Tras el discurso del presidente de la Sociedad Rural, qué opinan políticos, empresarios y movimientos sociales. Contradicciones en el campo, en la industria y en la política.
La Sociedad Rural Argentina (SRA) es la asociación que representa por excelencia a la oligarquía ganadera argentina y uno de los símbolos más importantes del poder de las clases dominantes de nuestro país desde los comienzos de su desarrollo como nación capitalista.
La exposición rural que se realiza todos los años en Palermo acapara la atención de políticos y empresarios que, junto con miles de asistentes, se pasean entre promotoras en sus stands y vacas y toros de calidad Premium, exhibidos como orgullo viril de la patria. Es un evento sólo comparable con Expoagro, la gran feria del agrobusiness. Si la Rural expresa el poder tradicional de los terratenientes, que convive siempre con una cuota reconfortante de olor a bosta, Expoagro marca más bien lo más moderno de la producción del campo argentino, entre maquinarias de último modelo y semillas transgénicas.
Cada año el discurso del presidente de la Sociedad Rural es escuchado con atención por dirigentes políticos y empresarios, que se acercan a recibir su bendición como si del Papa se tratara. No quieren perder la oportunidad de aparecer ante los ojos de millones de personas como una opción amigable ante el interés empresario, frente al supuesto destrato kirchnerista. Son contadas las veces en las que fracciones de la burguesía, los velados dueños del poder en nuestro país, se muestran explícitamente y dan su veredicto. Por eso no carece de interés desde el punto de vista popular reseñar algunas de las repercusiones de su discurso.
Las miradas de los políticos
Mauricio Macri, el primer opositor, fue el único dirigente político de proyección nacional que estuvo presente escuchando las palabras del presidente dela SRA. El jefe de Gobierno de la Ciudad consideró que Biolcati manifestó “la frustración de cuatro años de no haber conseguido que el Gobierno dialogue con ellos, resuelva temas puntuales que no eran tan difíciles como no arruinar el mercado de la carne, del trigo y el maíz”. Por otro lado agregó que “hay reclamos al gobierno ya que a pesar del enorme potencial del campo, que sostuvo el crecimiento argentino en la última década, la Casa Rosada insiste en confrontarlo”.
En la vereda de enfrente, el ex ministro de Agricultura de la Nación y actual presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez afirmó que “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que Biolcati vea algo positivo de nuestro gobierno”. Además sostuvo que Biolcati “no alcanza a ver que la generación de valor agregado desarrolla nuestra agroindustria y multiplica riqueza como nunca antes se había hecho”. “No alcanza a ver que los 264 mil productores de la Argentina se destacan entre sus pares de la región por su actitud activa y positiva hacia la adopción de nuevas tecnologías, constantes mejoras de productividad, capacidad de asumir riesgos, motivación e innovación permanente”, agregó elogiando al empresariado rural.
Las otras miradas del campo
Por otro lado, los aliados que conforman la Mesa de Enlace con la SRA también opinaron sobre el discurso.
Para Rubén Ferrero, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), el discurso apuntó a lo “que reclama la Argentina: hablar que se instaure y se aplique verdaderamente la Constitución es algo que los argentinos queremos y ella nos habla de libertades que lamentablemente en un Gobierno democrático se están coartando”. En tanto, el titular de Coninagro, Carlos Garetto coincidió en que “sería una lástima que desaprovechemos esta nueva oportunidad que nos brinda el mundo, con los precios, las buenas perspectivas climáticas”. Finalmente Julio Currás, vicepresidente de FAA, calificó de “coherente” el discurso. “Tocó muchas cosas que nosotros también tratamos en la Federación Agraria. Este es un modelo que no le sirve a nadie o a unos pocos que son amigos del Gobierno. El discurso está bien: hay reclamos por lechería, ganadería, maíz y trigo”, señaló.
Pero mal que les pese a estas entidades los únicos habitantes del “campo” no son los empresarios agrarios. El Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) a través de un comunicado de prensa declaró que “lo que aporta este modelo agrario es una gran capacidad de valorizar el capital, una gran rentabilidad. Pero esa rentabilidad está basada principalmente en los negocios financieros, y en la disminución de los costos de producción a partir de reemplazar al trabajo humano y la dinámica biológica natural por agrotóxicos, maquinarias e importantes cuotas de energía a base de fertilizantes y combustibles fósiles. Es decir más ganancias para agro-empresarios, bancos y transnacionales a cambio de menos trabajo rural, destrucción de la naturaleza, dependencia de agrotóxicos y combustibles, destrucción de suelos, destrucción de mercados locales, éxodo rural, pueblos fumigados, bosques destruidos, campesinos e indígenas desalojados y excluidos, alimentos contaminados, y la lista sigue….”. Le reclaman al gobierno nacional que elija entre “democracias o corporaciones transnacionales”.
Las miradas de otros sectores de las clases dominantes
La Asociación Empresaria Argentina (AEA), que reúne en su Comisión Directiva a representantes de grandes empresas como el Grupo Roggio, Arcor, Techint, el Grupo Clarín, Fiat y Aceitera General Deheza, se expresó mediante la voz de su presidente Jaime Campos quien señaló que “me pareció positivo por todo lo de destacar el rol del productor y el empresario”. Por otro lado Adelmo Gabbi, presidente de la poderosa Bolsa de Comercio de Buenos Aires, dijo que “este discurso de despedida fue acorde con lo que trabajó”.
La máxima expresión de una contrariedad en este terreno se expresó en las declaraciones de José Ignacio de Mendiguren, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), la mayor y más tradicional entidad empresaria del país. Esta asociación patronal vivió una fuerte interna a mediados del años pasado, al renovar sus autoridades, que finalmente fue resuelta con el triunfo del sector más afín a las políticas kirchneristas. Biolcati había criticado al dirigente industrial por no haber participado del acto de apertura de la Rural, a lo que de Mendiguren contestó que “nuestra visión sobre el rol de las entidades empresarias, sobre el país y la problemática económica y social no coinciden con la manifestada por Biolcati”. Agregó que “nuestras diferencias con Biolcatti existen y son el proyecto de país, el rol de la industrialización en la generación de valor, es la diferencia entre una concepción económica desarrollista y una liberal”. Finalmente el presidente dela UIA dijo que es imperioso “terminar con la antinomia campo-industria” y sugirió que la mejor forma de relacionarse con el Gobierno es a partir de un diálogo “sincero, frontal y constructivo”.