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    Cuando La Pampa se movilizó por Sacco y Vanzetti

    24 agosto, 201412 Mins Read
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    Cuando La Pampa se movilizó por Sacco y Vanzetti

    Por Luciano Andrés Valencia*. En 1927, la Argentina vivió vibrantes jornadas de internacionalismo proletario. El movimiento obrero sumó uno de los hechos más importantes de solidaridad internacional contra la ejecución de los obreros anarquistas Sacco y Vanzetti.

    El denominado «Caso Sacco y Vanzetti» fue uno de los procesos judiciales más polémicos del siglo XX, con el que se intentó golpear al movimiento obrero y sindical de los Estados Unidos. Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, inmigrantes italianos llegados a Estados Unidos en 1908 y militantes anarquistas, fueron acusados del asesinato de un cajero y de un vigilante, y del robo de 15 mil dólares en una fábrica de zapatos de South Braintree (Boston, Massachussets) el 15 de abril de 1920.

    La vista oral del juicio a Sacco, zapatero de profesión, y Vanzetti, vendedor ambulante de pescado, se llevó a cabo entre el 31 de mayo y el 14 de julio de 1921. El Estado de Massachussets basó su acusación en dos pruebas que fueron consideradas circunstanciales e insuficientes: Sacco poseía una pistola del mismo tipo que la usada para cometer los asesinatos y los acusados fueron detenidos cuando se hallaban en un garaje tratando de recuperar un automóvil que había sido visto en las proximidades del lugar en donde se habían producido los hechos. También se produjeron testimonios contradictorios entre los testigos, y uno de los miembros del Jurado era abogado de la firma Plymout Cordage Company, en la que Vanzetti había dirigido la huelga de 1916 que obligó a elevar los salarios. El veredicto de culpabilidad generó una ola de protestas internacionales, que acusaban al Jurado de haber actuado con prejuicios por el hecho de ser los acusados inmigrantes y anarquistas.

    Entre 1921 y 1927 se llevaron a cabo las apelaciones que fueron denegadas. En 1925, Celestino Madeiros, recluso condenado a muerte por otro homicidio, declaró haber pertenecido a la banda que cometió los delitos de South Braintree. Sin embargo en abril de 1927 el juez Webster Thayer dictó la pena de muerte para los dos acusados. Los recursos interpuestos ante el gobernador de Massachussets, Alvan Tufos Fuller, le obligaron a convocar a un comité formado por el rector de la Universidad de Harvard, Abbott Lowell, el director de Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), Samuel Wesley Stratton, y el antiguo Juez Robert Grant, para investigar el juicio y sus repercusiones. Pero el 3 de agosto la sentencia fue confirmada y el gobernador anunció que no conmutaría la pena.

    La condena a muerte generó una ola de solidaridad internacional, ya que los partidos de izquierda y los movimientos de trabajadores no dudaban de la inocencia de Sacco y Vanzetti, y sabían que con este juicio lo que se intentaba hacer era dar un duro golpe al movimiento sindical y anarquista que afectaba los intereses de las burguesías industriales y financieras estadounidenses.

    En Argentina se vivía en este periodo un momento de progresivo descenso de los niveles de conflictividad social, debido a una reducción del costo de vida en el país, y la elevación del salario real que alcanzó su punto máximo en 1928, y la postura de los sindicatos de negociar en los conflictos antes de recurrir a la huelga y a las movilizaciones. Las huelgas por reivindicaciones salariales se redujeron un 30% entre 1922 y 1928, y pasaron a ocupar el primer lugar las llamadas «luchas de organización» que se daban por reconocimiento de los sindicatos y los delegados, y la solidaridad con otros compañeros. Este tipo de movilizaciones se dieron en la Capital Federal y en varios puntos del país, organizadas por los centros obreros y socialistas para reclamar por la vida de los compañeros Sacco y Vanzetti.

    La Pampa no estuvo exenta a estos actos de solidaridad internacionalista y para el 10 de agosto de 1927, fecha fijada para la ejecución de Sacco y Vanzetti, la Federación Socialista Pampeana convocó a una movilización, a la que adhirieron numerosas organizaciones obreras del Territorio.
    Desde 1925, Santa Rosa se encontraba gobernada por los socialistas, que habían concretado una importante cantidad de obras a favor de las clases menos favorecidas: municipalización del expendio de carne y pan, reducción de los alquileres y las tasas municipales, aumento del salario de los obreros municipales, mejoramiento del alumbrado y la salud pública, persecución de los grandes evasores, fomentó la cultura popular y creación de la Bolsa de Trabajo para desocupados.

    El día de la movilización, la Municipalidad adhirió a la medida de fuerza, y en horas de la mañana fueron suspendidas todas las actividades, formándose una manifestación compacta de más de una cuadra de trabajadores que invitaban al cierre de los talleres y los comercios, lográndose para las 10 un paro absoluto, con la única excepción del servicio de luz eléctrica y de las oficinas públicas. La movilización se dirigió primeramente a la Casa del Pueblo (sede de la Federación Socialista Pampeana) y luego a la Plaza Mitre, donde se realizó un mitin a las 11 horas. En esa oportunidad se improvisó una conferencia en donde se dirigieron a la concurrencia el dirigente socialista Víctor Lordi y el intendente municipal Domingo Gentile, que tuvieron palabras de protesta al capitalismo e invitaron a los trabajadores a participar del mitin que se realizaría a las 18 horas.

    En horas de la tarde se congregó una multitud de trabajadores de Santa Rosa y sus alrededores para oír la palabra de los oradores. Hugo Nale, en nombre de la Federación Socialista Pampeana, inauguró el acto explicando el motivo de la protesta. Luego hizo uso de la palabra la socialista María Trener, que en nombre de las mujeres proletarias expresó su condenación a los verdugos. El maestro Ferrari Zamudio, de la vecina localidad de Toay, presentó “las flores rojas de su dolor” y clamó por la vida de los dos trabajadores culpables del único delito de querer una humanidad de más justicia y libertad. Finalmente el dirigente agrario Antonio Buira condenó la violencia de la plutocracia del dólar hacia las clases trabajadoras, relacionando este caso con la represión a los chacareros y trabajadores rurales de La Pampa. Terminados los discursos se marchó por las calles Gil, Sarmiento y Pellegrini hasta la Casa del Pueblo, donde varios compañeros volvieron a hacer uso de la palabra.

    A las 23:30, por medio del corresponsal de Germinal llegó la noticia de que la ejecución había sido aplazada. El diario socialista celebraba que “el clamor popular detuvo las manos del verdugo de Sacco y Vanzetti” y llamaba a los trabajadores a “estar alertas para realizar una nueva agitación popular, en el caso de que para el día indicado se haga necesario atar nuevamente la mano del verdugo”.

    La protesta por Sacco y Vanzetti contó incluso con la participación de funcionarios religiosos de la localidad, como el padre Farinatti que hizo huelga de sus actividades para sumarse a la movilización.

    Para los trabajadores, la lucha por la liberación de Sacco y Vanzetti era vista como un acto de conciencia y solidaridad de clase, y el negarse a participar representaba una humillación y traición a su condición de trabajadores. Así lo hizo saber la Sociedad de Mozos, Cocineros y Anexos de Santa Rosa, que en un Comunicado de Prensa expresaban su adhesión a la movilización del 10 de agosto y denunciaban (con nombre y apellido) a los compañeros que no se plegaron al paro de ese día.

    En otras localidades del Territorio también se realizaron movilizaciones el día 10 de agosto, desarrollándose en el mayor orden, a excepción de General Pico, donde se intentó prender fuego la casa de negocio de «Baratillo Colombo», hecho que no fue consumado por la intervención policial.

    En Bernasconi se conformó una Comisión Organizadora del Paro, que realizó una jornada reivindicadora, en donde se invitó a los comercios a cerrar sus puertas, hecho que se consumó. La única nota distintiva fue la negativa del Presidente y del Secretario Municipal que se rehusaron a sellar los cartelones en donde se llamaba a participar de la medida.

    En Trenel, los afiliados al Centro Socialista proclamaron una huelga general que fue secundada por todos los obreros y comerciantes, realizándose por la tarde un mitin para explicar al pueblo los orígenes del proceso que motivó la protesta. Abrió el acto el socialista Felipe Ramón, seguido por Valerio Chávez que llamó a acabar con la “civilización de la mentira y la vergüenza”, y un maestro de la localidad que expresó su rechazo a la pena de muerte.

    La sentencia a Sacco y Vanzetti quedó confirmada para el día 23 de agosto en horas de la madrugada. Desde los días previos se fueron llevando a cabo diferentes medidas de fuerza en las principales localidades de los Estados Unidos y del mundo en rechazo a esta decisión.
    En La Pampa las clases trabajadoras decretaron un paro de 24 horas desde la mañana del 22 y organizaron mítines en diferentes puntos del Territorio que se llevaron a cabo con absoluto orden, aunque contaron con la custodia policial para evitar desórdenes.

    En Santa Rosa la Comisión Provisoria organizadora del Sindicato de Oficios Varios convocó a un mitin de protesta el día 20 a las 18 horas para protestar contra la «justicia de clase» estadounidense, a la cual concurrió una enorme cantidad de trabajadores que anhelaban escuchar la palabra obrera y exponer su repudio contre la infamia que el capitalismo iba a cometer en la persona de Sacco y Vanzetti.

    En esa oportunidad hizo uso de la palabra el escritor y militante socialista de Ingeniero Luiggi, Salomón Wapnir. En un brillante discurso que fue ovacionado por el público, cuestionó la mistificación que se hace de los Estados Unidos como tierra en donde reina la democracia, la libertad y la justicia, pero que oculta la situación de opresión que viven millones de trabajadores, huérfanos de los más elementales derechos civiles y sociales. Luego Antonio Buira condenó la clase capitalista internacional y la plutocracia estadounidense, y relató casos múltiples de injusticias llevadas a cabo por las burguesías en diferentes países del mundo. Terminó el discurso llamando a los trabajadores de Santa Rosa a organizarse en sindicatos que sean la base para afianzar sus libertades, luchar por la emancipación del trabajo y derrumbar la sociedad de castas.
    Pese a las protestas internacionales, las autoridades estadounidenses se mostraron inflexibles y se negaron a conmutar las sentencias de muerte. En las primeras horas de la madrugada del 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti fueron ejecutados en la silla eléctrica. Ambos rehusaron los auxilios religiosos, como era de esperarse dado su condición de anarquistas. Sacco fue el primero en sentarse en la silla y exclamó “Adiós, madre mía”. El otro estrechó la mano de uno de los guardias y expresó su inocencia.

    Al conocerse la noticia del horrendo crimen cometido contra toda la clase trabajadora, se realizaron tumultuosas manifestaciones en la ciudad de Buenos Aires, atacando comercios estadounidenses y estableciendo “listas negras” como se hicieron durante la Primera Guerra Mundial. En la Plaza del Congreso una marcha fue reprimida violentamente por la policía. En el interior de la República también se realizaron medidas de fuerza similares.

    La Vanguardia en una nota titulada «El mundo obrero pedía justicia y se ha contestado con la venganza», expresaba que “la autocracia del dólar ha querido vengarse en la persona de Sacco y Vanzetti de la clase obrera que no comulga con dogmas religiosos y económicos. Sacco y Vanzetti debían caer, no porque se los creyera culpables del delito de South Braintree, sino pura y sencillamente para hacer un «escarmiento», para dar una «lección», para enseñar a los demás trabajadores que no impunemente pueden serles permitido en la tierra de Wilson y Washington, pensar de un modo distinto al que conviene a los especuladores y a los prestamistas”.

    En La Pampa, las movilizaciones a favor de Sacco y Vanzetti sirvieron para que las clases trabajadores de diferentes rubros tomaran conciencia de que su fuerza estaba en la organización y en instituciones que respondan a sus intereses de clases. Hasta 1927 la mayoría de los trabajadores del Territorio carecían de organizaciones sindicales, por lo que las clases trabajadores estaban completamente desprotegidas ante los abusos de las patronales. Los empleados de comercio, por ejemplo, llegaban a trabajar más de doce horas por día con un sueldo mensual de 25 pesos, cuando el costo de vida estaba calculado en 130 y 150 pesos mensuales.

    La primera organización de estas características fue el Sindicato de Oficios Varios de Santa Rosa, cuya constitución definitiva se acordó en una reunión realizada en la Casa del Pueblo al finalizar la última movilización que se realizó por Sacco y Vanzetti. En otra reunión realizada el 18 de septiembre se aprobó el «Estatuto del Sindicato» en donde, entre otras cosas, establecía que la cuota sindical se abonaría por medio de estampilla, el 25% de los ingresos se destinarían a la «Caja Solidaria» destinada a los compañeros despedidos, y se propondría la creación de una Federación Sindical Territorial y un Comité «Pro Presos Sociales». La misma asamblea también aprobó una resolución para que la comuna al tomar personal nuevo exija el carné de afiliación, y se suscribieron a los diarios La Protesta, Internacional y La Vanguardia. En cuanto a la incorporación a una central obrera nacional, se decidió por unanimidad a la COA, organizada por socialistas y comunistas, “la cual en muy poco tiempo de vida a logrado agrupar a una cantidad superior de cien mil trabajadores en su seno”, entre ellos los mas combativos.

    En General Pico las movilizaciones también sirvieron para que las clases trabajadores comenzaran a organizarse bajo el impulso de la administración socialista, y crearan ese mismo año la Federación Obrera Local (FOL, adherida a la FORA), y poco después el Sindicato de Empleados y Obreros Municipales (SEOM) y el Sindicato de Choferes y Afines.

     

    (*) Escritor. Los textos forman parte del libro La Transformación interrumpida, Fondo Editorial Pampeano, 2009.

     

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