Por Camila Parodi
La intervención rotunda del Ejecutivo limitó la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enipla), una herramienta transversal que trabajaba en materia de sanidad reproductiva y sexual. Según el frente juvenil ecuatoriano no hay avances reales sobre la despenalización del aborto sino marcha atrás: en el Gobierno hay una funcionaria antiderechos.
Días atrás, con el objetivo de “reducir los embarazos adolescentes en Ecuador” el presidente Rafael Correa reafirmó una política (anti) derecho sexual y reproductivo. Esta situación no es una novedad para el campo popular, que desde hacía meses denunciaba las políticas conservadoras que se llevan a cabo, que traen a colación la criminalización y persecución de los colectivos sociales.
A partir de ahora, expresó el mandatario, el Plan Nacional de Fortalecimiento de la Familia reemplazará al Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enipla), programa que se encargaba de la distribución gratuita de métodos anticoncepivos y a su vez anula a la linea “Habla serio, sexualidad sin misterios” para la población joven del país. Marcha dialogó con Estefy Altamirano de la Coordinadora Política Juvenil por la Equidad de Género de Ecuador, quién manifestó la preocupación de los movimientos sociales y feministas de ese país ante este contexto hostil.
-A Argentina llegan comentarios sobre las acciones y declaraciones de Rafael Correa sobre los derechos de las mujeres. ¿Cómo lo toman en tanto colectivo feminista?
En el contexto del país podemos hablar de varias cosas pero en salud sexual y reproductiva hubo un retroceso significativo. En 2014, se aprobó el Código Orgánico Integral Penal, con el que se logró nada más que se reemplazara el término “idiota” por discapacidad mental (en materia de abortos no punibles). Entonces fue complejo porque a partir de ahí el tema salió tanto en los medios que el acceso al misoprostol se restringió. A la par, se aprueba la guía de práctica clínica de aborto terapéutico del Ministerio de Salud. Digamos que no fue un avance de esa cartera sino que varias compañeras que estuvieron con el movimiento feminista lo lograron. Lo más reciente es que Correa le quitó por decreto las competencias intersectoriales a la Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enipla), que era desde donde se coordinaba todo el tema de salud sexual y reproductiva de manera transversal a los ministerios.
-¿Qué consecuencias trajo esa decisión?
Las políticas en la temática quedaron en manos del Ejecutivo. Eso significó que quien está a cargo es el presidente, o sea que es inconstitucional. El efecto concreto fue que designó a Mónica Hernández, una dirigente antiderechos y misógina histórica. Ella elimina la Enipla e implementa el Plan Familia, por el que aborda la sexualidad en arreglo a valores, en base al amor y la abstinencia. Entonces, hay un vacío. Ahora hay 29 mujeres procesadas por abortar, muchas con prisión domiciliaria. Hay que sumarle a ello la criminalización de la protesta. Nosotras, como feministas, tuvimos problemas pero más relacionados con las luchas contra el extractivismo; hasta ahora en materia de aborto no tuvimos ninguna activista presa.
-El de Ecuador parece un gobierno progresista en derechos de los pueblos, pero en materia de mujer y diversidad nunca la fue. Sin embargo, ahora hay una persecución más generalizada. ¿Cómo lo viven en tanto movimiento social?
En este Código Penal se tipifica por primera vez el ‘terrorismo’ y la ‘rebelión’ como categorías penales. Eso fue terrible. Como movimiento de mujeres feministas generamos propuestas para quitarlas pero no se logró. Por ellas se llegó a procesar a mucha gente, más de 500 hombres y mujeres en todo el país. Entonces el movimiento social en Ecuador se está tratando de levantar porque venimos de un proceso, como en Argentina, de un gobierno neoliberal brutal y de uno del siglo XXI, moderno pero despolitizador. Hay hipocresía y desfachatez. Es un gobierno cuya estrategia constante es generar cuestiones paralelas.
-¿Dónde ven ese intento?
Por ejemplo, existe la Confederación de Pueblos Indígenas, a la que le quisieron quitar el lugar. Al mismo tiempo, generaron una organización originaria paralela. Lo mismo con los sindicatos, con el movimiento de mujeres. Yo siento que no se pueden dar luchas más contundentes. Me atrevería a decir que lo único que puede articular país es el movimiento indígena.
-¿Cuál es la situación de la derecha en este mapa?
Si bien nosotras tratamos de no hacer diferenciaciones entre derecha e izquierda sí hay una fracción que se mantiene. La oligarquía costeña sobre todo está presente. Se supone que Correa se pelea con ella, pero su vicepresidente les responde. Ahora la derecha se juntó, hizo un pacto; me preocupa qué pasará si logra un avance concreto en el gobierno. Está tomando fuerza.