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    Sin categoría

    El cine es un acto de amor

    7 noviembre, 201211 Mins Read
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    El cine es un acto de amor

    Por Gustavo Ng*. Fragmentos de una extensa entrevista a Leonardo Favio del año 2005, a poco del estreno de “Aniceto”, su última película.

    -Bueno, quería preguntarte cómo te hiciste narrador. ¿De chiquito?

    -Esto comenzó con mamá. Mi madre es una mujer de mucho talento, no poquitito. Era escritora de radioteatro. La cantidad de obras que tiene escritas ella es infernal, no sé, cien, doscientas… de radioteatro. Y era una directora maravillosa de actores, como marcaba a los actores… Yo lo aprendí todo de ella. Todo, todo, todo. El valor de los silencios, cómo tenía que entrar la música, como marcaba ella al sonidista que tenía que entrar la música, como marcaba a los actores, como si estuviera dirigiendo una orquesta. Así, todo, todo, todo yo lo aprendí de ella. Uno de los seres más sensibles que yo he conocido.

    Y bueno, cuando comencé a trabajar con Torre Nilson me gustó el cine. Me gustó y no sé por qué pensé que yo podía hacerlo. Y ahí fue que escribí Crónica de un niño solo. Después estuve como cuatro años para poderla exhibir. La realicé a los 20, 21 años. Pero nadie la quería ver. Hasta que Torre Nilson jodió, jodió y jodió hasta que la dieron en Mar del Plata. Y ahí empezó todo.

    -¿Y narrar en una película para vos fue como una movida natural?

    -Fue como el sístole y diástole, no lo premedité. Yo me di cuenta de que la cámara era el lápiz, el corte era el punto y coma… digamos, que cada movimiento de cámara tenía que tener un sentido, como puntos suspensivos, digamos. Ahora, bien, hay películas que yo las he terminado ahora… Hace cosa de cinco meses terminé “El dependiente”, porque había un par de tomas que nunca me gustaron. Pero en esa época yo no tenía los medios para solucionarlo.

    Y ahora estoy buscando los medios para poder sonorizar las tres películas. “Crónica de un niño solo”, “El Romance del Aniceto y la Francisca” y esta. Chupar el sonido de los diálogos, chuparlo, y volverla a sonorizar. Y volver a tener el negativo. Porque esas tres películas desaparecieron. Entonces yo lo que hice, cuando me tuve que ir, en el 76, yo lo que hice es tomar positivos que había de las películas, copias, las pasé a Beta y empecé a trabajar todo punto por punto, quitándole las rayaduras, acentuándole las luces… Y las dejé que vos las ves y decís “Esto está recién filmado”. Y sí, parece recién filmado. Yo las tengo así. Pero el problema es el sonido. Y ahora quiero ver… estoy luchando para conseguir los medios para poderla sonorizar y hacer las tres. Y hacer el negativo, que hoy se puede, para darlo a las escuelas. Ese es mi objetivo, digamos, mi sueño.

    Porque además mis películas no son muchas, son poquitas…

    -Pero hicieron mucho lío.

    -Ah, eso sí.

    -¿Cuántas son? Siete, ocho…

    -Ocho. Con el documental, ¿no? Con el documental, ocho. Por eso, no es nada. Pero ¿por qué? Porque yo he pensado tantos años en armar esto… ¿Con “Gatica” cuántos años pasé? Entonces soy muy lento, muy lento… hasta que llego a filmar. Y cuando me decido con una obra es que ya ha transcurrido mucho, mucho dentro de mí la película,la obra. La analicé, le busqué todos los rincones, todas las aristas. Entonces de ahí que sean tan poquitas. Tan poquitas.

    -Bueno, primero esto que a lo largo de todos estos años se ha estudiado y postulado sobre esto que vos decís de analizar y trabajar mucho, incorporar mucho la película y analizar mucho cine, ¿no es cierto? Yo no sé si la gente que ha escrito libros sobre vos ha enfatizado que sos un gran realizador pero también sos un gran espectador, ¿no? Como Borges decía “soy mejor lector que escritor”.

    -Yo he comprobado, y así se lo digo a la gente que se acerca a mí, que el hombre que hace cine se tiene que rodear de gente que haga cine, hablar de cine, ver cine… Estar permanentemente en eso. Son como las ocho horas que se pasa un concertista tocando. Si no perdés el ritmo. Yo estaría filmando como en la época del Romance, donde la retina era otra, la velocidad de los automóviles era otra, el montaje era otro, el sonido era otro… Entonces tener que ir a la búsqueda de lo que va a venir, que pueda ayudarte a vos enla creatividad. Entonces eso te permite descartar todo eso por ahí e ir directamente a la fuente, a lo más simple. Es decir, como el poema de Borges que vos acabás de citar. Borges dice que buscaba una palabra para nombrar la luna y se dio cuenta de que había que llamarla luna nada más, después de escarbar mucho. Bueno, pero si yo no indago me quedo en el camino. O sea, yo los otros días me fui a ver una filmación, para ver como filmaban en alta definición, ahí a Campanella. Me fui, pasé un momento muy grato observando como filmaban en alta definición, a pesar de que “Aniceto” va a ser filmada en su totalidad en 35 milímetros, pero hay momentos en que voy a utilizar alta definición, por ejemplo para las riñas de gallos. Experimentar. Yo no me puedo quedar encerrado en que solamente hay 35 milímetros.

    Yo sé que hay otras cosas, porque Dios puso los ojos adelante para que vayamos para adelante, si no los hubiera puesto en la nuca. Entonces uno tiene que estar en la búsqueda permanente de nuevas posibilidades que te permitan expresar y lograrla emoción. O sea, la emoción se tiene que lograr a costa de cualquier cosa… de plagiar, de tomar a Verdi e inventarle una nueva letra a su ópera, aunque te digan irreverente, tomar un poquito de Vivaldi, de Cimarosa, de Piazzolla… ¿Entendés? Hacer un cóctel y que salga la obra, que es lo único que importa.La emoción. Lo demás… la gente que se queda en el prurito… ¿hago esto o no hago esto? Se quedaron. Nunca vas a poder empatar con Dios. Uno es un ser minúsculo, que Dios te tocó para que hagas esa tarea, pero vos ves a una hormiga o a un coleóptero y te deja pasmado. Entonces, después de Chopin, de Vivaldi, de Cimarosa… ¿qué podés inventar? No podés inventar nada. Entonces tenés que adecuar la cosa para que te sirva a esto.

    -Vos decís que lo único que importa es la obra… Pero eso importa todo, el asunto es que vos te metés ahí con todas las patas que tenés. El mundo entero que vos tenés, todo lo que podés agarrar, lo metés ahí adentro. No queda nada afuera. Si se repasa la lista de maestros que vos tuviste… Pasolini, Bresson, Orson Welles, Torre Nilson… Lo que vos haz hecho es agarrar todo lo que podías de esos tipos…

    -Vos tenés que tomar de todos. De Carreras… Tenés que tomar de todos. No hay límites. De Birri. Todo te sirve. Vos no podés ver una película con rencor. Yo voy y la veo nomás, no discuto con la obra. Y no me enojo, al contrario, yo entiendo que cada realizador deja parte de su vida. Ya sea un artesano o un artista. Entonces podés tomar de todo, debés tomar de todo, porque es como si yo… no sé, me inhibiera de tomar un pincel porque una vez lo tomó Leonardo Da Vinci. 

    -Y en la técnica echás mano, como decías, a lo más sofisticado, a la máxima elaboración que hay…

    -A todo, a todo. No te tiene que limitar nada. A todo. Todos los instrumentos que te den. Es lo mismo que si vos sos un cirujano, usás todas las posibilidades que tenés de instrumental. Bueno, yo hago lo mismo, tomo todo… y selecciono, esto me sirve, esto no me sirve… Obviamente que tal vez mi picardía, por llamarla de alguna manera, es saberme rodear de gente de mucho talento y muy sensible y que me quiera. Eso es lo importante para mí. Entonces yo sé que puedo estar de espaldas tranquilo, porque ese tipo que yo elegí para la luz si no es el mejor se le parece, entonces yo confío plenamente en él. Tenés que tomar de todos porque lo importante es el final. Si vos no estás acolchonado con gente de talento y te creés la última Coca-Cola del desierto, no va. Entonces vos te rodeás de gente de mucho talento y tenés un grado de sensibilidad que te permita manejar la ternura y los instrumentos… no te podés equivocar. Yo creo que no.

    Y el tipo que pisa tierra, que sabe escudriñar todos los rincones, escarbar en todos los cajones buscando como emocionarte… ese es el artista. Pero sin complejos. Es como hacer el amor. Si vos hacés el amor lleno de complejos estás perdido. Aunque yo ya me olvidé cómo era eso. Pero vos me entendés… Esto es un acto de amor. El cine es un acto de amor. Vos no tenés que tener inhibiciones, porque si tenés inhibiciones estás perdido, sos un frustrado. Entonces cuando vos no tenés inhibiciones se provoca el hecho máximo del amor, de la satisfacción plena, vamos a llamarle así, del placer pleno. Y esto es lo mismo. El cine si no es con un profundo amor, con una profunda entrega… y no estar agazapado pensando qué van a decir, cómo van a mirar… no, porque una toma parecida yo la vi en Rashomón. ¿Y qué te importa? Trabajá. Todos esos, fueron tus maestros, fueron las paletas que te fueron enseñando, digamos, un trazo. Si vos tenés inhibiciones estás perdido. Bah, no perdido, pero vivís de otra manera.

    Y además, ¿querés que te diga una cosa? Yo partí de ver lo que ha dicho de mis obras gente como Osvaldo Soriano, como Gelman, como Sepúlveda… Y ya estoy hecho. Ya estoy hecho. Son mis talismanes. No creas que yo tengo esta seguridad que aparento tener frente a vos. Yo me despierto hecho un zapato todas las mañanas. Me digo: No, no voy a filmar, porque es una porquería. Pero siempre fue así. Tengo miedo, me va a salir mal… Yo ya sé que los tres primeros días lo único que hago es pinta detrás de la cámara, para los fotógrafos, porque no sé dónde estoy parado, porque estoy aterrado. Pero estás aterrado como frente a un hermoso amor. Después viene la entrega total, ¿no? Ay, ¿cómo entro a la habitación, cómo me pongo? Vos me entendés. Entonces es lo mismo. El cine es un acto de amor. El cine es esa maravilla. Es un acto de amor, como el teatro, como la pintura… Si vos no tenés ternura, perdiste. Entonces, hay que saber mirar con ternura el cine que hacen los demás. Saber mirar con ternura a tus criaturas, malas, buenas… el Chirino traidor de Juan Moreira, si vos no lo ves con ternura no lo podés comprender que a él le de vergüenza de matar a su compañero. Si vos no sabés que el valor es la dignidad con la cual vos sobrellevás el miedo no podés narrar un Chirino. Todos tenemos miedo y terror también, depende de la dignidad con la cual vos la llevás. A partir de que vos conozcas esas herramientas del ser humano los vas a poder contar bien. Yo, por ejemplo, no podría decir cómo se sirve una mesa en la Avenida Figueroa Alcorta, en una de esas mansiones o la mesa de un embajador… No lo sabría, no lo podría narrar. Yo sé narrar la mesa del mantel de hule, la cotidianeidad… Y no me saques de ese territorio porque no lo haría. No lo haría porque no lo sé hacer.

    -Antes hablabas de la emoción… ¿Qué es la emoción? ¿Qué le pasa a la persona con la emoción? ¿Qué es lo que uno da cuando emociona, cuando logra ese contacto que es emocionar?

    -Vos me pedís que te explique lo inexplicable. Ese pequeño vuelco que te da el corazón, que te conmueve y que te cambia el ritmo de la sangre por un momento. Eso sería la emoción, que de golpe te cambia hasta la manera de pensar ¿no?. La emoción es ese vuelco, supongo.

     

     —

    *Periodista y antropólogo.

    La entrevista completa en crudo, cuya presente versión fue cedida gentilmente para publicar en Marcha, puede ser consultada en:

    http://bitcoraenba.blogspot.com.ar/2012/11/crudo-de-una-entrevista-leonardo-favio.html?spref=fb

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