El padre Carlos Saracini (izquierda) mostrandole al periodista Martín Granovsky (derecha) un mural pintado en la iglesia Santa Cruz y cedido por el premio nobel de la paz, Adolfo Peréz Esquivel
En el marco de las celebraciones navideñas, Marcha dialogó con el padre Carlos Saracini de la iglesia de la Santa Cruz de Buenos Aires. El significado de la Navidad alejado del consumismo con el que la publicidad bombardea cada año.
El padre Carlos Saracini pertenece a una iglesia con una tradición de lucha y organización muy importante en nuestro país. Arraigada en lo más profundo de nuestra historia reciente, la iglesia de la Santa Cruz fue, entre otras cosas, punto de encuentro de las primeras reuniones de las Madres de Plaza de Mayo. Allí se juntaba Azucena Villaflor, Esther Careaga y Mary Bianco, quienes fueron secuestradas y desparecidas por la última dictadura militar.
A partir de esta historia, a lo largo de los años la Santa Cruz ha mantenido su impronta de compromiso social. Hoy es Carlos Saracini quién se encuentra al frente de dicha parroquia, un cura comprometido con las problemáticas sociales de su país y de su tiempo y con quién Marcha diálogo en torno a una nueva celebración de Navidad.
“Mi reflexión es que hay que volver la mirada sobre este niño indefenso y desnudo envuelto en pañales, lleno de promesas. Cuando uno ve al niño lo que te brota es la promesa que hay, la vida ahí contenida gritándonos que la vida nace” comienza Carlos. Y agrega: “Para mi Navidad es una invitación a confiar que la vida que nace y renace constantemente”.
Cuestionando el carácter consumista de la Navidad actual, plantea una alternativa y sostiene que “es una oportunidad, sin duda que hay un montón de distractores, se la ha vaciado de contenido. Pero en medio de eso hay un deseo, una sed de encontrarnos. Las familias que se reencuentran y los amigos también”.
Por este motivo plantea “ver qué cosas han nacido este año y qué cosas queremos que nazcan en el 2013. Eso puede ser una pregunta muy simple para ‘hacer navidad”. Con el optimismo que lo caracteriza afirma: “Dios sigue confiando en la humanidad, en nosotros. Creo profundamente en el libre albedrío, creo que Dios es el garante de nuestra libertad para que podamos vivir libres para amar con todos los riesgos que eso implica. Celebrar navidad nos da esa posibilidad”.
Un nacimiento que está diciendo algo
“A mí me encanta esta imagen de Atahualpa (Yupanqui) que dice que el ser humano es tierra que anda, tierra que camina. Nosotros somos tierra que anda y que camina, somos parte de una tierra consciente que lucha, se apasiona” dispara Carlos. Y luego se explica: “Dios se encarna en un pueblo que camina y en esos hombres de la tierra. María una campesina y José un artesano, un “arregla tutti”. Eso habla “de un Dios que desde ahí quiere incluirnos a todos los que están caminando la tierra a pies descalzos. Y lo demostró así, naciendo como un niño desnudo, frágil y terminó luchando para que seamos más hermanos, más humanos, desnudo en la cruz”. Según Carlos Saracini “Jesús está diciéndonos ahí en la cruz ‘miren que lo más importante es ser humanos’ y arriesguémonos a hacerlo”.
Finalmente, concluye: “Creo que todo el ropaje que nos ponemos de consumos, de poder, es cáscara. Lo otro, lo importante es ver una persona que siempre necesita de otro, de una familia, de otros como él para ir aprendiendo colectivamente a ser más humanos”.