Este domingo los ciudadanos y ciudadanas suizas aprobaron por amplia mayoría en un referéndum un endurecimiento de la ley de asilo. Esta es la primera de una serie de leyes previstas por la derecha gobernante para limitar la inmigración.
El 78,5% de los votantes dieron el visto bueno a la reforma presentada por el Consejo Federal (Poder Ejecutivo suizo) para obstaculizar el procedimiento de solicitud y obtención del estatuto de refugiado. A pesar de que sólo el 39% de los electores se presentó a las urnas, los resultados fueron contundentes ya que en los 26 cantones (distritos) de Suiza la amplia mayoría estuvo a favor de la reforma.
La reforma habilita al Gobierno a acelerar los trámites y reducir el tiempo del procedimiento de 30 a 10 días, acotando así la profundidad en el análisis de cada pedido de asilo puntual. Además niega la posibilidad de que el rechazo a ejercer el servicio militar obligatorio en el país de origen sirva como excusa para solicitar asilo. También modifica lo que hasta ahora era una excepción suiza en Europa: el hecho de poder presentar una solicitud de status de refugiado en las embajadas en el exterior. Finalmente, la modificación establece la creación de centros de acogida especiales para aquellos solicitantes de asilo que presenten un comportamiento “no adecuado”.
Vale aclarar de todas formas que esto no es nuevo. Durante las últimas tres décadas, la Ley Federal del Asilo se ha revisado una decena de veces, por lo general endureciendo cada vez más las medidas.
A favor y en contra
El septiembre de 2012, el Consejo Federal endureció la ley de asilo, una reforma que fue posteriormente aprobada por el Parlamento el 28 de ese mes y entró en vigor al día siguiente. Al considerar la ley como “injusta” e “inhumana”, el partido ecologista y varias ONG’s convocaron este referéndum para anular dicha modificación. Los resultados, de todas formas, le dieron el respaldo al gobierno.
El principal apoyo a la reforma vino de la mano de la Unión Democrática del Centro (UDC) que, a pesar de su nombre, es un partido de derecha conservador. Actualmente cuenta con la mayoría en el Parlamento y por lo tanto en el Consejo Federal lo que lo convierte en el partido gobernante.
En los últimos años y a partir de la crisis económica que se desató en toda Europa, los pedidos de asilo y la inmigración han aumentado considerablemente. Suiza es un país que viene superando cómodamente la crisis ya que prevé un crecimiento de 1,2% durante 2013 y tiene un desempleo que no llega al 3%.
La población suiza ha aumentado en varias decenas de miles de personas cada año en un país de apenas ocho millones de habitantes y algunas cuestiones de infraestructura no se han adecuado al tamaño de la población. “Ha habido un crecimiento demográfico importante en los pulmones económicos del país, que por ejemplo no se ha acompañado de una política inmobiliaria y han subido los precios de los apartamentos. De eso también se culpa a los extranjeros”, comentó Cesla Amarelle, profesora de derecho migratorio de la universidad de Neuchâtel y parlamentaria socialista. “Los políticos no se dieron cuenta de que el crecimiento tiene que ir acompañado de mejoras de las infraestructuras. Hay gente que viaja de pie en los trenes y eso nunca se había visto en Suiza” explicó Amarelle.
Esta situación objetiva, sumada a una campaña xenófoba contra los extranjeros motorizada por los partidos de derecha y algunos medios de comunicación, permitió la aprobación de esta ley.
Al conocerse los resultados la Organización Suiza de Ayuda a los Refugiados (OSAR) consideró que el resultado debe interpretarse como “una campaña de difamación de varios años practicada por la derecha política y que da una falsa imagen de la realidad”.
Una visión que comparte también el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que se lamentó de que en los debates en torno al asilo se ponga el acento en los aspectos negativos y no se haga suficiente énfasis en la necesidad de protección de los refugiados.
Pero el temor a esta ley y las que se vienen no proviene solo de organizaciones asociadas a la defensa de los Derechos Humanos o el cuidado de los refugiados. Según el diario El País de España, Thomas Daum, director de la Unión Patronal Suiza, sostiene que “lo peor está por venir” y que las próximas leyes serán más complicadas. “La gran cuestión es qué va pasar en los próximos meses, en las próximas votaciones en contra de la inmigración. Nuestro mercado laboral es pequeño, no basta para que funcione nuestra economía”, estimó Daum.
Actualmente, unas 48.000 personas están a la espera de una decisión sobre su pedido de asilo. En 2012, sólo 11,7% de los demandantes, principalmente de Eritrea, Nigeria, Túnez, Serbia y Afganistán, lograron obtener el asilo, luego de años de espera.
En otro tema también sometido a votación este domingo, el 76% de los suizos se mostró en contra de una iniciativa según la cual el pueblo elegiría en comicios directos cada cuatro años a los miembros del Gobierno y no el Parlamento como se realiza actualmente.