Por Nadia Quiroga. La joven tenía 30 años y estaba embarazada de dos meses y medio. Luego de que la Justicia liberara a Daniel Lagostena, ex pareja de la mujer y único imputado por “homicidio y aborto en el contexto de violencia intrafamiliar”, en la causa no hay detenidos.
El 21 de agosto de 2010 desapareció Erica Soriano. Cuatro años después, no hay ningún rastro ni pista sobre el paradero de la mujer que por entonces tenía 30 años y estaba embarazada de dos meses y medio, además de ser madre de Flor, hoy de 15 años, producto de un matrimonio anterior. En la causa hay un único imputado, quien era por entonces su pareja, Daniel Lagostena, ahora en libertad por un “error procesal”.
Lagostena fue detenido e indagado por un delito -privación ilegal de la libertad seguida de muerte-, y luego se le dictó prisión preventiva por otro -homicidio y aborto en el contexto de violencia intrafamiliar-. El abogado de la familia de Erica, Marcelo Mazzeo, le explicó a Marcha que la Justicia hizo lugar a un hábeas corpus presentado por la defensa, ya que el Fiscal debería, entre una y otra carátula de la acusación, “haberlo dejado en libertad aunque sea cinco minutos”. Mazzeo hizo su presentación ante la Corte Suprema bonaerense, que se expidió un año después, desestimando el pedido de regresar a Lagostena a la cárcel. Ahora, la querella prepara una demanda de “ausencia con presunción de fallecimiento”, aseveró. “Necesito eso para tener determinada la muerte y poder pedir la elevación a juicio”, indicó el letrado.
Una de las principales preocupaciones de la familia de Erica es que Lagostena se dé a la fuga, algo no descabellado teniendo en cuenta sus antecedentes: apenas días después de la desaparición de su mujer y su hijo, el ahora imputado se fue a Paraguay, por motivos que nunca pudo explicar fehacientemente, y dejó su celular prendido en nuestro país para despistar a los investigadores que intentaban seguirle la pista.
Por ahora, la causa sigue en la misma Fiscalía, la que está a cargo del juez de Garantías Gabriel Vitale. No se hacen rastrillajes ni tareas investigativas porque no hay nuevas pistas. Solo se coteja el ADN de Erica cuando aparecen cuerpos que la Justicia debe identificar.
¿Qué pasó ese 21 de agosto?
Lagostena, quien convivía con Erica, fue el último en verla con vida. Según su relato, ese sábado 21 de agosto de 2010, la joven partió de su casa en Lanús rumbo a la vivienda familiar, en Villa Adelina, en horas cercanas al mediodía. Se fue tras una discusión de pareja y sin su teléfono celular.
Recién en horas de la noche, el ahora imputado se comunicó a la casa de Erica para consultar si la joven estaba ahí. Y fue entonces cuando comenzó la búsqueda. Lagostena hizo una descripción de la ropa que, supuestamente, llevaba su mujer a la hora de la desaparición, pero esas prendas, confirmó a este portal Ester Soriano, madre de Erica, fueron encontradas en su casa.
La familia comenzó a movilizarse rápidamente y organizaron marchas pidiendo por su aparición, intentando captar la atención de los medios nacionales para dar difusión de la búsqueda. Y lo consiguieron. Daniel Lagostena nunca participó de estas movilizaciones ni mantuvo contacto con la familia para colaborar con las tareas. Rápidamente, tanto Ester como sus hijos, apuntaron contra quien era la pareja de Erica, acusándolo de ser el responsable de su desaparición.
Tiempo después, la familia pudo acceder al mail de Erica y descubrieron una triste realidad: la mujer era víctima de violencia de género por parte de Lagostena, algo que no había confiado ni siquiera a sus más allegados.
¿Dónde está Erica?
Ester Soriano no baja los brazos. “Estoy esperando que la causa vuelva al Juez Vitale para poder ir a hablar con él”, sostuvo, y agregó: “Hoy por hoy lo que quiero es que se siga investigando”.
Este 21 de agosto volverán a juntarse en Villa Adelina, en Avenida de Mayo y Lamadrid, desde las 19, para pedir justicia, pero también para generar conciencia. Ester se convirtió en una militante más en la concientización sobre la violencia de género: “Es importante que no creamos que no nos va a pasar a nosotras. Yo me encontré en este último tiempo con madres que me dijeron ‘yo te veía por televisión y pensaba que si me pasaba a mí me moría. Y ahora estamos en la misma lucha”.
Desde su fundación Pre-Vení, Ester intenta llegar a las mujeres que están atravesando situaciones de violencia e incentivarlas a contar lo que están padeciendo, con una pregunta respecto a Erica que resuena en su cabeza, como el motivo principal de su lucha. “¿Por qué nunca me contó?”, repite Ester, en referencia a los malos tratos que recibía por parte de Lagostena.
Sin respuestas
El camino de Ester y su familia en busca de datos sobre el paradero de Erica no sólo los ha llevado a recorrer tribunales y reunirse con familiares de otras víctimas, sino que llevó a esta madre a enfrentarse también con el único imputado por la muerte de la joven y el pequeño hijo.
“En enero de este año fui a la casa y lo esperé alrededor de 8 horas en la vereda. Cuando llegó entré a hablar con él durante dos horas. Me quería dar el gusto de que me explicara mirando a los ojos qué había pasado con mi hija. No mostró ni medio sentimiento, me dijo que yo estaba equivocada. Y entendí que no valía la pena”, relató la mujer.
Ese fue el último contacto que tuvieron con él, y el abogado Mazzeo insiste en un dato preocupante: la posibilidad de fuga del imputado antes de la confirmación del juicio oral.
Erica no es la única mujer que engrosa las estadísticas del femicidio. No es tampoco la única víctima de un sistema violento que comienza con la violencia de género pero que se extiende luego al sistema judicial que la reproduce y sistematiza. Tampoco es una más, como no lo es ninguna de ellas. Todas, sin embargo, esperan justicia.
Si viste a Erica o sabés algo de ella, llamá al (011) 4765-2567 o (011) 15 6856 2590