Por Nadia Fink / Foto: Carla Hayet
Mientras llega el horario de la marcha por la aparición de Santiago Maldonado, nos permitimos unas reflexiones sobre la campaña para que no se trate el tema en las escuelas, el resurgir de la palabra “adoctrinamiento” y la resistencia de docentes y estudiantes ante las reformas que pretende implementar el Gobierno de la Ciudad.
A un mes de la desaparición de Santiago Maldonado, en un contexto donde las fuerzas de seguridad avanzan en sus acciones represivas –de hecho, ayer por la tarde realizaron en Córdoba un allanamiento conjunto de varios locales y apuntaron directamente a familiares que participaron en la marcha contra el gatillo fácil–, las organizaciones sociales, de derechos humanos, sindicatos, y gente de a pie sale a las calles para demostrar que, a pesar del amedrentamiento y el miedo que intentan instalar, hay un pueblo con historia de luchas y resistencias que no quiere ver retroceder sus derechos.
En ese marco, que en la escuela las y los docentes enseñan sobre derechos humanos es una práctica afín a la tarea de formar sujetas y sujetos críticos, que se pregunten por su propia historia, la de su país y la de su Continente.
Y la gran pregunta que hoy recorre todo el país, “¿Dónde está Santiago Maldonado?”, no puede pasar inadvertida en la cotidianeidad de las pibas y los pibes, ni de docentes que intentan ser puentes entre la información que bombardea sus vidas. Por otro lado, hay que tener en cuenta que la fiscal de Esquel, Silvina Ávila, recaratuló el expediente a “Desaparición forzada de persona”, lo que enmarca el caso Maldonado en un tema de derechos humanos.
En este sentido, es pertinente citar algunas resoluciones para recordar la reglamentación vigente: la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, que desde 1990 tiene fuerza de Ley en nuestro país y fue incluida en la Constitución Nacional en 1994, sostiene en su artículo 29 inciso b) que los Estados deben ‘inculcar al niño el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y de los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas’, y en el inciso d), menciona la responsabilidad en ‘preparar al niño para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos étnicos, nacionales y religiosos y personas de origen indígena’
Según la Resolución del Consejo Federal de Educación N° 136/11 sobre Núcleos de Aprendizaje Prioritarios que rige en todo el país con carácter de ley: “Durante el Ciclo Básico de la Educación Secundaria la escuela debe ofrecer situaciones de enseñanza que promuevan en los alumnos y alumnas: La construcción de argumentos ético-políticos que formen subjetividades críticas para la discusión y la participación democrática y solidaria, en el marco valorativo de los derechos humanos universales”.
Por otro lado, Mariano Garrido, docente y Secretario de Asuntos Pedagógicos de Ademys, agrega la referida a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: “Como docentes, es nuestro deber problematizar y condenar las violaciones a los derechos de minorías, como el pueblo mapuche en este caso, y el accionar represivo injustificado del Estado.
En el área Prácticas del Lenguaje, el Diseño Curricular vigente (2004; GCBA) despliega con profundidad como contenido la llamada ‘lectura crítica de la prensa’. Para este eje se destina no solo un apartado en el documento (Págs. 674 a 681 inclusive; DC para Segundo Ciclo, tomo 2) sino que se la prescribe como ‘práctica habitual’ al menos desde 5º grado (ver Pág. 650, Ídem.). Además de tener en cuenta este enfoque en el tratamiento de las áreas mencionadas, en Formación Ética y Ciudadana, el Diseño Curricular propone abordar explícitamente estos contenidos. En la perspectiva ‘Educación por la Paz y los derechos humanos’, para abordar proyectos transversales, se enuncia: ‘En la vida social siempre aparecen diferentes tipos de conflictos. Su adecuada resolución puede servir para avanzar hacia condiciones de mayor igualdad, justicia y reconocimiento para todos los involucrados. La negación de los conflictos o su resolución violenta puede derivar en condiciones más injustas de vida o en la negación de derechos básicos’”.
El ADN luchístico
Desde las redes sociales, fogoneado por los medios de comunicación alineados con el gobierno el ataque parece llegar de un lugar inesperado: el reclamo por los desaparecidos en democracia durante el gobierno de los Kirchner. Son, al menos, los más reconocidos: Jorge Julio López (septiembre de 2006) y Luciano Arruga (febrero de 2009). Es decir, que quienes en su mayoría no alzaron la voz en aquel entonces (aún no existía el Facebook) reclaman una presentación de currículum militante o de resistencia y luchas pasadas para tomar por válida (aunque ni aun así) el pedido de aparición de Maldonado. Lo sorprendente es la apropiación del lenguaje de las organizaciones de derechos humanos: lo que se llama “correr por izquierda” por parte de quienes reclaman, simultáneamente, “que no haya política en las escuelas”
0800-polarización
La campaña para denunciar a docentes al 0800-444-2400 del Ministerio de Educación (“Línea para denunciar la intromisión política en las Escuelas) es una prueba del sentido de polarización que pretenden seguir instalando para desviar el encubrimiento a las fuerzas de seguridad. La escuela resulta así un emergente más de la alianza entre justicia, monopolios informativos y gobierno: borramiento de pruebas, demonización de pueblos originarios, desatención y ninguneo hacia la familia (lo que después públicamente llaman “falta de colaboración” cuando las y los familiares se niegan a que la toma de declaraciones e investigación la lleve adelante la fuerza sospechada), culpabilización de la víctima(Sistemáticamente, Maldonado pasó de ser una célula de resistencia del RAM –entrenado por las FARC de Colombia– a convertirse en un “artesano” que cruzó a Chile de mochilero) son los caminos que emprende el ocultamiento de responsabilidades hacia fuerzas de seguridad, que siguen ejerciendo un corporativismo avalado por el propio Estado.
Por otro lado, “la grieta” que plantean como tal resulta curiosa cuando el pueblo mapuche (y los pueblos originarios en general) fue de los más ignorados, corridos (sobre todo a través de vínculos con empresas) y perseguidos durante los gobiernos de los Kirchner; en una región, además, en la que siempre tuvieron presencia desde gobiernos locales.
“En ese sentido, hay que decirlo, el apoyo de Cristina Fernández a la familia Maldonado, en plena campaña electoral, sin hacer mención a Julio López, desaparecido durante su gobierno (con todas las diferencias del caso), ha colaborado con desviar la lucha por Santiago hacia una cuestión partidaria”.
El derecho a saber
Varias veces hemos abordado desde este portal el tema de la infancia desde el lugar de los derechos y, más aún, cuando esos derechos son vulnerados. De lo que les niega un Estado ausente para garantizarlos y promoverlos y presente en su forma más represiva: la del gatillo fácil cotidiano, la de la complicidad en la trata de niñas y adolescentes; la de la connivencia con el narcotráfico que recluta soldaditos cada vez más pequeños.
Pero, fieles a nuestra mirada, consideramos a las niñas y niños como sujetos políticos con derecho a saber, a ir construyendo una perspectiva propia, un pensamiento crítico, a conocer lo que les rodea para poder crecer con la mayor cantidad de herramientas posibles.
En una sociedad donde históricamente la formación docente no estimula a producir conocimientos sino a reproducir conocimiento de manual, es un desafío cotidiano reformular lo que “viene dado”, equivocarse y volver a empezar.
La campaña que circuló por las redes ayer #ConLosChicosNo iniciaba con un texto (“No podemos permitir que nuestros hijos sean utilizados por la política!!! El caso de Santiago Maldonado será tema de estudio y reflexión en los próximos días en escuelas de todo el país. Así lo pretenden al menos los principales gremios docentes del país, que comenzaron a distribuir entre sus afiliados polémicos materiales didácticos donde proponen hablar del joven como un ‘detenido desaparecido’ a quien ‘se lo llevó la Gendarmería’, pese a que eso aún está siendo investigado. La enseñanza debe ser apolítica y laica!!”) en el que vale la pena detenerse. La mirada de la educación como “apolítica” resulta una contradicción difícil de sostener. Llevar la mirada política sólo a los contenidos que resulten incómodos para la ideología de la familia o docente es el mismo argumento que se utiliza para no hacer cumplir la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) promulgada desde hace más de diez años. Por otro lado, el pedido de escuela “laica” no se transformó en petitorio en la provincia de Salta, que cuenta con “Educación religiosa” obligatoria en escuelas públicas y que va en contra de la Constitución.
Por estos días, la educación religiosa de Salta se está debatiendo en la Corte Suprema, aunque suene anacrónico. Sin embargo, los medios-empresas no se hicieron eco de esta inconstitucionalidad.
Por otro lado, el resurgir de la palabra “adoctrinamiento” asociado a un tema que resulta contrario para el gobierno de turno es un retroceso de décadas. Mientras el foco intenta sostenerse sobre el tratamiento del caso Maldonado, el Gobierno intenta ocultar las tomas y asambleas que estudiantes de varios colegios de la Ciudad de Buenos Aires están realizando contra la reforma educativa del año que viene. Además de reclamar la cuestión de género como fundamental dentro de los contenidos y acciones, rechazan la obligatoriedad de trabajar durante el último año y ser mano de obra barata para empresas multinacionales. Sin embargo, para monopolio de comunicación alguna eso puede ser un adoctrinamiento de trabajadores y trabajadoras precarizados.
Generar una polarización en las miradas, alimentar el “sentido común” que incluyen el fachismo y el racismo con vía libre desde horarios centrales de televisión, fogonear la idea de un “otro” en la vereda de enfrente; otro que no soy yo, que no piensa como yo, que se transforma en un enemigo peligroso (desde el discurso y desde la acción) es una voluntad que parece desarrollar este gobierno con alianzas y consensos poderosos y monopólicos. La tarea docente, en este entuerto, parece ser tan simple como cuesta arriba: recordar que las niñas y los niños no son el futuro, son el hoy que tiene derechos, miradas y sentires propios; construir desde la crítica y la contención; y ser sujetos de cambio, siempre en movimiento.