En la intimidad del encuentro con 22 mujeres de 11 países de Latinoamérica, distintos relatos personales nos revelan una trama mucho más grande: la de la violencia de género. Cristales de Hidroxiapatita es una experiencia teatral que, a pesar del aislamiento, nos permite recordar que no estamos solas.
Por Ana Paula Marangoni
Si algo se extraña en medio del aislamiento social provocado por la pandemia, es el encuentro cara a cara en el teatro. En Cristales de Hidroxiapatita esa ausencia se disipa durante una hora y media, el tiempo que dura una performance virtual que logra escamotear las dificultades de hacer teatro en tan excepcionales circunstancias.
Desde la computadora, se abre ante nuestra vista un salón con distintas cabinas. Los nombres mala, perversa, linda, entre otros, producen el primer impacto. Lo primero que aparece es la palabra del prejuicio, la etiqueta no elegida, el insulto disimulado. Al hacer click, nos encontramos en la intimidad de un zoom con una mujer que, desde su relato, nos acerca una vivencia como tantas que traduce algo tan abstracto como la violencia de género a una experiencia singular, encarnada en un rostro, una voz, una mujer concreta.
https://www.youtube.com/watch?v=OPJIqduah1Q&ab_channel=CristalesdeHidroxiapatita
Cristales de Hidroxiapatita
Cristales… es mucho más que una performance. En el encuentro íntimo con cada performer se traza un recorrido que nos repercute en distintas violencias que, como espectadoras, también experimentamos. La palabra se convierte en experiencia. Y al compartirse, se hace también propia. Nos permite dimensionar las infinitas vivencias de la violencia patriarcal que se tejen en nuestra propia biografía. Son historias singulares, pero con denominadores comunes, que nos permiten atravesar ese umbral del dolor secreto, escondido, ese que casi siempre nos empeñamos en ocultar.
En un momento donde el aislamiento nos enfrenta de una forma tan explícita y cruda con distintas formas de violencia, y paradójicamente, nos sentimos más solas que nunca, esta performance nos recuerda que hay un río subterráneo de redes para acompañarnos, contenernos, y pedir ayuda. Cristales rompe con esa fantasía, y nos permite ver que en realidad no, no estamos solas. Y que toda experiencia vivida, con sus diferencias y matices, está sostenida por un sistema que permite y habilita infinitas formas de violencia hacia mujeres, lesbianas, trans, travestis e identidades no binaries.
En Cristales de Hidroxiapatita no sólo se rompe la cuarta pared del teatro, sino también ese muro que minimiza, invisibiliza, tapa y encubre la violencia, pero que, además, nos hace creer que no contamos con nadie. Por eso, una vez más, no se trata meramente de una experiencia teatral, sino de la posibilidad de volver al cuerpo junto a otras, de empatizar con los dolores escondidos, de enojarnos con nuestra propia pasividad o indiferencia, y de recordar que las redes de amor son las que nos salvan. Y ahí, desde la fragilidad, rompemos con el propio prejuicio sobre nosotras mismas que nos hicieron creer, nos transformamos en nosotras, y nos hacemos fuertes.
En diálogo con su directora, René Guerra, conversamos sobre el proyecto:
¿Cómo surgió la propuesta de la obra?
La propuesta surge de la necesidad de insistir y seguir nombrando lo que nos pasa. Levantando nuestras banderas desde el arte, sobre temas que si ya en el “antiguo orden mundial” no tenían cabida dentro del sistema, con el advenimiento de la pandemia se dejaron más atrás, se perdieron de vista y en paralelo el número de femicidios sigue aumentando sin parar.
El título de la obra es bastante llamativo. ¿De dónde proviene?
Los Cristales de Hidroxiapatita son un mineral que, entre otras cosas, confieren dureza a nuestros huesos y dientes. Esto no lo logran solos, generan alianzas para darle ese poder de resistencia a nuestro esqueleto. Son lo último que se descompone del cuerpo humano, lo cual deja en evidencia su alto nivel de resistencia.
Esta experiencia performativa es un tejido de caras y valentías, en absoluta conspiración poética de salvataje, en tiempos donde la fragilidad levantó bandera.
Con estos Cristales yo ensayo significados que me permitan construir sentido para sostener el esqueleto hasta que pase el temblor.
Lo recaudado en cada función es destinado al Gondolín. ¿Podrían contarnos sobre esta experiencia?
El Gondolin es un histórico hotel ubicado en el barrio porteño de Villa Crespo con 20 habitaciones destinadas a alojar a travestis y trans, no sólo de paso si no como residencia permanente.
Es el hogar de Luz Aimé Díaz, acusada de un delito que no cometió, chivo expiatorio por ser pobre y travesti.
Cuando decidimos hacer una segunda temporada de Cristales no dudamos en que este espacio necesitaba de manera urgente ser visibilizando y contar con nuestro apoyo, por más mínimo que sea.
Desde q empezó la cuarentena les habitantes del hotel están fabricando barbijos para poder subsistir, ya que como consecuencia del aislamiento sus ingresos han sido reducidos a nada.
Por esa situación y porque desde cristales sabemos que el colectivo travesti trans es uno de los más excluidos y violentados, es que decidimos que todo lo recaudado fuera destinado a esta residencia.
Las próximas funciones de esta segunda temporada de Cristales de Hidroxiapatita se brindarán los sábados 3, 10 y 17 de Octubre, a las 17 hs. Y, como se ha mencionado, las entradas, cuyo monto es voluntario, son a beneficio del hogar travesti trans El Gondolín, y en apoyo a la causa de Luz Aimé Díaz.
Las reservas se realizan a través de la página www.cristalesdehidroxiapatita.com
Acerca de Cristales de Hidroxiapatita:
PERFORMERS
Ana Adjiman Tamara Adrián • Fátima Aguilar • Maribel Anaya • Pau Andino Chifflet • Eliana Córdoba • Nata D. Guier • Lucía De Cea • Josefina Del Valle • Morena Demédici • Paola Eirene • Giselle Giarrizzo • María Luna • Marcela Oviedo • Rocío Pawluk • Guiomar Perez • Maya Ponce • Adriana Rendón • Jane Santa Cruz • Inés Sceppa • Rosangela Urosa • Berna Vaianella
DESAFIANDO PLANOS
Margarita Roncarolo
DISPOSITIVO
Inés Cuello
IDEA Y DIRECCIÓN
René Guerra