Por Sebastián Tafuro. En base a una línea de juego definida, Newell’s cambió un destino de pelea abajo por un nuevo título en sus vitrinas. Boca decepcionó a todos en el retorno de Carlos Bianchi a la Ribera, mientras que Ramón estuvo cerca de volver a vestir de gloria a River.
Es habitual escuchar aquello de que el campeón es el mejor de todos. En líneas generales, podemos coincidir con esa afirmación, aunque hay expresiones futbolísticas que a lo largo de la historia lo desmienten. No es el caso del Torneo Final 2013, donde Newell’s, sin ser abrumador, impuso su dominio y se llevó todos los laureles. El equipo de Gerardo Martino, que hace un año tenía el mismo promedio que Independiente, cosechó un segundo puesto en el Inicial y de la mano de los “históricos” Heinze, Bernardi, Maxi Rodríguez y el “seleccionable” Scocco consolidó una identidad de juego que lo hizo muy distinto al resto y que le permitió alzarse con el campeonato, aún con una baja cosecha de puntos en términos comparativos y un negativo récord de 5 derrotas.
Lo del conjunto rosarino no admite discusión si se analiza ese punto de partida que lo tenía como candidato a jugar en la B Nacional. Con el apremio a flor de piel, el “Tata” fue convenciendo de una idea a sus dirigidos hasta llegar a este pico de gloria que puede ser aún mayor, si el equipo avanza en la Copa Libertadores, competencia en la cual se encuentra en semifinales y en la que jugará a partir del 3 de julio con el Atlético Mineiro.
Salir jugando con el arquero, utilización criteriosa de los laterales, verticalidad y despliegue imparable en sus volantes ofensivos, el relojito Bernardi en el medio, una voracidad ofensiva que resultó letal para muchos de sus rivales y un as de espadas que pocos tienen: Ignacio Scocco, alguien que volvió de su periplo en el exterior con un juego muy completo, que va desde la gambeta abre-defensas hasta la asistencia oportuna, pasando por una gran pegada y números goleadores interesantes. Con esos atributos, a Newell’s le alcanzó y le sobró, entre las defecciones de algunos de sus competidores y la incapacidad de otros.
El que se cayó y el que no lo merecía
Finalmente River terminó subcampeón, con una campaña más cercana a los tiempos de gloria que a sus pesares de los últimos años. El equipo de Ramón Díaz tuvo un desempeño irregular que nunca lo terminó de posicionar como candidato serio al título, sin embargo siempre se mantuvo en los primeros lugares y, de hecho, terminó a 3 puntos del Rojinegro. En el haber: la aparición de Balanta, la categoría de Vangioni, la recuperación de Ledesma y la vocación ofensiva que en general mostró en todos los escenarios. En el debe: la falta de una idea definida que, en algunos partidos, se exhibió desencarnada con primeros tiempos arrasadores y segundas partes muy a la defensiva. Además de la falta de un goleador que pueda ser determinante, ante el siempre errático Funes Mori, por mencionar el ejemplo más crudo.
Lanús, el buen equipo de los Barros Schelotto, terminó tercero pero su caída en las últimas fechas lo ubica en el terreno de la decepción, si miramos ese comienzo letal con 16 puntos sobre 18 y una primera derrota – de dos en total, siendo el que menos cayó derrotado – recién en la fecha 15. Candidato desde el vamos debido a sus antecedentes cercanos y a la falta de doble competencia, el Granate parecía tener una línea de juego que se empezó a agotar promediando el torneo, mientras los rivales le iban tomando la mano. Como consuelo, quedó la clasificación a la Copa Sudamericana y el hecho de ser un club que se acostumbró a la pelea.
Las sorpresas
Entre los que dieron más de lo que se imaginaba, hallamos principalmente a Quilmes y a San Lorenzo. Los dirigidos por Omar De Felippe fueron, de los que peleaban por evitar el descenso, quienes se salvaron más cómodamente en base a un estilo ofensivo que nunca resignó, ni aún en los momentos en que la permanencia se vio más complicada. Por el lado del Ciclón, tras la zozobra de la Promoción a mitad de 2012, el adiós de Ricardo Caruso Lombardi ya en la segunda mitad de ese año le abrió la puerta a una propuesta más acorde a la historia azulgrana con Juan Antonio Pizzi en el banco. Aún con muchos vaivenes – clásico de prácticamente todos los equipos – por momentos los de Boedo jugaron bien al fútbol con el aporte de muchos juveniles que auguran un futuro interesante por esos pagos.
La gran decepción
Inevitable no asociar decepción con Boca en este semestre. Apuntalado por el retorno de Carlos Bianchi a la dirección técnica tras 9 años de su último paso, los hinchas xeneizes se ilusionaron con repetir los éxitos de las dos etapas anteriores del Virrey. Sin embargo, el famoso “no hay dos sin tres” se trastocó, por ahora, en “la tercera es la vencida”, luego de la peor campaña de la historia en torneos cortos, eliminaciones en cuartos de final de Copa Libertadores – donde tuvo un pequeño veranito en los duelos con Corinthians y Newell’s, más allá de tropezar con este último – y en octavos de Copa Argentina. Refuerzos de nivel amateur, individualidades muy por debajo de lo que podrían dar, actuaciones defensivas sólo factibles de calificar como espantosas, duras goleadas en contra y bajísimo vuelo futbolístico – con la excepción de las apariciones lamentablemente aisladas de Riquelme – armaron un perfil muy lejos de lo que se pretendía. Borrón y cuenta nueva es lo que viene en la mente del técnico más ganador de la historia bostera.
El dolor de ya no ser y la violencia sin fin
Independiente perdió la categoría por primera vez en su historia. Sabidas las múltiples razones que lo llevaron a ese escenario, sólo le queda asumir el dolor e intentar juntar los pedazos que lo hicieron grande en el fútbol argentino. No será fácil, pero es el único camino para la reconstrucción y el pronto regreso a la A, tal como le sucediese a River hace no tanto. Lo acompañarán en ese viaje Unión y San Martín de San Juan, dos equipos que “resistieron” apenas dos años en la máxima categoría. Lo de los santafesinos fue muy flojo en general y se hubieran ido aún sin los cada vez más inentendibles promedios. En cambio, lo de los cuyanos fue bastante injusto, por la remontada final, pero también porque si evaluamos puntos a lo largo de la temporada, no estuvieron entre los tres peores.
Párrafo aparte, el eje extra-futbolístico siguió siendo el dominante. Desde las múltiples sospechas en torno a la definición de los descensos hasta la lamentable violencia que se ha ido agudizando con el tiempo y aparenta no tener solución, básicamente porque no hay nadie que se la esté proponiendo seriamente. Mientras no haya cambios estructurales en ese plano, cualquier balance seguirá dando negativo.