Por Mauricio Polchi – @MauriElbueno / Foto por Lucas Vallorani
El cronista metió los pies en el agua y recorrió Comodoro Py hablando y escuchando a quienes fueron a acompañar a la ex presidenta en lo que empezó siendo una declaración ante la justicia, y terminó siendo un discurso político y un llamado a la unidad opositora.
Hay una extraña felicidad, con la gente desafiándolo todo: el mal tiempo, la lluvia, el viento fresco. Con tantos charcos no se puede caminar, por eso las personas se mueven dando pequeños saltos. Son miles y miles que se instalan a lo largo de la Avenida Comodoro Py. Algunas se ubican contra el vallado de contención, con el pecho sobre las rejas y los brazos colgados, dispuestas a soltarse por el aire para acompañar cada arenga. “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta tiene cuenta en Panamá”, en clara referencia por el escándalo de las cuentas offshore de Mauricio Macri, es el nuevo hit popular.
A las 8 de la mañana del 13 de abril las versiones sobre la aparición de Cristina Fernández de Kirchner frente a sus seguidores ya estaba confirmada y la masa se preparaba para escuchar, nuevamente, a su líder. Un camión con acoplado y unos parlantes gigantes estaban acomodados para la ocasión. Cristina no hablaba ante una multitud desde el último 9 de diciembre de 2015, una horas antes de dejar la presidencia.
Más allá de las organizaciones presentes, había mucha gente tan del común, tan del hombre y la mujer de a pie. Autoconvocadas, personas que no tienen el ejercicio de andar en marchas y movilizaciones, que son ajenas al derrotero del ir y venir por las calles, que no tienen ese entrenamiento que poseen militantes o dirigentes que gravitan en la vida diaria de la política institucional. Es gente que va más allá de todo eso, y que no quiere ser indiferente. Seguramente fueron a manifestar su amor, su gratitud y su lealtad a la Jefa del Movimiento Kirchnerista, pero también fueron a dejar en claro su enorme rechazo a la gestión de Mauricio Macri. “Nos quedamos aunque caigan piedras”, me dice Jorge, oriundo de San Andrés de Giles, quien vino en su auto con su pareja y su hijo. “Basta de humo”, lanza Sonia, que vive en Pilar y apela al lenguaje futbolero para cuestionar al actual gobierno.
La garúa, que cae con intensidad desde la madrugada, se agudiza y por momentos la lluvia es tan fuerte que dibuja unos círculos sobre el piso. A pesar de eso, muchos y muchas de quienes hunden el tobillo en el agua saben que será inevitable escapar de una buena fiebre, pero eso no importa. Para protegerse, comparten el paraguas con quien tienen al lado o improvisan un techo con una bandera.
Un rato antes de las 9, Víctor Hugo Morales iniciaba una asombrosa transmisión por Radio Am 750, por la mezcla de esa voz tan propia del relato en el estadio y el lenguaje político que se imponía delante de sus ojos. Mientras tanto, en otro sector, un grupo agredía a la periodista Mercedes Ninci, en un hecho tan cobarde como repudiable. Cuando arrastraron por el piso a la cronista de Radio Mitre, la famosa grieta de la Argentina exponía su peor versión. En ese preciso momento, ninguno, nadie, imaginaba que un rato después estarían analizando la construcción de un posible “Frente Ciudadano”.
Vuelve, nadie ocupará tu lugar
Pasadas las 10 de la mañana, la ex presidenta de la Nación declaró por el caso de venta de dólar futuro. Fue en el cuarto piso del edificio judicial de Retiro, dentro de una reducida oficina. Tomó la indagatoria una secretaria, y Cristina Fernández de Kirchner se sentó junto a su abogado Carlos Beraldi. Detrás estaban el fiscal Eduardo Taiano y el juez Claudio Bonadio, quien la imputó.
Cuando culminó la audiencia, Cristina bajó y perfiló hacia el escenario montado en la calle, escoltada por un cordón de seguridad desplegado por la agrupación La Cámpora. Antes se subió a la camioneta de Las Madres de Plaza de Mayo y saludó a las mujeres de pañuelos blancos. Luego, encaró para los micrófonos y otra vez, con su atrapante poder de oratoria, clavó un discurso histórico. “Me pueden citar 20 veces, me pueden meter presa, pero no me van a callar”, bramó y marcó terreno. De manera insólita, la Alianza Cambiemos, su referente Mauricio Macri, Bonadío y los grupos mediáticos, lograron lo indeseado. Evidentemente, el tiró les salió por la culata. Crearon su propio monstruo. Gracias a ellos, y después de cuatro meses de silencio absoluto, CFK ahora fue consagrada como líder de la oposición, gracias a su reaparición épica.
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