padres. Generalmente se asimila en la escuela pero ya la misma sociedad empieza a demandar la represión y la auto-represión. Cada sujeto se quiere adaptar a lo que parece que no puede adaptarse”, concluye Angel Barraco.

    Esta nueva tendencia que surge en la sociedad no está exenta de los intereses económicos que una vez más pasan por encima de la salud incluso de los más chicos.

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