Por Julia de Titto. Las autoridades del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) decidieron rescindir el convenio firmado con la Junta Interna de ATE y la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP) que, hace cuatro años dio inicio al funcionamiento del Bachillerato Popular “1ro de Mayo”.
En el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) hace 4 años existe un Bachillerato Popular, impulsado por la Junta Interna de ATE y la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP). En enero, las autoridades del INTI decidieron, inconsultamente, rescindir el convenio que tiene fecha de caducidad el próximo martes 26. Según el contrato, que además incluía una cláusula de renovación automática, ante cualquier voluntad de rescindirlo, se debe notificar un mes antes a la otra parte involucrada. El 24 de enero, dos días antes de que se cumpliera ese período de preaviso, los docentes del Bachillerato Popular “1ro de mayo”, que funciona en el interior del predio que posee el INTI en Av. Gral. Paz y Constituyentes, encontraron que el espacio en el que se desarrolla la actividad pedagógica durante el año, había sido vaciado sin previo aviso y de forma ilegal, y todos sus materiales retirados del lugar. Flavia Affranchino, docente del bachillerato, calificó en diálogo con Marcha esos hechos como de “una enorme violencia simbólica”.
Affranchino explicó algunos de los factores por los cuales las autoridades del INTI decidieron avanzar sobre esta experiencia. En primer lugar, aseguró que está relacionado con un perfil que se está construyendo desde que asumió Ricardo Del Valle como presidente del instituto. Éste potencia una mirada productivista en desmedro de la economía social y las cuestiones vinculadas a la pequeña y mediana empresa, así como también del cumplimiento de derechos laborales y conquistas sociales para las que, según comentó la entrevistada, la anterior gestión era “mucho más permeable” y tenía una concepción distinta del vínculo del instituto con la comunidad y de la noción de “transferencia tecnológica”. En el mismo sentido, para Gustavo Pereyra, de la Junta Interna de ATE, el cierre del bachillerato está atravesado por el ataque de los últimos años a distintas conquistas laborales. Además del enorme conflicto salarial del año pasado, ”hubo un avance sobre un transporte tipo ‘chárter’ que lo sacaron y también hubo un intento de meterse con el jardín maternal, aunque ahí no pudieron avanzar”, comentó Pereyra quien enmarcó todas las medidas en una política de vaciamiento del instituto.
“En el INTI no hay lugar para escuelas”, planteó el ingeniero Del Valle quien se encuentra al frente del instituto desde el año pasado, designado por el ejecutivo nacional, y que responde particularmente a las directivas de Débora Giorgi, ministra de Industria. Asumió su puesto en medio de un conflicto sindical que, en el camino de la lucha por una restitución salarial, se llevó puesto a Guillermo Salvatierra, anterior presidente del INTI por un breve período, quien había aplicado la suspensión de pagos complementarios en los salarios, firmada por decreto por la presidenta Cristina Fernández.
El planteo de Del Valle fue que “le bajaron una orden que no tiene vuelta atrás”, directiva que se relaciona tanto con cambiar la función social del INTI como con “una avanzada contra un movimiento político-pedagógico que desde hace más de diez años viene desarrollándose en empresas recuperadas, barrios y organizaciones sindicales”, según indicó la CEIP en un comunicado.
“El surgimiento del bachillerato fue principalmente una conquista de ATE para garantizar el derecho a la educación de los trabajadores. Cuando toda la política de capacitación del INTI es para los profesionales, esta escuela tiene también el sentido de democratizar las posibilidades de formación y capacitación”, explicó Affranchino, quien es educadora y militante en el “1ro de mayo” desde sus comienzos. “Esta es una escuela construida por y para los trabajadores”, afirmó, y contó que siempre buscaron la forma de apoyar los procesos de lucha y organización del conjunto de los trabajadores del INTI. “Si nos quieren cerrar, algo habremos hecho bien”, concluyó.
Las particularidades y el potencial del “1ro de mayo”, para Pereyra, residen en sus orígenes y proyecto. Es una iniciativa conjunta de los trabajadores estatales del INTI con la CEIP y funcionar dentro de un organismo público. “Promueve incluso la mejoría de las condiciones laborales de un sector de los trabajadores que no han terminado la escuela secundaria y que, al hacerlo, pueden recategorizarse dentro del convenio colectivo de trabajo”, afirmó.
Para los dos entrevistados por Marcha, los argumentos de la falta de espacio y de escasez de recursos que esbozaron las autoridades son un sinsentido, al tratarse de un predio con un total de 50 hectáreas e implicar mínimos gastos para el INTI.
El año pasado se graduó la primera camada de estudiantes del bachillerato: un total de 32, de los cuales 20 son trabajadores del instituto y cuatro, familiares de trabajadores. Entre los graduados del año pasado y los inscriptos en los tres niveles para este 2013, alrededor de 120 personas transitaron o transitarán las aulas del “bachi”. Unos 90 ven peligrar ahora la posibilidad de concluir sus estudios secundarios. En las últimas semanas más de 600 trabajadores del INTI firmaron un petitorio exigiendo que no se cierre el bachillerato popular.
Los graduados del bachillerato afirmaron en una carta abierta dirigida al conjunto del instituto: “Hubiera sido imposible sostener nuestros estudios si el bachillerato no hubiera estado dentro del INTI”. También se preguntan: “¿Por qué las autoridades del INTI quieren ir en contra de un derecho social tan básico como es el de educarse?”.
La pregunta esta hecha. Dependerá de la voluntad política de quienes hoy se encuentran al frente del INTI, saber escuchar y animarse a pensar con otra lógica la función de los espacios de desarrollo científico y tecnológico en la sociedad.