Por Nadia Fink y Andrea Sosa Alfonzo. Este miércoles comenzó el juicio oral y público por el Triple Crimen de Villa Moreno en los tribunales de Rosario. La noche previa, familiares, amigos y organizaciones sociales, realizaron una multitudinaria vigilia en reclamo de justicia por los tres jóvenes asesinados.
“Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende”
Eduardo Galeano
El primer día del juicio oral y público por el triple crimen de Villa Moreno comenzó ayer pasadas las 9.30 de la mañana en el edificio de los Tribunales Provinciales con los alegatos de todas las partes. Durante quince días, se realizarán las audiencias en donde se expondrán las pruebas de las partes.
Familiares y amigos de los jóvenes asesinados en la canchita de fútbol del Club Oroño la madrugada del 1º de enero de 2012, Jeremías “Jere” Trasante, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patom” Rodríguez reclaman justicia desde entonces. Los cuatro culpables procesados por los asesinatos fueron reconocidos como integrantes de la banda “Los monos”, ligada al narconegocio rosarino. El visto bueno de la policía provincial les permitió, en los últimos años, el avance impune e ilegal sobre los territorios más vulnerados.
En este sentido la fiscal Nora Marull relacionó el triple crimen de “Jere”, “Mono” y “Patóm”, como los conocían sus amigos y compañeros de militancia, con la venta de drogas y la lucha por el territorio. Apoyándose en un cartel que los vinculaba, dio detalles de cómo el asesinato sobre los tres militantes sociales había sido derivado de una serie de enfrentamientos entre dos bandas ligadas al narcotráfico. De este modo, vinculó la acusación formal contra Sergio Gustavo “el Quemado” Rodríguez, Daniel Alejandro “Teletubi” Delgado, Brian Ismael “Pescadito” Sprio, y Mauricio Ezequiel Palavecino, con una venganza por el ataque contra Maximiliano “el Quemadito” Rodríguez (hijo del Quemado Rodríguez), que se dio aquella misma madruga, una hora antes de que los acusados llegaran a la canchita del Club Oroño. Pero cuando llegaron al club, no había banda narco alguna: en esos bancos, aquella madrugada de año nuevo, estaban sentados “Jere”, “Mono” y “Patóm” a la espera de más amigos para seguir con los festejos del año venidero.
A pesar de las numerosas objeciones que presentó la defensa de los acusados, con el letrado Gustavo Varela a la cabeza, la jueza cerró su exposición interpelándolos: “Yo sé que harán lo que sea para que no haya justicia”.
Además aseguró que pedirá penas altas y relacionó el encubrimiento policial: “La policía quiso presentar el triple crimen como un ‘ajuste de cuentas’. Nada más injusto para esos padres ver cómo pretendían ensuciar la imagen de sus hijos muertos”, sentenció.
Treinta y cuatro meses de espera
A la hora de los alegatos de la querella, la abogada Jésica Venturi usó una maqueta de la manzana en la que se encuentran las canchitas del Club Oroño, donde pudo describir cómo sucedieron los hechos y la indefensión en la que se encontraron las víctimas. Cuando relacionó el triple crimen con la venganza por parte del Quemado Rodríguez ante la balacera contra su hijo, aseguró: “Las cuatro familias pasaron por situaciones similares aquella noche: habían baleado a sus hijos. Sin embargo, a diferencia del Quemado, que buscó venganza, las familias Suárez, Trasante y Rodríguez, buscaron justicia durante treinta y cuatro meses”.
Para los familiares que presenciaron el primer día dentro de la sala, no resultó fácil enfrentarse a los asesinos de sus hijos. Sus caras duras de a ratos, tristes las más de las veces, confiaban sin embargo en el proceso de un juicio justo.
“El día de la justicia comienza hoy”
En el marco de las actividades previas al proceso judicial, el martes pasado a las 19 h, amigos, familiares y compañeros de militancia partieron desde el Club Oroño hacia las puertas de los tribunales rosarinos donde se había montado una carpa que se mantendrá de pie hasta el último día del juicio.
En este pedido interminable que llevan adelante sus amigos y familiares, la noche anterior al juicio había sido de encuentro, de lucha y espera en las calles. La marcha de antorchas, que partió desde el Club Oroño con los familiares adelante y recorrió la calle Moreno hasta llegar a las mismas puertas de los tribunales, contó con miles de personas, entre ellos militantes de organizaciones sociales y los compañeros del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) donde militaban los jóvenes.
La enorme convocatoria dio cuenta de lo que representa para la ciudad de Rosario (y para todo el país) que por primera vez estén sentados en el banquillo los integrantes de una banda de narcotraficantes. “En una ciudad que cuadruplicó su tasa de homicidios, mientras que se esclarecen menos de la mitad de ellos, es evidente que la resolución de una causa tan emblemática se relaciona con una cuestión de seguridad pública, además de que esperamos justicia por nuestros compañeros”, explicó Pedro “Pitu” Salinas, vocero del FPDS.
Cuando las antorchas llegaron a las puertas de los tribunales, el escenario que se había montado para la oratoria de los familiares de las víctimas y los artistas que se presentarían en solidaridad ya estaba listo. Esa vigilia implicaba para los familiares de Jere, Mono y Patóm, un día trascendente para sus vidas y sus futuros.
La primera en hablar fue Lita Gómez, mamá de Mono, quien luego de agradecer a los y las que acompañaron durante treinta y cuatro meses la lucha, aseguró: “No nos vamos a ir de acá hasta que no tengan la justicia que se merecen nuestros hijos”. Y repitió: “No eran soldaditos de nadie”.
Roxana Rodríguez, hermana de Patóm, con un llanto que no podía contener, se sumó a los agradecimientos de Lita y agregó, con conmovedora sabiduría: “Es muy difícil todo esto. Es impresionante llevar la cara de un hermano en una remera”.
El cierre fue de Eduardo Trasante, padre de Jere, quien relató la tristeza colectiva de aquella madrugada del 1 de enero de 2012 en la que sus hijos fueron asesinados. Inmediatamente, las familias de los jóvenes se hermanaron para caminar juntos por el pedido de justicia, esa experiencia para “la cual no estábamos preparados”, pero que llevaron adelante hasta lograr este juicio oral y público. Con la foto desplegada de cada uno de ellos, aseguró: “Es tiempo de recuperar nuestros derechos, de que se termine con la estigmatización de la gorrita contra la alta sociedad, que de a ratos es la alta suciedad”.
Hacia el final, Eduardo gritó fuerte para que lo oigan todos y para que lo sientan más aún: “El día de la justicia llegó y empieza hoy porque la sangre de nuestros hijos pide por justicia”.
El cierre de la jornada estuvo a cargo de la banda Farolitos, que tocaron por un buen rato hasta que la lluvia empezó a caer. Era el tiempo cuando el acampe que se estableció al costado de las escalinatas de ingreso al Palacio de Justicia empezó a poblarse de compañeros y familiares que dormirían allí esa noche. La carpa, símbolo de acompañamiento y vigilia para que los sueños de Jere, Mono y Patóm sean continuados por muchos más, también lo es para que un juicio histórico sea solo el punto de partida para desenmarañar la trama del narcotráfico que vive la provincia santafesina.
Un diario necesario
Familiares de las víctimas y militantes del Frente Popular Darío Santillán presentaron un diario del juicio on line, de actualización diaria. La necesidad de visibilizar y documentar el proceso judicial forma parte del recorrido que se inició con la movilización constante en el pedido de justicia por el triple crimen de Villa Moreno.
Con el juicio oral y público se logró un punto de inflexión que permitió “dimensionar el enredo de complicidades que enhebra la empresa narco en los territorios, con su constitutiva y omnipresente vinculación policial”, aseguran en el sitio web.
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