Dialogamos con las Eco-constituyentes de la Convención Constituyente de Chile, Manuela Royo y Carolina Vilches Fuenzalida, para acercarnos al Chile que camina con la dignidad como destino.
Por Redacción Marcha y BiodiversidadLa (*) | Ilustración: Ximena Astudillo
El 4 de julio de 2021 se realizó la sesión inaugural de la Convención Constituyente, paritaria y plurinacional. Un hito que se dio a un año y nueve meses de la rebelión popular que inició en octubre de 2019 y que evidenció la agresión contra la vida y la pérdida de legitimidad del sistema político que sostiene en ese país el capitalismo neoliberal extractivista. Desde entonces, la renovación adquirió el rostro de nuevos liderazgos populares, quienes asumieron la responsabilidad de redactar la Constitución del nuevo Chile: estudiantes secundarias, feministas y movimiento LGBTIQ+, referentes de organizaciones críticas de los partidos que gobernaron los últimos 30 años y Defensoras socioambientales y de DDHH.
Ese día asumieron 155 representantes, 17 integrantes de pueblos naciones originarias. Los y las constituyentes fueron electas mediante el voto popular conformando el órgano que definirá las bases de una nueva convivencia. Una Asamblea que eligió como primera presidenta a la autoridad y constituyente mapuche, Elisa Loncon Antileo, y que propone reformas integrales para la instalación de un Estado que reconozca y garantice derechos.
Manuela Royo Letelier es historiadora, abogada y docente, política feminista y militante socioambiental, es defensora de los derechos de quienes habitan el territorio del Wallmapu, en la Araucanía, y trabajó fuertemente en esa región por la vida del río Cautín. Dentro de la Convención Constitucional, el órgano encargado de redactar la nueva Constitución de los pueblos de Chile, es coordinadora de la Comisión de derechos humanos, verdad histórica y bases para la justicia, reparación y garantías de no repetición. Desde allí, propone construir un nuevo acuerdo social que supere el modelo neoliberal. Una Constitución que, como dice en sus discursos, “esté llena de cultura, vida, colores, música afro y saberes ancestrales”.
Carolina Vilches Fuenzalida es geógrafa, también es convencional constituyente y vocera del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medio Ambiente (MODATIMA). Fundadora de la primera Oficina Municipal de Asuntos Hídricos de Chile, se define como hidrofeminista, que define a las mujeres privadas de agua y cómo responden a mayores autonomías hídricas para recuperar el agua y los saberes ancestrales. Cree que la nueva Constitución debe hacer que el Estado se comprometa a proteger el agua, los bienes naturales, y los declare bienes naturales comunes y colectivos. Además, piensa que poner a la naturaleza en el centro es profundizar la democracia.
Con ellas dialogamos para acercarnos al Chile que camina con la dignidad como destino.
¿Se considera una Defensora de los derechos de la naturaleza, la tierra, las aguas? ¿De dónde es y cuál es el territorio por el que lucha?
Carolina Vilches Fuenzalida (C.V.F.): Claro que sí, me considero Defensora de la vida digna a partir de defender las aguas en el valle de la provincia de Petorca, que habito y he defendido por más de una década.
Manuela Royo Letelier (M.R.L.): Más que una Defensora, me considero una integrante más dentro de un movimiento por la defensa del agua, la tierra, el medioambiente que es el MODATIMA. Soy una más de muchas mujeres que históricamente han luchado por la protección de la naturaleza, los bosques, los ríos y soy también una más dentro de todas las mujeres que consideramos que la lucha por el agua, la recuperación de los ecosistemas y los espacios de reproducción de la vida como son los bosques, los ríos y la tierra es también una lucha feminista.
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¿Qué rol juegan los feminismos y la lucha socioambiental en el proceso de esta nueva Constitución?
C.V.F.: Creo que el ecofeminismo nos permite concientizar la función vital de las aguas relacionando el cuidado de la vida, las personas, la naturaleza a partir del uso de las aguas a las que asociamos nuestra defensa de la vida las mujeres en el movimiento socioambiental por el acceso al agua, la tierra y la protección de los ecosistemas.
Somos mujeres organizadas protegiendo el hábitat, protegiendo la comunidad de agua potable rural, esas mujeres somos las que hoy nos volcamos a las vocerías indignadas y propositivas. Tenemos la convicción de superar la realidad que hoy nos toca enfrentar, vivir en esquemas de dominación, sometimiento y maltrato con la naturaleza, mujeres, disidencias, y que bien sabemos se aborda desde el ecofeminismo, conjuntamente con la ecología política, debemos sacar la voz por la vida, todas las formas de vida, incluyendo la naturaleza, lo que permitirá lograr entornos seguros y libres de violencia.
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¿Por qué es necesario descentralizar el poder político y económico? ¿Qué beneficios trae esta iniciativa y cuáles son los principales obstáculos que podrían poner en riesgo su tratamiento y aprobación?
M.R.L.: Es importante descentralizar el poder político y económico porque las decisiones, cuando se toman desde la centralidad, habitualmente son desde sectores urbanos, alejados de las comunidades rurales y de la naturaleza. Muchas veces, el centralismo perpetúa las decisiones y las visiones de los sectores de la élite de la sociedad, de quienes históricamente han reproducido estos patrones de dominación; por lo tanto, el centralismo es la concentración del poder.
Creemos en la redistribución del poder, en la democratización de los espacios y por lo tanto también, en la territorialización de las decisiones. La descentralización trae como beneficios el rescate de conocimientos que son situados en la toma de decisiones políticas en base de las comunidades, en base a una perspectiva y enfoque ecosistémico. Los principales obstáculos obviamente son el centralismo, la concentración del poder y la inercia de un modelo que está diseñado para la acumulación del poder en pocas personas.
¿Encuentra experiencias de lucha afines en América Latina con relación a las luchas que están dando los pueblos de la región? ¿Se identifica en la lucha de otras Defensoras de las tierras, las aguas y los territorios comunitarios?
C.V.F.: Claro que sí, compartimos con la región de América Latina la necesidad de descolonizar y terminar con el patriarcado feudal que arrastramos desde tiempos de invasión y colonia. Compartimos también la problemática hídrica y la necesidad de proteger las aguas para el ejercicio de los derechos humanos ante el brutal extractivismo neoliberal que nos ha secado y saqueado las aguas. Me identifico con las luchas de los pueblos andinos por el reconocimiento del Buen Vivir, bien común y respeto de los ciclos de la madre tierra naturaleza. Domitila Barrios, Berta Cáceres, etc.
M.R.: Si, por supuesto, tenemos grandes ejemplos de mujeres como Berta Cáceres que luchó por los ríos de su pueblo. Hay mujeres que se encuentran luchando en todo el mundo, por la recuperación y la protección de las aguas, los ríos, la vida porque históricamente hemos sido nosotras las que asumimos los roles de cuidado para los que se necesita agua para criar, cocinar, sembrar; y entonces, nos identificamos unas con otras. Sabemos que estamos en las mismas luchas, cada una con sus especificidades; y aunque las luchas de las mujeres indígenas, negras, rurales no son las mismas que las de las mujeres de la ciudades, sí la lucha por la tierra y el agua es una lucha que nos une a todas y es característica de los nuevos tiempos la protección de la semilla, del agua, de los bosques y también nos une en un trabajo comunitario, de nuevas formas de relacionarnos con la tierra y entre nosotras; por eso nos identificamos en esta defensa.
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Esta entrevista hace parte de la serie “Defensoras. La vida en el centro”, un trabajo conjunto de Marcha Noticias y Acción por la Biodiversidad, editado por Chirimbote, con apoyo de la Fundación Siemenpuu.
*La entrevista fue realizada por Laura Salomé Canteros en el año 2022.
Edición: Laura Salomé Canteros y Nadia Fink.
Ilustración: Ximena Astudillo