Por Gonzalo Reartes
Marcha entrevistó a Carlos Sanabria, uno de los fundadores del programa radial Derrocando a Roca, que se transmite desde hace ciento cincuenta programas por Radio La Colectiva. En esta primera parte, los orígenes del programa, la figura de Roca y la importancia de los medios populares.
El programa radial “Derrocando a Roca” cumplió por estos días ciento cincuenta programas y a casi cuatro años del primero, Marcha entrevistó a uno de sus fundadores, referentes y conductores, Carlos Sanabria, quien explicó cómo comenzó el proyecto.
Además, el conductor opinó sobre el rol de los medios de comunicación popular y autogestiva, y su visión sobre la coyuntura política, temas de los cuales también se habla en el programa radial que comenzó como un proyecto universitario para una materia y terminó formando a comunicadores y comunicadoras que salieron de las aulas para defender otro tipo de comunicación, además de diversas culturas y luchas del campo popular.
-¿Cómo surge el proyecto del programa de radio “Derrocando a Roca”?
El programa surge desde un proyecto de una materia de la carrera de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires (UBA) llamada “Taller de Procesamiento de datos”. El proyecto planteaba armar algo que vinculara la identidad con los medios digitales y en él participaban más de treinta personas, de las cuales tres nos volcamos a la idea de su continuidad, motivados por la idea de trascender el mercado de las empresas de medios masivos. No se trataba de ocupar espacios en el medio sino de generar algo nuevo, con sentido de pertenencia. Hoy nos expandimos. Más allá de la radio nos volcamos hacia la web (www.derrocandoaroca.com), donde salen diversos artículos de múltiples contenidos y donde trabajan varios compañeros por fuera del programa radial.
Intentamos conjugar lo político y la actualidad pero dando espacio al humor y distintas secciones culturales que tengan que ver con la música y la historia, entre otras. Pretendemos no sectarizar ni hablar a los convencidos, sino llegar a un público diverso, tener un amplio abanico de receptores. No ser opinólogos, que nuestros contenidos sean quienes manifiesten nuestras opiniones. El desafío es crear, romper con esa burbuja de críticos que analizan los medios, tan aburrida y de moda hoy en día.
-¿A qué se debe el nombre?
Tomamos a Osvaldo Bayer como un gran referente. A partir de su lucha y aquella de los pueblos originarios (y en el contexto del año 2011), surge la figura de Roca y se mezcla con la necesidad de llegar a un público extenso. Teniendo en cuenta que Roca aún estaba en el billete de cien pesos, propusimos a los oyentes qué figura escogerían para reemplazarlo (esto fue antes de la emisión con el retrato de Evita).
De la misma forma, “derrocar” a Roca era un gran disparador para discutir la identidad argentina y la historia oficial con la cual crecimos, que nos dice que los argentinos descendemos de los barcos y somos hijos de inmigrantes europeos y blancos. La figura de Roca engloba la crítica y, a la vez, la reflexión, el debate y el repensar nuestra identidad nacional. Se trata de pensar en el legado de Roca hoy.
-¿En qué aspectos consideran que la figura de Roca y su simbología en el plano cultural siguen vigentes?
Ante todo, creemos que tomar postura frente a la figura de Roca implica una revalorización de los pueblos originarios. Se trata de analizar y discutir el legado que dejó. Un aspecto son las millones de hectáreas para pocas familias de terratenientes que apoyaron la Campaña del Desierto. Esto nos lleva a hablar de la distribución de la tierra en la Argentina hoy: ¿es distinta? ¿Qué pasa con el modelo productivo? Lo mismo vemos en la ampliación de la frontera sojera, que implica el desplazamiento y la agresión y muerte de los pueblos originarios y sectores campesinos.
El modelo extractivista tiene que ver con la continuidad del legado roquista, sobre todo porque no hay consulta, debate ni inclusión de los pueblos originarios en esos temas. Trascender lo histórico para enfrentar las luchas en el presente es una de las necesidades que planteamos desde nuestro espacio.
-¿De qué tratan sus cuatro secciones mensuales (CORREPI, Militancia de los Invisibles, Feminismos y Presencia Agraria)?
La sección CORREPI (Coordinadora contra la represión policial e institucional) está a cargo de Pablo Gilardenghi y tiene que ver con una lucha que está cerca de cumplir 25 años. Se intenta dar cuenta de cuántas muertes por gatillo fácil y desapariciones forzosas hubo en cada gobierno. Es un trabajo esencial. Rompe con la frontera que imponen los medios masivos que reivindican un caso de asesinato puntual; acá se trata de hablar de los pibes y pibas de barrios pobres que no tienen lugar en ninguna agenda de medios masivos. Esta sección muestra cómo, más allá del gobierno de turno de turno, existe una represión sistematizada contra los sectores vulnerables.
En Los Invisibles contamos con la presencia de Agustín Bontempo, que recupera lo que es la militancia en la Villa 31 e intenta poner sobre el tapete las contradicciones en un contexto en el que el gobierno de la Ciudad habla de la urbanización de las villas y se evidencian todos los obstáculos que se ponen fuera del ojo público para no proceder con esa urbanización. Esta sección tiene casi tres años y da cuenta de las novedades y actividades en la 31 y explica los mecanismos de contraste que existen respecto a la política de maquillaje del gobierno de la Ciudad.
Feminismos fue inaugurada este año y está a cargo de Andrea Beltramo, que también colabora en la página web. Esta sección le dio un impulso más que interesante a Derrocando. Nos enseñó que no hay un feminismo, sino varios. Se intenta romper con el sentido común y los estereotipos feministas. Desde la lucha por la despenalización del aborto a la cuestión de los femicidios, pasando por el apoyo a la Ley Brisa, que apoya a las víctimas de femicidios (para que hijos e hijas no queden desamparados) y el debate en torno al #NiUnaMenos y qué se hace políticamente con esa lucha.
Por último, Presencia Agraria, a cargo de Alejandra Santiago y Tomás Hart, tiene que ver con lo ligado al modelo extractivista y las distintas luchas respecto a sus consecuencias. Se intenta dar énfasis al rol del Estado y su relación con las grandes transnacionales, intentando no caer en los simplismos de la izquierda en tanto “Monsanto es malo”, sino reconocer que los agroquímicos matan e intentar darle una vuelta de tuerca a eso.
-¿Qué balance político hacen respecto a los medios de comunicación popular y su lugar dentro del espectro comunicacional?
Los medios alternativos cumplen una función esencial hoy al rescatar y ampliar voces que no tienen lugar en los grandes medios. Hay que separar la lucha cotidiana con lo que se plantea desde el Estado. A pesar de la Ley de Medios, no han salido licencias para los medios alternativos y ese espectro del 33% que define a esa Ley no se ha cumplido, se sigue laburando con permisos transitorios y demás. Martín Beccerra nos ha comentado hace poco en una entrevista que hay mayor concentración mediática en este momento que al sancionarse la Ley.
El desafío es romper con el sentido común que asocia a lo alternativo con lo precario. Sabemos que la comunicación popular se hace desde espacios marginales, que uno tiene que laburar, pagar el alquiler, llegar a fin de mes, pero es el espíritu militante y la autogestión lo que impulsa la calidad del producto final.