En el marco de la crisis desatada por el Coronavirus, en el Hospital Ramos Mejía debieron cerrar varios servicios por los contagios que sufrió el propio personal. Voces de la protesta contra el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta.
Nota y foto: Mauricio Polchi
Con tapabocas, y separados entre sí por una distancia de dos metros enfermeros y enfermeras se juntaron en la escalinata ubicada en la puerta de entrada del emblemático Hospital Ramos Mejía de la Ciudad de Buenos Aires. Vestían sus ambos de colores blancos y azules, portaban diferentes pancartas y tenían los rostros cubiertos por barbijos. De pie, plantearon sus dramas que derivaron en reclamos por mejores condiciones para enfrentar la crisis provocada por el Coronavirus. De esa forma, el lunes 20 de abril, quienes batallan en la línea de fuego de la denominada “guerra contra el enemigo invisible”, forjaron una pausa y salieron a la calle.
Hasta la fecha, en la Argentina ya son 374 las y los profesionales de la salud contagiados por Covid19, lo que representa un 14% del total de infectados en el país. Para las trabajadoras y los trabajadores, el problema radica en la falta de recursos y personal. Barbijos N95, antiparras, máscaras de acrílico, gorras, camisolines, guantes descartables, alcohol en gel y protección hemorrepelente, son algunos de los elementos que encabezan la lista de pedidos. En el Ramos Mejía hay, al menos, siete pacientes confirmados, ocho casos sospechosos y una persona fallecida. Por este motivo, la dirección médica debió cerrar momentáneamente el Servicio de Neonatología y Obstetricia. Solo atienden a mujeres embarazadas en situaciones de extrema urgencia.
“Pedimos ser testeados, ya que hay compañeros y compañeras afectadas. Y por eso también estamos pidiendo más ingreso de personal, porque estamos desbordados”, expresó el licenciado Alejandro Luque durante la movilización. La actividad se realizó en coincidencia con el primer mes del aislamiento social, preventivo y obligatorio. Casualmente, ese mismo día, la Administración porteña de Horacio Rodríguez Larreta recibía críticas por la decisión de restringir las salidas de las y los adultos mayores de 70 años. Para contrarrestar el malhumor social, bien temprano, los funcionarios porteños armaron una conferencia de prensa para realizar una serie de aclaraciones y anuncios.
Al ser consultado por la falta de test en el personal de la salud, el Ministro del área, Hernán Quirós, respondió con una promesa: “A partir de la semana que viene vamos a ampliar los protocolos de testeos sistemáticos, masivos y rápidos”. A su lado, inmutable, estaba el alcalde del PRO, Horacio Rodríguez Larreta. Finalizado el encuentro con las y los periodistas, y mientras Larreta y parte de su gabinete se retiraban de la sede ejecutiva de Uspallata al 3100, en Parque Patricios, a menos de 30 cuadras de ahí, ya empezaba la concentración en la puerta del Ramos Mejía.
Promesas sin cumplir
La medida de fuerza se hizo después de semanas de petitorios y reclamos. El 14 de marzo le habían entregado una carta al Ministro Quirós y luego mantuvieron reuniones con las autoridades del Hospital. Como no había señales favorables, el miércoles 25 del mismo mes, en el patio interno, frente a la capillita y desafiando la cuarentena, armaron una asamblea y registraron un vídeo que se viralizó en las redes.
“Estamos reclamando algo básico, que ya tendría que estar resuelto, que son los elementos de bioseguridad. Nos dicen que llegan, pero no es suficiente. Y hay una angustia tremenda”, alertó Claudio Gómez, delegado del gremio SUTECBA, al oficiar de vocero en esas imágenes grabadas. En esa misma jornada, se confirmaron 117 casos nuevos en todo el territorio nacional. El total era de 504. No había llegado aún, pero faltaba poco para que apareciera el primer infectado de Covid 19 entre el personal del Ramos Mejía.
Tras la presentación de una acción de amparo colectivo para que se les garantice la cobertura integral de insumos médicos, el gobierno de Rodríguez Larreta sufrió un revés. El Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N°14 de la Ciudad, a cargo del doctor Lisandro Fastman, hizo lugar a la medida y ordenó “de manera inmediata” la provisión de los elementos indispensables para el trabajo diario y a Provincia ART el control y la supervisión de las normas de seguridad e higiene.
“Recibimos muchas promesas, pero no se cumplen. Encima nos piden que nos empadronemos para recibir los elementos de protección personal, y si vas a pedir algo tenés que justificar para qué los vas a usar. También faltan antiparras de las que sellan y no dejan pasar los fluidos. Además, los protocolos desde el principio no fueron claros y se fueron modificando semana tras semana, y al principio hasta nos prohibían usar protección aeróbica, como por ejemplo barbijos, porque decían que no los necesitábamos. Y por esas definiciones poco claras, tenemos a una compañera con Covid19”, detalló la enfermera Celia Benítez, el reciente 14 de abril.
Dos días después, el 16, Celia Benítez debió iniciar el aislamiento preventivo en su casa, por haber tenido contacto directo con una colega que dio positivo y con otras dos sospechadas de haberse infectado. Todavía desconoce el resultado. “Tengo la esperanza de ser de quienes lo cursan leve y ya quedar inmunizada. Porque el peor de los miedos es contagiar a la familia”, cuenta la mujer, que es enfermera de internación y madre de tres hijos.