Por Orlando Agüero / Gráfica: Daniel Malnatti.
El Abogado Pablo Pérez Ledesma denunció penalmente al controvertido y polémico periodista apodado “el Angel”, por “alentar el odio racial y político”. La denuncia se basa en la línea editorial de sus programas y las permanentes alocuciones acerca del odio a grupos sociales que él identifica como diferentes: “Negros, villeros, planeros, tortilleras, etc….”, y suma así toda una serie de incumplimientos a la Ley Antidiscriminatoria.
El abogado en Derechos Humanos, Pablo Pérez Ledesma, formuló una Denuncia Penal contra Ángel Pedro Etchecopar, por transgredir la Ley Antidiscriminatoria. El escrito presentado ante la Justicia está sustentado en hechos conocidos. Estos han tomado notoriedad y difusión, debido a la forma soez y vulgar que utiliza el periodista apodado “el Ángel”, para discriminar y estigmatizar a determinados grupos sociales. Días pasados, a través de los medios masivos de comunicación, pudimos ver escraches y señalamientos públicos de grupos de mujeres y distintas expresiones sociales. Estas se generaron en repudio a dichos de Etchecopar que, como siempre, contenían un elevadísimo carácter misógino, discriminatorio y estigmatizante.
Pareciera ser que Baby intenta ser la voz de quienes se aferran, sin medias tintas, a ideas que durante siglos han permitido a pequeños grupos de personas someter a grandes mayorías, ejerciendo el escarnio público solo por pensar diferente. Es decir que la defensa de la cultura machista y conservadora ha configurado en él un camino, que desde su trabajo como comunicador social manipuló, otorgándole, tanto, cierto nivel de rédito y rating, como duras críticas de los sectores por él discriminados y estigmatizados. Un hombre de las cavernas que pretende arrastrar a mujeres tomadas de su cabellera garrote en mano. Esa es la imagen que a cualquiera que ve a un ser humano como a cualquier otro, se le representa. Sin embargo, el hombre de las cavernas estaba en su tiempo.
Esta persona no es el hombre de las cavernas; es simplemente Baby Etchecopar. Una persona de clase media de muy buen pasar, que no pierde el tiempo en discriminar y estigmatizar a quienes no les ha ido muy bien en términos sociales y económicos y a aquellos y aquellas que eligieron no ser como él en la vida. Una especie de “Micky Vainilla” (el personaje televisivo de ficción interpretado por el actor Diego Capusotto), pero sin su fineza y, por supuesto, sin su gracia. Sin dudas que para millones de personas que viven debajo de la línea de la pobreza, que asumen su identidad por fuera de las normativas que establecen que solo existen hombres y mujeres, que sus pieles son morochas, que forman parte o son descendientes de los pueblos originarios y que además piensan diferente a las editoriales que expresa el periodista en cuestión, sienten que cada vez que éste enciende el micrófono y abre su boca, se les nubla el cielo. Oscurece cualquier día soleado. Llueve sobre inundado e incendia el día caluroso.
Otras denuncias
Denunciar a Baby Etchecopar por sus dichos misóginos y discriminatorios no es nuevo. Desde 2002 viene teniendo en su haber serias querellas que afrontar. Por aquella época la causa fue caratulada “Instigación a cometer delito”. El juez interviniente le trabó un embargo de sus bienes personales por treinta mil pesos. También la reconocida asociación CHA (Comunidad Homosexual Argentina) lo denunció ante la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual por violar la Ley de Medios al hablar en su programa radial de “Viejo puto de barrio”. Otra de las acusaciones que pesan sobre el periodista fue realizada por El Instituto Nacional de Mujeres. En esta oportunidad se lo denuncia por ejercer “Violencia simbólica y discriminación”. En su programa radial había dicho: “Para un grupo de gente despreciable entre las que se encuentran Pichot, la que habló en el acto el otro día, los que pintan con aerosoles como si fuera heterosexual un castigo (sic). Que son ratas, son lacras: imagínense cuando uno limpia la pileta de natación y encuentra chicles, pelos, escupidas, eso es lo que queda en el filtro del país. Esta gente, desagradable. Que no luchan por nadie más que por ellos, con un egoísmo supremo. Donde no les importa la mujer torturada, golpeada, asesinada, puesta al servicio de la prostitución. Les importa nada más poder chuparle la boca a otra mujer en un “tortazo” en la puerta de La Biela porque se estaban besando y no las dejaron. Asqueroso. Repugnante. Pero lo mezclan con los DDHH, con los desaparecidos para meterse en el medio y poder besarse tranquilo (sic)”. Sin dudas sus palabras son totalmente incompatibles con su rol de comunicador social. El año pasado, por su parte, la UFEM (Fiscalía contra la violencia hacia las mujeres) hizo lo suyo, denunciándolo al conductor radial por dar al aire los números de teléfonos de personas que habían participado en un escrache hacia él. El señalamiento consistía en repudiar otra vez sus dichos esgrimidos en su programa: “Si tu hija de doce años sale mostrando las tetas con un tatuaje y haciendo trompita, hay una provocación, y el problema no es el degenerado… es la provocación”.
Condena Social
No cabe duda que el mencionado “Ángel” hoy es portador de una importante condena social por parte de numerosas organizaciones de defensa de derechos, y de un arco amplio de sectores de la sociedad. Sin embargo, se hace más que necesario que esta condena que la sociedad le viene imponiendo a este personaje, se traduzca en condena por parte de la Justicia. En ese marco es esta nueva denuncia que presentó el Dr. Pablo Pérez Ledesma. La causa tiene el carácter de denuncia penal. Es decir que la denuncia tendría que derivar en castigo. Aunque para el beneficio de la libertad, es imperioso que esas voces que estigmatizan y discriminan a sectores sociales vulnerables, no ejerzan la tarea de comunicadores. No se trata de cercenar la libertad de expresión. Se trata de construir una sociedad con respeto hacia todos y todas.