Por Leandro Albani / Traducción: Christian Armenteros.
El próximo domingo son las elecciones en Turquía, donde se juega la continuidad del gobierno de Erdogan, caracterizado por la represión y una fuerte política neoliberal.
Volkan Gümüs relata a su país, Turquía, con voz cansada pero firme. Desde que llegó a Buenos Aires los días pasaron entre reuniones, participaciones en actos políticos y muchas charlas con militantes ansiosos por conocer de primera mano lo que sucede en su país. Apenas unas horas de partir a Turquía, Marcha entrevistó a Gümüs, miembro del sindicato del Transporte de Ankara y del Movimiento por la Revolución Permanente (SDV, por sus siglas en turco).
El próximo domingo Turquía es escenario de nuevas elecciones. El pasado 7 de junio, los comicios parlamentarios que definían al nuevo gobierno tuvieron mucho de sorpresa. El partido gobernante, AKP, dirigido por el actual presidente Recep Tayyip Erdogan no alcanzó la mayoría legislativa, algo que fue considerado un duro golpe para una administración apuntada como neoliberal, represora y que pregona la versión más conservadora del Islam.
Por su parte, el HDP (partido que reúne al movimiento kurdo y a sectores de la izquierda turca) logró obtener 80 diputados, en una elección considerada histórica. En tanto, los partidos MHP (ultraderecha) y CHP (socialdemócrata) quedaron en el segundo y tercer lugar, respectivamente. El AKP al no alcanzar la mayoría en el Parlamento y abortadas las posibilidades de conformar un gobierno de coalición, los comicios del domingo pueden significar el fin de la Era Erdogan.
Gümüs hablará sobre los comicios, pero también sobre la represión desatada por el gobierno turco contra los militantes kurdos y de izquierda. Además, dejará en claro que el atentado ocurrido en Ankara semanas atrás tiene un responsable concreto: Erdogan y su administración, que se niegan a dejar la cima del poder en Turquía.
-¿Cuál es la situación en Turquía teniendo en cuenta las elecciones del próximo domingo?
-Hubo una elección en junio que fue catastrófica para el gobierno de Erdogan porque perdió la mayoría en el Parlamento. En esta nueva elección el gobierno va a tratar de recuperar esa mayoría y evitar un gobierno de coalición, lo que parece improbable. En el intento de lograr formar el próximo gobierno o no, se va a jugar la Era de Erdogan.
-Después de las elecciones de junio el gobierno ordenó una fuerte represión. ¿Cuál es la razón de esta represión?
-Estos enfrentamientos fueron producidos desde el gobierno con la clara intencionalidad política de demostrarle a la población que si en Turquía no gobierna Erdogan y el AKP va a haber problemas.
-Si el gobierno de Erdogan no logra la mayoría, ¿podría hacer acuerdos con el CHP y el MHP?
-Es posible una coalición entre el gobierno tanto con el CHP como con el MHP, porque es la única variante con la que se podría lograr un gobierno de coalición, ya que en Turquía hay un régimen parlamentario. Hay otra variante que es que ingrese el cuarto partido nacional, el HDP, en alguna coalición, pero esto es muy complicado porque los fascistas del MHP están enemistados a muerte con los kurdos. También es muy difícil que logren una mayoría los socialdemócratas con los kurdos. Igualmente, no se puede descartar que el AKP logre la mayoría, algo que sería sorprendente.
-¿Cómo caracteriza al gobierno de Erdogan y estos 12 años de gestión?
-El gobierno de Erdogan es conservador, antiobrero, antiizquierda, antijuventud y antimujeres. Esto es parte de en una política de querer hacer una transformación del actual régimen hacia un régimen religioso. A su vez tiene su propia política imperialista, ya que Erdogan se visualiza a sí mismo como un sultán del Imperio Otomano. Por eso, el gobierno de Turquía tiene una política intervencionista en la región, por ejemplo en Yemen. Erdogan se mete en todos los asuntos porque tiene una vocación imperialista e intervencionista.
-¿Existe una posibilidad real de que en las elecciones haya un gran fraude?
-En las elecciones de junio se vio claramente. En los comicios realizados en Ankara, los movimientos populares coincidieron que hubo fraude porque se ganó por muy poca diferencia. La expectativa de que haya fraude para que Erdogan logre la mayoría en el Parlamento es una posibilidad cierta.
-En la región kurda, al sureste de Turquía, el gobierno está aplicando una fuerte represión. ¿Cómo va a repercutir esa situación en las elecciones?
–El voto del HDP está compuesto por una base social con dos vértices: el apoyo del pueblo kurdo, que más allá de lo que suceda lo va a votar, porque hay una identificación muy grande; y también está el voto de la población izquierdista que simpatiza con la lucha popular. En este sector puede haber una variación, no tanto en la zona sur identificada con los kurdos, sino en la zona oeste de Turquía, ya que la guerra civil hace que, desde el sur de Turquía, lleguen los cuerpos muertos de sus familiares, entonces sería un rechazo a la situación de enfrentamiento. Igual, traducido a los guarismos electorales, puede haber una variable mínima entre el AKP y el HDP, pero no va a impactar en un desenlace mayoritario. El HDP podría transformarse en una especie de Syriza en Turquía, porque tiene el potencial para aglutinar a una mayoría popular muy importante.
-En este marco de elecciones y represión, ¿qué significó el atentado en Ankara?
-Este es el cuarto atentado que hay en dos años. El primero fue en la zona fronteriza entre Siria y Turquía, a principio de años hubo uno en Diyarbakir (capital histórica de Kurdistán), el otro atentado fue en Suruc y ahora en Ankara. En el atentado en Diyarbakir se vio la presencia del Estado Islámico y la complicidad del gobierno de Erdogan que permite esta situación dentro de las fronteras turcas. A Turquía se la está transformando en Paquistán, porque se busca que sea un país que sirva para las operaciones militares en otros países. Entonces Turquía serviría al Estado Islámico para invadir Siria, que sería como Afganistán, donde fracasan todos los que invaden.
Hay tres elementos que demuestran la complicidad del gobierno de Erdogan con el atentado. Por un lado, está documentado en video y fotos el vínculo entre Erdogan y el Estado Islámico, como se ven en la frontera con Siria, en la cual trasladan camiones con armamentos y terroristas, y nadie dice nada. No hay ninguna duda de que el gobierno, como mínimo, permite la libre circulación del Estado Islámico dentro de Turquía. Antes del atentado, había una lista pública de alrededor de 19 nombres de posibles atacantes y quienes perpetraron el ataque estaban en esa lista. Los servicios de inteligencia turcos tenían pleno conocimiento de esto. Además, la madre de uno de los atacantes suicidas denunció que su hijo estaba vinculado al Estado Islámico e iba a participar del atentado, por lo cual pidió que lo encarcelaran. La madre seguramente dijo esto para salvarle la vida a su propio hijo, pero el gobierno no hizo nada. A esto hay que sumar que la manifestación estaba amenazada públicamente, pero no hubo un despliegue para garantizar la seguridad de la movilización.
-¿Cuál es la situación económica en Turquía y de los trabajadores del país?
-La situación económica se está empeorando a la par de la situación económica mundial, dado que no se puede separar una cosa de la otra. Esto se ve en el desplazamiento de los capitales y en la guerra de monedas. Con respecto al movimiento obrero, hay incremento en la jornada laboral y de días de trabajo. Es muy normal que trabajen entre 10 o 12 horas y 6 días a la semana. En Turquía la sindicalización es muy baja y los pocos sindicatos existentes están en manos de mafias. Desde el punto de vista de los procedimientos legales los derechos de los trabajadores están siendo pisoteados y la justicia actúa con un criterio antiobrero. A pesar de toda esta situación, el movimiento obrero está activo, en lucha y va hacia adelante. Esto se pudo ver en mayo pasado con una huelga muy importante de los trabajadores metalúrgicos que se levantaron contra el gobierno. Las elecciones van a tener una incidencia en el desarrollo ulterior del movimiento obrero, porque un gobierno de Erdogan más débil va a generar mayores condiciones para que los trabajadores intervengan.