Por Soledad Arrieta desde Neuquén. Segunda parte de la entrevista a Ely Hernández, mamá de Braian un pibe de catorce años fusilado por la policía de Neuquén. Ely se prestó a una extensa charla para Marcha y habló de cómo era su hijo, cómo fue la noche en que el sistema se lo llevó y cómo es el después.
“No quería entender que tenía que morir”
Ely recuerda que después del recorrido por los otros dos hospitales sin éxito: “llego al Castro Rendón y me llevaron hasta terapia intensiva. A medida que iba llegando me iba hundiendo, eran como martillazos en la cabeza lo que sentía. No me dijeron por qué estaba internado. Me dijeron que había un chico de esa edad, pero que no sabían los datos. Entramos y cuando lo veo era él, yo lo veía intacto, no tenía nada en su cuerpo. ´Él tiene un disparo en la cabeza, está con un coma irreversible´. Ahí me perdí. Me perdí totalmente”.
“Lo único que hacía era entrar. Mi cabeza no entendía lo del coma irreversible. Yo todo el tiempo le decía ´Braian, despertate que nos tenemos que ir´. Y no se despertaba y yo no podía reaccionar”, recuerda Ely con el dolor a flor de piel.
“Le pedí a mi vecino que saliera y averiguara quién le hizo eso. Cerca de las nueve de la mañana aparecen dos de los amigos de Braian, llegaron descalzos, golpeados, llorando. ´¿Quién le hizo esto a Braian?´, les pregunté. ´Fue la policía´, me dijeron y fue otro martillazo en la cabeza. Empecé a pensar que el que haya sido la policía implicaba que se defiendan y tapen entre ellos. La palabra que se me vino a la cabeza fue ´impunidad´, que mi hijo moría y eso iba a quedar impune porque había sido un policía”.
“Intentaba no salir, no moverme de al lado de él”, rememora la mamá de Braian: “me peleaba con las enfermeras, porque me decían que tenía que salir porque era terapia intensiva. Yo les decía que no iba a salir, que no quería dejarlo. Fue horrible. Me quedé con él hasta el último momento. No quería entender que tenía que morir. Llega un momento en que me hablan los médicos y me dicen que había muerto, que lo tenían que desconectar. Les pedí que lo desconectaran en mis brazos. Murió en mis brazos”.
Con la misma fuerza que usa para luchar por su hijo, Ely recuerda: “pensé nada más que en morirme. Le dije ´esperame, porque me voy con vos´. Y salí y me encontré en la puerta con mi hijo Alejandro y me di cuenta de que tenía que salir a defenderlo a Braian. Yo no quería que digan que era un delincuente”.
Afuera
“Todo el mundo me decía que no saliera, porque estaban los periodistas, y era tanta la bronca, tanto el dolor, tanto el amor, que salí y dije que no iba a dejar que quede impune, que fuera como fuera iba a lograr justicia”. Sobre los medios, Ely dice que aprendió por experiencia propia lo que es la censura, el recorte, el pedido de que “no se hablen de determinadas cosas”.
“Me enteré por los medios que la policía había dado una conferencia de prensa diciendo que había sido una persecución, que los chicos llevaban drogas, armas, y yo sabía que mi hijo no podía haber hecho eso. Escuchaba y más dolor me daba, porque para justificar decían que mi hijo era un delincuente”, recuerda Ely. “Ahí empezamos con las movilizaciones para limpiar la imagen de Braian, pero también para que nunca más vuelva a pasar. Denunciar el abuso policial, ir a los barrios y escuchar cosas terribles que cuentan los chicos que hace la policía”.
El trasfondo
“Señora, a su hijo lo mataron los milicos porque lo confundieron”, le dijeron a Ely Hernández cuando fue con su hermano al barrio Cuenca XV en busca de explicaciones por el asesinato de Braian. “De repente, después de que mataron a Braian, todo el mundo conoció la cuenca XV. Querían ensuciar la cuenca y hacer como que estaba todo re pesado”, aclara: “todo esto después del asesinato de su hijo lo vinieron a armar ellos acá para que la cuenca quede como la peor porquería, para justificar que lo habían matado a su hijo”, recuerda que le expresaron.
“Salas era recontra conocido en el barrio por torturas y mafia. Pudimos sacar testimonios, mi hermano los tiene grabados”, señala la mamá de Braian y acota que “cuando salí a denunciar a la comisaría 18, los sacaron a todos. Se removieron a todos los policías. Si eso hubiera sido una mentira, no hubieran sacado nada”.
Ely Hernández pudo llegar a la conclusión de que “cuando Salas vio el auto en el que venía Braian pensó que era el auto que venía de Confluencia a reventar a los transas de la cuenca. Él sabía que si mataba no le importaba a nadie” y que si los dejaba pasar “ponía en riesgo su negocio de drogas”.
Justicia y movimiento o justicia en movimiento
Los días 26, 27, 28 y 29 de noviembre se realizarán las audiencias del juicio al oficial de la policía Claudio Salas, autor confeso del disparo que fusiló a Braian Hernández. Ely y su familia pidieron al Ministerio de Seguridad protección, teniendo en cuenta las amenazas que durante todo este tiempo han soportado y las agresiones de las y los parientes del asesino hacia los jueces que ratificaron su prisión preventiva.
“Esperamos que este juicio no termine ahora, juzgándolo solamente a Salas, sino que también la responsabilidad caiga en aquellos policías que participaron del encubrimiento. Que al menos los saquen de la policía. No pueden estar en la calle armados”, cuestiona Ely, quien además reflexionó que “los juicios tardan años en salir. Nosotros salimos a la calle. La situación se dio vuelta como un guante: Salas pasó de quedar libre por el juez corrupto (Marcelo Muñoz) a que lo metieran preso y saltaran el montón de causas (unas diez) por apremios ilegales y torturas que tenía” y definió al asesino como “una bestia que andaba en la calle con un arma esperando que llegue el momento de matar a alguien”.
“Logramos no solamente que se lo destituya a Marcelo Muñoz, sino que Salas quede en prisión. Todo tuvo que ver con la movilización”, dice Ely en relación a los vínculos que estableció con familiares de otras víctimas de asesinatos policiales de Neuquén, como Matías Casas y Cristian Ibazeta, y de otros puntos del país.
La llegada del juicio para Ely “tiene que ver con todo lo que hicimos nosotros organizados” y agrega que “es una batalla ganada entre todos: todos los que estamos en contra de la impunidad, de un gobierno corrupto, de la policía asesina. Esta es la única manera de que nos escuchen. Braian para la justicia neuquina iba a ser un pibe más asesinado por gatillo fácil”.
El fusilamiento de Braian Hernández es enseñado en la actualidad en la escuela de formación de policías en Neuquén por la brutalidad del caso.