Por Majo Malvares
Con una condena a tres años de prisión en suspenso por un escrache al actual gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, se sienta un precedente peligroso para la protesta social. La cronista, creadora de la campaña fotográfica “Todxs somos Milagro”, cuenta sobre su experiencia en la cárcel y reflexiona sobre el fallo.
La dirigente social de la Túpac Amaru, Milagro Sala, fue condenada ayer a tres años de prisión en suspenso por el delito de “daños agravados”. El Tribunal Oral Federal 1 de Jujuy se expidió en el juicio donde estaba imputada por instigar a un escrache contra Gerardo Morales en 2009, cuando era senador de la Provincia.
El escrache en cuestión se trató de “huevazos” cuando Morales realizaba una presentación en el Consejo Superior de Ciencias Económicas y si bien Milagro Sala no estuvo allí, un testigo no presencial –René Arellano– presentado por la querella fue la prueba que se presentó. Arellano afirmaba que Sala los había mandado a apretar a Morales.
Además de la dirigente, se condenó a la cooperativista cooperativista Graciela López a la pena de 3 años y al cooperativista Ramón Salvatierra 2 años, como “coautores de daños agravados materiales”. La pena incluye también la orden de que realicen tres horas de trabajo comunitario semanal, en la institución Cáritas, lo cual parece hasta ridículo cuando se trata de referentes de una organización social reconocida nacionalmente.
Luego del fallo, que sienta un precedente para la protesta social y para el derecho a cuestionar a funcionarios y funcionarias por parte de las organizaciones sociales, Majo Malvares nos acercó unas reflexiones. A partir de la campaña fotográfica por la liberación de Milagro, a la que se sumaron artistas, periodistas, políticos y políticas, pudo conocerla en la cárcel y charlar con ella sobre su situación judicial. Palabras con el zoom de una cámara fotográfica.
“Molesta que los negros se hayan podido organizar”
Estamos ante un claro fallo del poder político de la Alianza de Cambiemos. Un gobernador en ejercicio dirige a la Justicia en un fallo que lo favorece. Por otro lado, los jueces mandaron a Milagro Sala a realizar trabajo comunitario. Justo a una persona que dedicó su vida a la gente, a la comunidad, a ayudar al otro… eso demuestra el alto nivel de impunidad y de incoherencia con que se manejaron en este caso.
Es un escándalo por donde se mire: la condenaron a 3 años de prisión por un escrache del cual nunca formó parte; por unos huevazos que nunca tiró y basándose en un único testigo que nunca estuvo en el aquel supuesto escrache (y que, además, encima es empleado del gobierno de Jujuy; es decir, empleado de Morales desde hace unos pocos meses).
Hace poco tiempo atrás, junto a Gimena (coautora de la campaña fotográfica Todxs Somos Milagro) tuvimos la oportunidad de visitar San Salvador Jujuy y estar junto a ella en el penal. Allí charlamos de todo: sobre los tiempos que se avecinan y de cómo habíamos retrocedido en este año de gestión macrista. La vi muy fuerte y con muchas ganas de salir a defender los derechos que tanto nos costó conquistar. También pudimos recorrer el Barrio Alto Comedero, del cual hicimos registro fotográfico y audiovisual.
Y fue muy doloroso ver cómo han vaciado y destruido las obras de la Túpac Amaru en perjuicio de la población que allí habita. Destruir, por ejemplo, la pileta donde las niñas y los niños se divertían y pasaban el verano. Morales no sólo se metió con Milagro, sino que se metió con los niños y las niñas que disfrutaban esa pileta en estas fechas con las altas temperaturas de Jujuy. Es muy claro que lo que le molesta a este Gobierno es que los negros se hayan podido organizar y hagan respetar sus derechos.
Ayer me llegó una carta de Milagro en la cual entre, otras cosas, agradece el gran esfuerzo que todos estamos haciendo por lograr su libertad. Dicha carta termina con un “Hasta la Victoria Siempre”, en un gesto que la sigue reflejando: nunca la queja, siempre con la frente en alto y dándole para adelante.