Los trabajadores de River comenzaron un paro total de actividades por falta de pago. Los dirigentes del club incumplieron un acta firmada la semana pasada. El presidente volvió hoy de Europa.
En Argentina es difícil recordar que los equipos de fútbol son, en realidad, clubes sociales y deportivos. No se trata solamente de once jugadores que visten una camiseta de un color u otro sino de estructuras, enormes en algunos casos, que incluyen desde entidades educativas hasta hoteles. Los trabajadores de River Plate se encargaron este miércoles de recordarlo, al declararse en huelga por los sueldos que les adeuda el club.
El club de Núñez es uno de los más grandes del país en términos de infraestructura: además de los trabajadores implicados en el mantenimiento del estadio y del plantel profesional, hay una gran cantidad de trabajadores que forman parte de las diversas instituciones educativas (desde jardín de infantes hasta la universidad), el museo, las canchas de césped sintético y otros sectores que funcionan en el estadio Monumental.
La semana pasada, ante la deuda de los salarios de julio y agosto, los trabajadores firmaron un acta con el vicepresidente primero y presidente en funciones, Diego Turnes, ya que el presidente, Daniel Passarella, se encontraba de vacaciones en Europa, a la vez que intentaba vender a un club de aquel continente al defensor colombiano Éder Álvarez Balanta para balancear las cuentas. En el acuerdo se ponía como fecha límite para el pago de los haberes el 11 de septiembre.
En el texto firmado, los dirigentes admiten que “el Club Atlético River Plate ha incurrido en reiteradas faltas de cumplimiento de pago a término de las remuneraciones de los trabajadores (…) y manifiesta que las remuneraciones adeudadas serán abonadas íntegramente el miércoles 11 de septiembre. Asimismo se compromete a que a partir del mes de octubre de 2013 se pagarán dentro de los cuatro días hábiles”.
Sin embargo, el plazo se cumplió y la promesa no. Los trabajadores del “Millonario” -apodo más desafortunado que nunca, en este caso- convocaron una asamblea en el hall del estadio y se declararon en paro activo, manteniendo el club abierto pero sin atención al socio de ningún tipo. Uno de ellos, Oscar -no dio su apellido-, declaró en un programa de radio que “si no pagan, mañana (por el jueves) cerramos el club”.
Passarella, por su parte, tuvo que retornar al país en la fecha en la que originalmente lo tenía planeado. Recientemente había estirado su viaje hasta el fin de semana para vacacionar, un hecho sorprendente si se tiene en cuenta que las elecciones en River son en dos meses, y el presidente del club está siendo más observado que nunca por el socio.
La pelota sigue rodando y este hecho queda oculto detrás del triunfo del equipo de fútbol, el último fin de semana. Mañana los canales de televisión volverán a plantearse como indispensable la duda de si Teófilo Gutiérrez estará en condiciones de jugar el fin de semana. Este mismo miércoles se conoció la noticia de que River negocia la contratación del mediocampista Franco Zuculini. Mientras que en el fútbol se mueven miles y miles de dólares, cientos de trabajadores esperan una solución.