Por Leandro Lutzky/ Foto por Lucas Vallorani
La sede electoral del macrismo se volvió a instalar este domingo en Costa Salguero, al norte de la Ciudad, y fue el escenario donde se desarrollaron los típicos festejos partidarios: hubo globos, papelitos, baile, personajes del espectáculo y mucha presencia mediática. Marcha estuvo en el lugar y te cuenta los detalles.
La jornada arrancó al atardecer. Ni bien se cerró la votación, el horario estipulado era a las 18, y los miembros de la prensa se acercaron en gran número al búnker amarillo. Media hora más tarde, podría decirse que casi todos los medios argentinos estaban presentes, esperando novedades. Algunos fueron acreditados y otros se las ingeniaron para ingresar, al estilo Caiga Quien Caiga. También había coberturas internacionales.
Adentro, el catering era excepcional. Cualquier despistado podría haber confundido al centro del PRO con un casamiento o fiesta de 15. Las mozas, todas mujeres, se mostraban yendo y viniendo de un lado hacia el otro, un poco presionadas por la situación. Muchas enseñaban gestos de fastidio. La bajada de línea parecía ser muy clara: agasajar a las y los periodistas. Vaya que lo hicieron, con creces.
Con el correr de los minutos, el clima se tornaba más festivo. La música sonaba fuerte y los cronistas se amontonaban como si estuviesen por entrar a un estadio del fútbol local. Pasadas las 19, el Secretario General de Gobierno, Marcos Peña, se bajó del escenario para atender a la prensa. En medio de empujones con otros colegas, quienes querían y debían obtener testimonios para justificar sus salarios, el representante de Propuesta Republicana le dijo a Marcha que “aún queda mucho por trabajar”, y agregó: “Estaría bueno que la boleta única electrónica llegue a todas las provincias”. La agenda del PRO siempre marca las prioridades.
Para muchos interiorizados en el mundo electoral, Peña es uno de los diseñadores de la campaña macrista cuando se cierra el telón. Por ese entonces, empezaron a correr los rumores que planteaban una posible bajada de Martín Lousteau para el ballotage, ante una factible y estrepitosa derrota en la segunda vuelta. Esta idea fue instalada por los medios dominantes, en los cuales ECO tiene menos influencia que el PRO. “No sabemos nada, estamos esperando los resultados”, se resguardó el asesor.
Diego Santilli, candidato a Vicejefe de Gobierno, también atendió a este medio: “Estamos esperando los cómputos oficiales, nunca en la historia de la Ciudad se ganó una elección en primera vuelta. Siempre nos preparamos para una segunda vuelta”. Luego, siguió mencionando el logro de la boleta electoral.
La victoria del actual gobierno en primera vuelta fue incuestionable, como se esperaba en la previa. Después de las 20, todo fue una fiesta en la costanera, zona que le sienta bien al oficialismo porteño. Los seguidores de Larreta se acercaron hasta el escenario para ovacionarlo. No había olor a choripán en el establecimiento, aunque sí pudo visualizarse a un joven con una remera amarilla y la cara de Ernesto Guevara estampada. “Todos se compran la remerita del Che, sin saber quién fue”, dice la canción Mc Guevaras, de Kevin Johansen.
Federico Pinedo, actual diputado por la Ciudad y viejo caballito de batalla de Mauricio, sorprendió a varios cuando ingresó al edificio junto al público. No entró por ningún acceso preferencial.
Cuando salió Larreta, en el lugar reinó la alegría. Lo acompañaba todo su equipo: María Eugenia Vidal, precandidata a gobernadora en la Provincia de Buenos Aires; Gabriela Michetti, con ganas de ser Vicepresidenta, y también figuras del mundo del espectáculo y de la política actual, como Miguel del Sel.
El clima se tornó exultante cuando Mauricio Macri hizo su aparición en escena. El Mago Sin Dientes y un hombre disfrazado del Papa Francisco les brindaban frenetismo a los jóvenes. Al ritmo de “Ciudad Mágica” (Tan Biónica), el presidenciable bailaba y arengaba al público, secundado por globos, papeles platinados que flotaban por el salón y todo el equipo político que festejaba sus pasos alborotados.
Horas antes, La Bersuit se preguntaba desde los parlantes: “Si esto no es una dictadura, ¿qué es?, ¿qué es?”, para ponerle algo de picante a la celebración. Tras recurrir a lugares comunes, como la “inseguridad” y el “miedo”, Macri iniciaba la conferencia de prensa. El hecho de que fuese él quien diera el puntapié inicial para dialogar con los comunicadores, en vez de Larreta, es todo un signo mientras se esperan las elecciones de octubre. ¿Hubo lugar para la política a nivel discursivo? No, en lo absoluto. Al fin y al cabo, el único que parecer haber puesto algo de contenido fue el Mago Sin Dientes.