Buenos Aires es la única ciudad de América Latina que logró que los trabajadores que clasifican los residuos sean reconocidos legalmente y por lo tanto tengan una remuneración y derechos laborales. Luego de años de batalla, apareció un obstáculo para su trabajo cotidiano, los contenedores “nuevos”.
Rafael Nejamkis, del Movimiento de Trabajadores Excluidos, dialogó con Marcha para explicar un problema que surgió con los nuevos contenedores que de a poco van poblando las calles y veredas de la ciudad. “Estos contenedores dificultan el trabajo de los compañeros. No se puede sacar la bolsa y volver a meterla al contenedor. Con esto no se puede reciclar la basura y las empresas de húmedos se llevan toda la basura”, dijo Rafael, y explicó que esto no es casual ya que la nueva planta de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE) ubicada en la localidad de San Martín es ahora la que se encarga de la clasificación de residuos con maquinaria que procesa de forma automática los residuos que recibe. Nejamkis agregó “con el negocio de reciclado en el CEAMSE, que es del Grupo Roggio, hay un problema pero además existe una licitación millonaria por los miles de contenedores que están en la ciudad de la cual se tiene muy poca información”.
El martes pasado, bajo una intensa lluvia se movilizaron los trabajadores con la Federación de Cooperativas de Cartoneros y Recicladores, de la que forman parte más de 10 cooperativas, y donde el MTE y la CTA nuclean a la mayor cantidad de recicladores, 2000 y 1200 respectivamente. Nejamkis explicó que “la marcha fue muy buena, a pesar de que llovía y los compañeros aguantaron y se logró una mesa de trabajo con el Gobierno para manejar el problema de los contenedores”. Esta mesa está comandada por la Dirección de Reciclado que dirige Alberto Alippe y depende del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, de Diego Santilli. Este ministerio es uno de los más cuestionados de la administración de la ciudad, sobre todo cuando se ponen en cuestión las distintas obras que se realizan en la capital. En ese sentido Nejamkis denunció que “la ciudad se está viendo seriamente afectada por una etapa de desinversión en el área de reciclado, donde se ha reducido considerablemente el personal y las inversiones de los últimos años han sido mínimas.”
Lo que el gobierno está poniendo en discusión con la instalación de los nuevos contenedores es un derecho que los carteros ya tenían ganado, que es la clasificación de los residuos. El primer paso fue la Ley992/2002, en la misma se incorporó la figura del cartonero al servicio público de recolección, lo que dejó por fuera de la ilegalidad una práctica masiva en la ciudad de Buenos Aires. El paso siguiente fue la ley 1854 o Ley Basura Cero, que le exige al Gobierno de la Ciudad clasificar los residuos y le da prioridad a las cooperativas de cartoneros en la recolección de residuos. Además en el nuevo pliego de recolección de residuos reciclables se logró incluir reivindicaciones históricas tales como: la inclusión de programas de logística, erradicación del trabajo infantil, seguridad social, incentivo mensual y centros verdes.
Ante este escenario hay que destacar que esos logros no se consiguieron gratuitamente. Rafael comentó un poco la historia de cómo se llega al estado en el que están hoy, que define diciendo que “no es lo mejor pero sí hay grandes avances con lo que era hace una década atrás”. “Luego de una etapa de mucha represión cuando en los primero años de Macri como Jefe de gobierno, se hicieron cortes de calles, cortamos puentes, los compañeros del tren blanco hicieron un acampe y se movilizaron muchos compañeros, lo que permitió que luego consiguiéramos lo que hoy tenemos”, explicó el trabajador del MTE.
Con la cuestión de los contenedores, se está dejando de lado la legalidad que ampara a los trabajadores de reciclaje. El reciclaje de residuos húmedos y secos, desde el punto de vista legal, les pertenece a los cartoneros. Ante esto, también existen otras posiciones dentro del ámbito de las organizaciones de la sociedad civil, tales como Greenpeace, que se manifiestan abiertamente en contra de los cartoneros y recicladores, ya que consideran que son determinadas empresas, con la tecnología correspondiente, las encargadas de realizar el reciclaje. En ese sentido, hace unos días esta organización fue citada en una nota del diario Clarín, donde públicamente dijeron estar en contra del reciclado que realizan las cooperativas de trabajo.