Por Silvana Iovanna Caissón. Se presentó en el Cine Gaumont “Nunca digas nunca”, un documental realizado por un colectivo de jóvenes cineastas que en 85 minutos logra denunciar los casos de desaparición forzada de personas y la violencia institucional en los últimos treinta años. Luces y sombras de la vida en democracia.
En el marco de la 8º Muestra Documentalistas Argentinos (DOCA) 2014 “Ojos que no ven…”, ayer por la tarde se presentó en el Cine Gaumont “Nunca digas nunca”, un documental realizado por Colectiva Documental, en el que logran visibilizar el entramado del accionar policial, la complicidad del sistema judicial y la inoperancia del sistema carcelario como política de (in)seguridad.
Se vieron políticas y accionares cuyo modus operandi nos recuerdan al de las fuerzas militares, policiales y parapoliciales que, en colaboración con un arco de la sociedad civil, secuestraron torturaron y desaparecieron 30 mil jóvenes, hombres y mujeres durante las sucesivas dictaduras militares desarrolladas en nuestro país. Pero que, sin embargo, continúan desarrollándose en plena democracia.
¿Qué pasa con aquella generación que nació y vivió siempre en democracia? ¿Es posible concebir en un mismo tiempo la democracia y desaparición forzada? La figura del desaparecido se reactualiza y pone en jaque a un Estado de derecho, fundado en los principios de igualdad, fraternidad y libertad.
A lo largo de seis capítulos el documental va revelando los más de 200 casos de desaparecidos en los últimos 30 años de democracia, sin contar las mujeres secuestradas y desaparecidas para la red de trata y prostitución.
El caso más polémico en la década de 1990 fue el del periodista José Luis Cabezas, desaparecido y posteriormente asesinado luego de adentrarse en una investigación sobre casos de corrupción que implicaban al empresario Alfredo Yabrán. Con el inicio de los Juicios a las Juntas Militares, el de Jorge Julio López, detenido desaparecido durante la última dictadura militar, y vuelto a desaparecer luego de declarar en contra de su represor, el ex policía y mano derecha de Ramón Camps, Miguel Etchecolatz.
En los últimos años, las víctimas registradas de represión policial son principalmente jóvenes de sectores populares que fueron detenidos por resistirse a la corrupción policial o por simple ‘portación de cara’. Los casos de Miguel Bru, Luciano Arruga y Jonathan “Kiki” Lescano en Buenos Aires, y Atahualpa Matínez Vinaya de Río Negro son algunos de los casos que ponen de manifiesto la violencia que ejercen los diferentes aparatos del Estado. Complicidad y encubrimiento son los pilares sobre los que opera la fuerza pública y el aparato judicial. Asimismo, la massmediatización de la criminalización de la pobreza y de la protesta colabora con la difusión del miedo y la legitimación de políticas como “más mano dura”, la creación de nuevos cuerpos policiales y la baja imputabilidad.
Con la colaboración del informe realizado por la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), el documental ofrece datos concretos sobre la situación actual del país e invita a reflexionar sobre cómo opera el poder del aparato de Estado para mantener, de una u otra manera, el control social, cuidar la propiedad privada y delimitar y digitar la libertad.
La sala superó la venta de las localidades por lo que el documental se proyectará nuevamente en el Cine Gaumont hoy jueves a las 19hs gracias al espacio cedido por otros realizadores participantes de la muestra documental.