Por Carina Reyes. El jefe de Gabinete de la Nación, Abal Medina, llamó a “avanzar en un proceso de desdolarización de nuestra economía”. En el mismo sentido fue la referencia del senador por el Frente para la Victoria Aníbal Fernández cuando dijo “vayan haciéndose la idea de que la Argentina tiene que empezar a pensar en pesos”.
En este caso el Gobierno se ve ante una situación restrictiva en la cuenta corriente, es decir, que los dólares que ingresan no son suficientes. Los mismos se destinan a pagar la deuda (este año incluso vencen el Boden 2012 y el Cupón PBI), asistir a los importadores y abastecer la demanda de divisas que en su gran mayoría responde a grandes empresas que giran sus ganancias al exterior, en lo que solemos llamar fuga de capitales.
La situación de la crisis internacional no ayuda en este contexto. Es una situación que agrava los propios limites del carácter productivo argentino, que no ha sido revertido, y que la apreciación del tipo de cambio mas la crisis económica mundial dejan en evidencia.
Cabe remarcar que si bien esta situación ha sucedido en diversas oportunidades de nuestra historia -podemos recordar el arduo debate dolarización vs. devaluación a fines del 2000 entre los principales sectores del poder económico- en esta oportunidad el Gobierno ha establecido una serie de políticas publicas que intentan modificar o subsanar esta situación,apuntando claramente a una resolución circunstancial siendo que no están presentes las políticas que revolverían el problema de fondo.
En diálogo con el programa matutino de FM La Tribu, Llevalopuesto, el economista Eduardo Lucita mencionaba que Argentina es un país que está mucho mas dolarizado, incluso culturalmente, que cualquier país de América Latina. “Uno va a Brasil y no le aceptan los dólares en el centro de San Pablo así porque si. Hay momentos de dificultades de cuenta corriente y balanza comercial, como ahora, que en la historia argentina se han repetido y han generado corridas cambiarias, logrando que gente que nunca compró dólares salga a comprarlos, generando un circuito casi psicológico” sostuvo.
Al mismo tema hacia referencia el economista Ricardo Aronskind en FM La Tribu al destacar que fue Martínez de Hoz el que nos acostumbró a vendernos dólares baratos que permitían comprar productos baratos en el exterior, luego vinieron las devaluaciones y entonces le dieron el lustre de que encima podías ahorrar y se te multiplican los ahorros si los tenías en dólares. Se fue armando una verdadera mentalidad en relación con la moneda extranjera muy importante y el dólar fue reemplazando al peso en algunas cuestiones importantes, por ejemplo en el poder de ahorrar en una moneda que no pierda valor.
Hoy en día los medios de comunicación, que responden a diversos intereses económicos, son una pieza importante para la generalización de ese tipo de sensaciones que podemos ver ilustrada en las expresiones como: corralito, corridas, cepo cambiario.
Lucita agregaba que: “si es cierto que el mercado negro, el blue, mueve 50 millones de dólares por día, no puede ser cierto que personas que compran en la calle de a pie van a llegar a esa suma. ¿Quien hace esa gran cantidad? Sólo las grandes empresas y los bancos, esto deja en evidencia que hay un sector que quiere impulsar una devaluación”.
Mientras tanto, para limitar la fuga de divisas se han establecido diversas políticas que intentan mantener el superávit en cuenta corriente. Entre ellas cabe mencionar la obligación de demostrar los ingresos para adquirir dólares y la merma en los plazos de liquidación de divisas provenientes de exportaciones, entre otras.
Resulta pertinente mencionar que, por un lado, esto implica, indirectamente, una embestida al sector informal del circuito económico (“la economía en negro”). Si tenemos en cuenta que en el mercado de trabajo existe una informalidad que ronda el 35%, esos mismos empresarios pueden vender productos y comprar insumos en negro, reproduciendo una lógica evasiva que ahora los obliga a comprar dólares justamente en le mercado negro. Lucita, en referencia a este tema, situaba el ejemplo del mercado inmobiliario: “vender una casa implica una escritura por el 70% del valor real, el resto es en negro, entonces esas operaciones inmobiliarias o no compran dólares o comienzan a escriturase por el valor real y la AFIP tendrá la ocasión de recaudar mas”.
Por otro lado, el freno de las importaciones ha dado un resultado efectivo: mantener el superávit comercial. En el mediano plazo habrá que ver si esos productos se logran sustituir, de lo contrario se verá reflejado en una merma de la producción local que podría impactar en el nivel de ocupación. Para analizar esto falta tiempo, que depende, obviamente, del mientras tanto.