Bolivia recuperó su democracia y con ella, sus expresiones y colectivos culturales recuperaron su voz y protagonismo. Entrevistamos a Las Cholitas Escaladoras de Bolivia, un grupo de mujeres aymaras escaladoras, que hacen del deporte un espacio de acompañamiento y orgullo chola.
Por Maru Waldhüter y Camila Parodi
Desde distintas experiencias y trayectorias, las Cholitas Escaladoras de Bolivia tienen un origen común: todas sus integrantes subían montañas y caminaban en altura por motivos de trabajo desde hacía muchos años pero ninguna de ellas conocía la cumbre. Por eso, desde el año 2015 organizaron un colectivo para escalar las montañas más altas de su país llegando incluso a hacer cumbre en el Aconcagua, Argentina, en el año 2019. Las Cholitas Escaladoras se reivindican de pollera, realizan montañismo de altura y juegan al fútbol sin dejar en la base sus colores, aguayos ni sus hojas de coca. En esta entrevista, hablamos con su creadora y coordinadora, Lidia Huayllas Estrada junto a su compañera, Elena Quispe Tincuta.
¿Cómo comenzó la experiencia de las Cholitas Escaladoras y cuál es su historia?
Lidia Huayllas Estrada: Un poquito les voy a contar cómo comenzó la historia de las cholitas escaladoras. Hace 20 años atrás, trabajaba como cocinera de alta montaña, nosotras íbamos a cocinar para los turistas a una altura de 5200 metros sobre el nivel del mar. A su vez, yo veía también que en nuestro país hay tanto feminicidio y maltrato a la mujer, donde nosotras las mujeres indígenas somos muy rechazadas, entonces a razón de eso estaba muy enojada de que nos traten y vean con discriminación por ser mujeres aymaras e indígenas. Así que pude agrupar a mis compañeras, yo les decía “hermanas, tal vez podemos hacer cima y ver que hay allí”, y se animaron para poder ver qué había en la cumbre. Todas queríamos ver cómo nos sentíamos de estar en la cima, también había un periodista que propuso filmarnos y hacer un pequeño video. Subimos con él y dijo que, con ese video, mandaría nuestra experiencia al exterior para que vean lo que hacíamos y cómo escalamos. En menos de un mes nos dijo que ya éramos conocidas internacionalmente por ese pequeño documental aunque aún no éramos reconocidas en nuestro país.
Elena Quispe Tincuta: Por mi parte, he empezado a trabajar a mis catorce años cargando mochilas de hasta treinta kilos y he subido a 5200 metros. Siempre los turistas me preguntaban si había subido a la cima y yo decía que no, que no conocía. Nunca había pensado que mi compañera Lidia lo iba a organizar, desde ahí que me ha gustado. Hicimos el pico más alto de Bolivia y por último, cima del Aconcagua en Argentina.
¿Cómo fue el proceso para formar el grupo?
Lidia: Nosotras somos once cholitas escaladoras, me siento muy orgullosa de haber agrupado a mis cholitas y haber dado un primer paso para llegar a donde estamos, haber conseguido el transporte, hacer la logística, el equipo de montaña, hemos hecho todo lo posible para conseguirlo, las botas, crampones. Nadie tenía nada pero hicimos lo posible, se han prestado, nosotras queríamos conocer cómo es la cumbre, estoy muy feliz de llevar a mis compañeras.
¿Cómo fue la experiencia del Aconcagua?
Elena: Para viajar al Aconcagua hemos golpeado muchas puertas, hasta que un director de cine español se llevó un video del Huayna Potosí y nos dijo que iba a ver qué podía hacer allá. Volvió a los dos años con la propuesta, ese era mi sueño, no me importaba dejar a mi familia, no me importaba alejarme de mi país, yo quería conocer la montaña más alta de Sudamérica. También quería subirme por primera vez a un avión. Cuando llegamos a la “Plaza de Mulas”, granizaba y llovía muy fuerte. “Mañana se va a quitar esa tormenta”, nos dijimos. Llevamos nuestra coca y enseñamos nuestras costumbres, hasta apostamos que íbamos a ganar en un partido de fútbol y el que perdía llevaba los equipos a la vuelta. Jugamos a 4200 metros de altura, nosotras las cholitas con nuestras polleras y les ganamos a ellos que eran puro chicos, una bonita experiencia.
Lidia: Con la experiencia del Aconcagua, hemos salido de nuestro país por primera vez, una bonita experiencia que todas las cholitas hemos tenido. Tiene unos lindos paisajes, es muy distinto a nuestro país, es más arenoso y entonces un poquito nos ha costado. Por otro lado, al tratarse de un lugar con muchos turistas nos tuvimos que acostumbrar a las reglas, por ejemplo, nos decían “se tienen que hidratar” y nos obligaban, nos pedían que tomemos cinco litros de agua por día y acá subimos la misma altura sin hidratar.
¿Además del Aconcagua qué otras cumbres hicieron?
Lidia: En Bolivia subimos las seis montañas más altas. El Huayna Potosí a 6088 metros sobre el nivel del mar, Acotango a 6070 metros, Parinacota a 6350 metros, Pomarapi a 6250 metros, Illimani a 6440 metros y Sajama a 6542 metros. Finalmente el Aconcagua en Argentina a 6950 metros.
¿Qué se siente hacer cumbre?
Lidia: Yo me siento la mujer más feliz, más libre. Tengo una emoción muy grande cada vez que lo hago, a los cincuenta años hice la primera cumbre y ya tengo cincuenta y cinco.
Elena: Cuando llegó a la cumbre me siento la mujer más fuerte. También mucha gente me decía que no iba a poder, pero pude, soy fuerte y libre. Puedo volar desde la cumbre como un águila.
Han participado en la fiesta de la recuperación de la democracia de Bolivia tras la asunción del binomio Arce – Choquehuanca. En sus redes decían que era un día muy especial para ustedes y para el país luego de un año tan duro con el golpe de Estado. ¿Qué significó ese día para ustedes?
Lidia: Realmente para nosotras ha sido un día histórico, porque nosotras aquí hemos sufrido mucho. Primero ha venido el golpe de Estado, después tanta masacre, persecución a los políticos, teníamos una tensión muy grande y realmente nos han pasado tantas cosas. El día que fuimos al desfile estábamos muy felices de participar, porque encima fuimos invitadas de honor. Porque también ahora acá nos quieren ver y nos dicen que somos un orgullo para nuestro país, y como vamos a tener un nuevo Presidente queríamos demostrarle a él que estábamos presentes como cholitas escaladoras.
Como nos contaban, las mujeres indígenas y de pollera han sido muy maltratadas en Bolivia tanto en su historia en general como durante el golpe en particular. Siendo un grupo de cholitas, ¿cómo se organizaron y acompañaron durante este último tiempo?
Lidia: Nos tuvimos que organizar sí, agrupándonos entre mujeres y siempre con charlas entre nosotras mismas porque teníamos que apoyarnos. Nos ha dolido mucho el golpe de Estado y todo lo que pasó en nuestro país, pero siempre estuvimos unidas para salir adelante, no era fácil y no es fácil hasta el momento, esas fuerzas para decir “nosotras podemos y lo haremos compañeras, saldremos en esto o en lo otro” porque había tanta gente humilde que no tenía ni para sobrevivir. Entonces acompañarnos, darnos algo, palabras de aliento. En nuestro país estuvo muy tirante la vida, tuvimos que hacer obras sociales, estar en actividades para darnos respuestas y ayudarnos.
Nos imaginamos que en el encuentro con la gente que viene del deporte clásico debe llamar la atención que ustedes hagan montañismo con sus aguayos y polleras y no nos parece menor que la primera palabra que usaron para nombrarse sea ser “cholitas”. ¿Qué significa serlo?
Lidia: Para nosotras significa mucho el nombre, ¡cada cosa se me ocurre! Yo decía: ¿y por qué no? Si somos cholitas. Entonces nos quedamos con ese nombre para que nos conozcan, nos ha caído muy bien.
Al principio no era fácil, nos han ayudado y después nos quisieron frenar “como va a querer una cholita subir así”; “no podemos permitirlo es un gran peligro, puede haber accidentes”, claro -decía yo- pero la montaña es de todos y nosotras queríamos subir con lo que somos: con nuestras polleras y nuestros aguayos en vez de mochilas. Somos mujeres indígenas y de pollera, esa es nuestra vestimenta y no nos la vamos a sacar sí vamos a escalar y así queremos que nos conozcan. Jamás nos hemos sacado las polleras, así hemos escalado tanto y así nos conocen.
Vimos en sus redes que se están preparando y practicando, ¿cuál es la próxima cumbre de las Cholitas Escaladoras?
Elena: Estamos preparándonos para viajar al Everest, la montaña más alta del mundo. Como lo hicimos con el Aconcagua ahora este es nuestro sueño y estamos esperando que nos ayuden. Mientras seguimos subiendo y practicando, siempre colaborando y contando nuestras historias. También ahora vamos a invitar al presidente Luis Arce para hacerle conocer cómo es nuestra montaña.
Lidia: Yo siempre digo: soñar no cuesta y hacerlo realidad tampoco, por eso vamos siempre para adelante. Les estaremos contando y gustosas de traerles nuevas historias.