Por Gerardo Szalkowicz. Por iniciativa de Evo Morales, la ONU oficializó este miércoles el lanzamiento del “Año Internacional de la Quinua”. Pese a la resistencia de las transnacionales, el “grano de oro de los incas” gana protagonismo como aporte ante la crisis alimentaria mundial.
El presidente de Bolivia fue el principal protagonista del acto realizado en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York. Celebró la decisión y fundamentó el impulso de la quinua: “Es un reconocimiento al crecimiento de las prácticas tradicionales de los pueblos indígenas de los Andes que, en armonía con la naturaleza, han mantenido, controlado y preservado la quinua en su estado natural como alimento para las generaciones venideras”.
Morales denunció que “los gobiernos de empresas transnacionales se opusieron, empezando por Estados Unidos, pero gracias a la conciencia de muchos países se logró esto y hoy estamos dando a conocer las virtudes de este alimento”.
En efecto, se multiplican las voces que resaltan las excepcionales condiciones nutricionales de este grano que se cultiva en la región andina del continente desde hace 7 mil años y al que Germán Gallardo, director de Planificación del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras de Bolivia, calificó como “el alimento más perfecto conocido sobre la faz de la tierra”.
Según un estudio de ese ministerio, “la quinua es el único alimento vegetal que posee los ocho aminoácidos esenciales para el humano; su valor calórico es mayor al del huevo y la leche y comparable sólo al de la carne; no contiene gluten; su contenido proteico supera a granos como el trigo, arroz, maíz y avena; y es rica en minerales como el fósforo, potasio, magnesio y calcio”.
Otra virtud es la versatilidad para su producción, adaptable fácilmente a cualquier terreno y en condiciones duras y que, en comparación con otros alimentos, requiere una menor cantidad de agua. “Se puede cultivar en tierras semidesérticas, bajo condiciones solares fuertes y climas fríos, resistiendo a sequías y heladas; en tierras que estén a nivel del mar hasta los 4 mil metros de altura”, explicó Gallardo.
Además posee un valor medicinal, siendo utilizado en tratamientos de abscesos, hemorragias, diabetes, ansiedad, osteoporosis y migraña, entre otras enfermedades.
Cultivo ancestral vs comida chatarra
La producción actual de quinua está en manos de pequeños agricultores y asociaciones, en todos los países de la región andina, desde Colombia hasta el sur de Chile. En Bolivia, el consumo de este grano se triplicó en los últimos tres años: de 4 mil a 12 mil toneladas. Este país es el primer productor mundial con el 46% de los cultivos, seguido por Perú con el 42%.
En la propia sede de la ONU, Morales reflexionó: “En un mundo donde impera el capitalismo, se ha hecho que las necesidades alimenticias sean un negocio lucrativo. A las grandes potencias y a las empresas transnacionales no les interesa la salud de la humanidad sino sus ganancias (…). Con este nombramiento, buscamos cambiar el modelo capitalista que ha hecho del derecho de los pueblos a alimentarse un negocio”.
El presidente boliviano sostuvo que la quinua es “un regalo de la Madre Tierra que los consorcios alimenticios trataron de prohibir y que se demonizó como el ‘alimento de los indios’”, pero que se convierte ahora en una de las propuestas de los pueblos andinos frente a la crisis alimentaria. Por eso, remarcó, “ahora es visto por las trasnacionales como una amenaza a su imperio de comida chatarra”.