Por Rodrigo Oscar Ottonello. Desde las páginas de Barcelona, La Nación, Tiempo Argentino y Fierro, Diego Parés, trabajador infatigable, hace humor e historietas riéndose de todo y de todos. En “Correrías del Sr. y la Sra. Rispo” Parés redobla sus fuerzas y el resultado es una fiesta.
“Correrías del Sr. y la Sra. Rispo” es un libro de 132 páginas (en formato apaisado de 23 x 12 centímetros) publicado a mediados de 2011 por la editorial cordobesa Llanto de Mundo (hoy probablemente -por cantidad, variedad y calidad de sus títulos- la más importante de las dedicadas a la historieta). ¿Por qué entonces hablar de este libro a casi un año y medio de su publicación, cuando quizás un diario, incluso en su sección cultural, debiera ocuparse de acontecimientos más recientes? La respuesta, inspirada en la libertad maravillosa con que Diego Parés trabajó en dicha historieta, es: porque resulta posible.
Parés es uno de los mejores dibujantes e historietistas de la Argentina (junto a los señores Carlos Nine y José Muñoz) y también uno de los mejores humoristas (junto al actor Diego Capusotto y el historietista Gustavo Sala), pero por sobre todas las cosas es un trabajador. En sus entrevistas o en los textos publicados en sus diversas intervenciones en la blogósfera y las redes sociales, Parés suele reírse de los artistas que se quejan de las restricciones de espacio, de tiempo o de tono bajo las que deben producir su arte. Parés observa los límites, se atiene a ellos, y luego dice algo así como que está bien, no se puede esto ni esto otro ni aquello, pero sí todo lo demás y, sin olvidarse de las reglas, crea universos de posibilidades ilimitadas.
Muchos conocíamos a Parés por sus desaforadas historietas en Barcelona o Fierro cuando nos enteramos, el año pasado, que iba a comenzar a hacer un cuadro de humor diario para La Nación. Y varios, ingenuamente, lo compadecimos porque ahora se iba a tener que reprimir, impedido de mostrar violencias, penes, mierda o semen. Ahora, ya avivados, llevamos más de un año leyendo “Humor petiso” (tal el nombre de su cuadro) y sorprendiéndonos de todo lo que este hombre puede hacer ahí adentro, en la página final de uno de los diarios más conservadores del país.
Entonces, cuando uno lleva tanto tiempo deslumbrándose y riéndose con lo que Parés hace cada día en tantos y en tan distintos medios gráficos, llega un momento en que de pronto se pregunta: ¿Por qué aún no fui a buscar el libro del Sr. y la Sra. Rispo, que son los personajes más queridos por este historietista, aquellos a los que dibuja desde los años ochentas y con quienes seguramente ha hecho todo tipo de experimentos? Porque si Parés hace estas cosas impresionantes cuando se adapta a los límites de tales y cuáles revistas, ¿qué es lo que puede llegar a hacer cuando los únicos límites son los que él mismo se marca?
Bueno, no hay muchos límites en “Correrías del Sr. y la Sra. Rispo“… Cualquier intento de sintetizar la trama de esta historieta demencial y perfecta será pobre e inútil. A lo sumo puede decirse que los Rispo van a tener un hijo y que en el camino a tenerlo luchan contra todo y contra todos. Lo que sí puede decirse claramente es que Parés se permite cientos de aberraciones, de atrocidades, de violencias, de locuras y lo hace porque ahí, en las páginas de una historieta, es posible: ahí y no en otra parte. Y si la destrucción de todo, que no es posible en este mundo (o al menos no como acto de una voluntad) y tal vez tampoco deseable para este mundo (hay todavía mucha vida con ganas de seguir viviendo), sí es posible en una historieta, ¿por qué no llevarla a cabo?
Parés, a veces, en distintos puntos de la internet, discute con lectores que le dicen que no se puede burlar de tal cosa, que no se puede reír de tal otra, que no puede decir aquello. Parés a veces se burla de ellos, a veces les pide disculpas (¿en burla?), a veces elabora extensos argumentos. Pero lo que insiste, en sus declaraciones pero sobre todo en sus esforzados trabajos, es la idea de que en algún lugar tiene que poderse todo lo que en otros lugares no, que en algún lugar tiene que ser posible cagarse en todo, llevar a cabo terribles venganzas sobre un mundo muchas veces terrible, así como construir amores que, como el de los Rispo, pueden soportar absolutamente todas las catástrofes, las traiciones y los dolores. Ese lugar tal vez puede ser la historieta. O, al menos, lo es “Correrías del Sr. y la Sra. Rispo”.